Un varón asmático de 14 años acudió al servicio de urgencias con disnea, tos persistente y dolor cervical en el lado izquierdo que no respondió a β2-agonista de acción corta y corticosteroide oral. Afebril, con una saturación de oxígeno del 92%, frecuencia respiratoria de 24rpm, tiraje intercostal y crepitación subcutánea en la región de la axila izquierda y cuello. La auscultación reveló disminución bilateral del ruido respiratorio y sibilancias bifásicas. El resto del examen físico y neurológico fue normal. La radiografía de tórax mostró neumomediastino asociado a enfisema subcutáneo sin signos de neumotórax (fig. 1). El adolescente fue ingresado y tratado con analgésicos, oxígeno a alta concentración (15l/min), salbutamol y bromuro de ipratropio inhalados, y metilprednisolona por vía intravenosa. La tomografía computarizada mostró aire en el canal neural, enfisema de volumen moderado y neumomediastino (fig. 2). El paciente fue dado de alta a los 7 días.
El neumomediastino espontáneo (NME) se produce por un aumento repentino de la presión intraalveolar en contexto de enfermedad pulmonar aguda o crónica que causa la rotura de alvéolos y el escape de aire que da lugar al enfisema intersticial1. Es poco común en la edad pediátrica, y el asma aguda es la causa más frecuente en adolescentes. La tríada de dolor torácico retroesternal agudo, enfisema subcutáneo y disnea de grado variable permite su diagnóstico1. El neumorraquis ocurre cuando el aire se difunde del mediastino posterior o el espacio retrofaríngeo al espacio epidural a través de los agujeros de conjunción vertebrales2,3; no causa síntomas neurológicos, y se resuelve espontáneamente en el 98% de los casos; el aumento en el uso de la TC permite su diagnóstico2. El NME suele ser benigno y autolimitado; se recomienda la misma terapia de soporte con monitorización clínica, reposo, analgesia y tratamiento de la enfermedad de base para todos los pacientes, incluso en el caso extremadamente raro de asociación con neumorraquis1–3.