Agradecemos el artículo sobre «Los conocimientos sobre ética asistencial de los residentes de Pediatría» y su editorial, publicados en el número de febrero de Anales de Pediatría1,2. No es casualidad que el número mayor de residentes que contestaran a la encuesta proceda del Hospital 12 de Octubre, ni que el porcentaje de los que respondieron en ese hospital fuera del 95%.
La educación basada en competencias se ha convertido en la mayor revolución en la educación en ciencias de la salud3 y se aplica ya en los estudios de pregrado. Los nuevos programas formativos de las especialidades médicas plasman también esa necesidad de evaluar en competencias. Hay competencias «específicas», que se asocian a áreas de conocimiento concretas, mientras que existen otras genéricas, transversales, comunes a todas las disciplinas. En este último grupo podemos incluir las competencias en bioética. Son puntos clave en una medicina centrada en el paciente. Como señalan las Dras. Martínez González y Sánchez Jacob, «haciendo un símil con una casa, la ética sería como los cimientos: son invisibles, no se perciben a simple vista, pero soportan el peso de todo el edificio. Si son sólidos, podrán resistir todo tipo de tensiones; si son frágiles el edificio se podría derrumbar»4.
En dicho trabajo, un porcentaje elevado de residentes recibieron formación en ética durante la licenciatura o durante la residencia, pero no separa ambos ámbitos. La enseñanza de Bioética en Pediatría en el pregrado debe ser responsabilidad de quienes enseñan Pediatría y no de especialistas en Bioética. Menos claro es quién debe encargarse de la misma durante el periodo de especialización. En España, no se dispone de programas de formación en Bioética para residentes de Pediatría, al estilo de los vigentes en algunas universidades norteamericanas5. En general, hay una carencia en la formación actual en esos años de posgrado6.
Llevamos desarrollando desde hace más de 15 años un programa de formación para residentes de Pediatría7. El programa consiste en la inclusión a lo largo del año de 6 a 7 sesiones sobre temas éticos incluidas en la programación de sesiones en el servicio. La duración es de 30 a 35 min. Se tratan temas tradicionales de la ética médica (p. ej., el rechazo a tratamientos, confidencialidad con adolescentes, etc.) junto a aspectos de la práctica habitual (consentimiento informado, limitación del esfuerzo terapéutico, etc.). Las sesiones se desarrollan a partir de un caso clínico y de su preparación se encarga un residente de tercer o cuarto año, asesorado por un miembro de la plantilla, con formación específica en Bioética. Más que el estudio de casos excepcionales se trata de abordar problemas comunes. El desarrollo del tema está encaminado a la deliberación y a la participación activa de los asistentes8. Entendemos que esta es una de las muchas formas con las que puede enseñarse Bioética, pero no la única9.
La experiencia nos ha demostrado que es posible proporcionar al residente elementos necesarios para abordar con confianza los problemas bioéticos y para darles respuesta teniendo en cuenta sus propios valores y los de los pacientes y sus familias. Y que esos elementos se basen, como gran parte del aprendizaje del adulto, en el autoaprendizaje dirigido.