La proctalgia se manifiesta como un dolor en la región anal de etiología múltiple. Las causas más frecuentes son1,2: fisura anal, síndrome del elevador del ano, coccigodinia, neuralgia del nervio pudendo, proctalgia fugax, hipertrofia del esfínter anal interno, hipersensibilidad visceral, ansiedad y disinergia anorrectal. En el caso de los niños, el dolor es intermitente y transitorio y suele responder a tratamientos habituales, como baños de asiento o tratamientos tópicos, requiriendo en algunas ocasiones tratamientos más específicos e invasivos3-6.
Presentamos el caso de un niño de 8años, sin antecedentes de interés, valorado en consultas de gastroenterología infantil por dolor en la región anal de varias semanas de evolución.
El paciente refiere episodios de dolor anal intensos (10/10 puntos) de periodicidad intermitente (en algunas ocasiones de forma diaria durante toda la semana), duraderos (varias horas seguidas) y sumamente incapacitantes, con gran afectación de su calidad de vida. No se asociaban a ningún desencadenante y le ocurrían incluso en situaciones de descanso. Durante 5años, los dolores persistieron a pesar de tratamientos múltiples, como baños de asiento, salbutamol inhalado, nitroglicerina tópica, diltiazem tópico, corticoide tópico, lorazepam oral, metamizol oral e intravenoso, mebendazol oral, ciproheptadina oral, oxcarbamacepina oral, psicoterapia y tratamiento rehabilitador del suelo pélvico (estimulación del nervio tibial posterior, biofeedback y radiofrecuencia a nivel anal). La infiltración de nervios pudendos guiados por TAC dio lugar a una mejoría temporal, con recidiva posterior. No se realizó infiltración con toxina botulínica por rechazo de los padres.
Entre las exploraciones complementarias realizadas, presentaba una analítica sin parámetros de inflamación alterados, y rectosigmoidoscopia, resonancia magnética y ecografía anal sin hallazgos patológicos. La manometría mostró una presión anal muy elevada con reflejo anal inhibidor normal.
Dada la persistencia del cuadro con afectación diaria de la calidad de vida, y ante la ausencia de respuesta a múltiples tratamientos, se derivó a la unidad del dolor del servicio de anestesia, donde se realizó, a los 14años, radiofrecuencia pulsada bilateral de ganglio impar de Walter (fig. 1). Se realizaron dos sesiones, una guiada por ecografía y otra por escopia, con los siguientes parámetros: 42°C, 6 minutos, 0,5V +infiltración con triamcinolona y bupivacaina al 0,5%. Tras las sesiones recibidas, presentó un dolor local transitorio, sin efectos secundarios de forma posterior, desapareciendo por completo la proctalgia de forma progresiva. En la actualidad, el paciente se encuentra totalmente asintomático y no ha presentado recidivas tras dos años postratamiento. En el caso de que el dolor reaparezca, se planificarán nuevas sesiones de radiofrecuencia.
Concluimos que el dolor anal puede ser en ocasiones duradero e incapacitante, afectando seriamente la calidad de vida de algunos niños. En casos refractarios a tratamientos convencionales se debe considerar la radiofrecuencia pulsada del ganglio impar, ya que se trata de un tratamiento seguro y eficaz.
Presentación previa en reuniones: Comunicación póster en el XXVIII Congreso de la SEGHNP, junio de 2022.