La enseñanza de contenidos relacionados con el soporte vital básico (SVB) debería iniciarse en edades tempranas1, siendo la escuela un escenario ideal2. Por tanto, los profesores, como responsables de la educación y formación escolar deberían conocer determinados protocolos para enseñárselos al alumnado y para intervenir en el aula en caso de que fuese necesario. Para conocer si el futuro profesorado está preparado para intervenir en situaciones en las que se requiera el conocimiento de protocolos de SVB, se desarrolló un cuestionario que fue cumplimentado por estudiantes universitarios.
Se elaboró un cuestionario de 21 preguntas de respuesta cerrada dividido en 7 secciones: 1) información del participante; 2) formación previa en primeros auxilios; 3) secuencia de SVB; 4) reanimación cardiopulmonar; 5) desfibrilador externo semiautomático; 6) obstrucción de vía aérea por cuerpo extraño; 7) consideraciones sobre colectivos que deberían estar formados e inclusión de los primeros auxilios en el ámbito educativo.
El cuestionario fue respondido por 395 estudiantes universitarios de los Grados en Maestro en Educación Infantil (orientado al futuro profesorado de alumnos de 0-6 años) y Primaria (orientado al futuro profesorado de alumnos de 6-12 años) (material suplementario). Doscientos veintiséis participantes (57,2%) estudiaban Educación Infantil y 169 (42,8%) Educación Primaria, estando la muestra distribuida por curso académico de la siguiente forma: primer curso, 148 participantes (37,5%); segundo curso, 72 (18,2%); tercer curso 69 (17,5%); y cuarto curso, 106 (26,8%). Más de la mitad de la muestra (64,1%) afirmó poseer conocimientos de primeros auxilios, y 87 participantes (22,2%) recibieron esta formación hace más de 2 años.
Doscientos quince participantes (54,4%) respondieron que se consideraban capaces de asistir a una persona inconsciente. Sin embargo, solamente 10 (4,7%) fueron capaces de ordenar correctamente la secuencia de SVB. Un total de 185 estudiantes (46,8%) se consideraba capaz de realizar una reanimación cardiopulmonar, pero tan solo 7 (3,8%) respondieron correctamente a todas las preguntas relativas al ratio compresión:ventilación, profundidad y frecuencia de compresión en una reanimación cardiopulmonar a realizar a un niño de 6 años. Ningún participante conocía las recomendaciones ante una víctima de edad inferior al año, y hasta 28 de los alumnos (7,1%) admitieron desconocer lo que es un desfibrilador externo semiautomático.
Dos estudiantes confirmaron desconocer completamente el protocolo de obstrucción de vía aérea por cuerpo extraño. Doscientos treinta y cinco (59,5%) respondieron que sabrían atender esta urgencia, de los cuales, 176 (74,9%) fueron capaces de ordenar la secuencia correctamente.
La figura 1 muestra gráficamente el porcentaje de participantes con formación en primeros auxilios (64,1%), aquellos que afirmaban saber actuar ante una parada cardíaca y una obstrucción de vía aérea por cuerpo extraño, y el porcentaje de participantes que respondió correctamente en las preguntas relacionadas con estas situaciones.
También fueron interrogados sobre los colectivos que consideraban que deberían estar formados en materia de primeros auxilios. Ningún estudiante respondió que la formación en primeros auxilios debe estar relegada exclusivamente a personal sanitario o con el deber de asistir. El 87,3% de la muestra respondió que toda la población debería estar formada, y el 100% que debería ser contenido obligatorio del currículum escolar.
Los profesores son los primeros y principales responsables de la seguridad de las aulas. Alumnos, profesores y demás personal trabajador de escuelas, colegios, institutos y universidades continúan estando expuestos a los mismos riesgos que el resto de la población3. Por tanto, sería razonable plantearse si los profesores deberían ser considerados personal con el deber de asistir. Los resultados derivados del presente estudio muestran una escasa formación del futuro profesorado en primeros auxilios.
En un estudio realizado con 81 profesores, una formación de 2h fue suficiente para mejorar de forma significativa la intervención ante una parada cardíaca en un escenario de simulación4. La inclusión de enseñanzas teórico-prácticas de primeros auxilios y SVB en los planes de estudios universitarios de Educación Infantil y Primaria debería ser una medida a tener en cuenta. De acuerdo con diferentes campañas y recomendaciones internacionales como Kids Save Lives5, esto garantizaría al menos un primer interviniente en cada aula capaz de gestionar una situación de urgencia, además de brindar la posibilidad de formar al alumnado en todos y cada uno de los cursos académicos de acuerdo a sus características psicomotoras.