Introducción
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en los países desarrollados. Su relación con las alteraciones de las lipoproteínas se ha establecido en razón de las pruebas obtenidas de los estudios de investigación animal, las intervenciones dietéticas y farmacológicas en ensayos clínicos, estudios epidemiológicos y descubrimientos genéticos 1-5. El colesterol elevado se ha utilizado clásicamente para identificar a los sujetos que presentan un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular. Además se conocen otros factores que elevan este riesgo, como el aumento del colesterol unido a las lipoproteínas de baja densidad (C-LDL) y la apoproteína B100 (apo-B100), o la disminución del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (C-HDL) y la apoproteína A-I (apo-A) 6,7. La arteriosclerosis, causa de estas enfermedades, es un proceso de progresión silente durante décadas, por lo que es importante la detección de las alteraciones lipídicas. En este sentido la evaluación del perfil lipídico en la infancia puede ser muy importante para iniciar la prevención precoz de las enfermedades cardiovasculares, si bien uno de los inconvenientes de esta estrategia está en la capacidad de predicción que tienen las alteraciones lipídicas en la infancia sobre las de la edad adulta 8.
Nuestro trabajo recoge los resultados del perfil lipídico a los 5 años de seguimiento en una cohorte iniciada a los 6 años de edad, cuyos resultados iniciales a los 2 años de seguimiento se han publicado anteriormente 9.
Pacientes y métodos
El estudio inicial incluyó a los niños de ambos sexos que cumplieron 6 años entre mayo de 1995 y mayo de 1997 en la localidad de Rivas-Vaciamadrid. El estudio fue aprobado por las Comisiones de Investigación y de ética del Hospital Niño Jesús.
Se recabó la autorización de los padres para la inclusión de los niños en el estudio, que sólo se realizó en aquellos en que no se tenía constancia de que tuvieran una enfermedad previa y que no hubieran tenido fiebre los 15 días anteriores. En todos los controles (6, 8 y 11 años) se realizó la extracción de sangre en el centro de salud tras un período de ayunas de al menos 10 h. Las muestras se remitieron al Hospital Niño Jesús antes de 4 h, donde fueron procesadas.
El colesterol total (CT) y los triglicéridos (TG) se determinaron mediante método enzimático usando kit comerciales (Boehringer, Mannheim). El C-HDL se determinó en el sobrenadante obtenido tras la precipitación de las lipoproteínas de muy alta densidad y el colesterol-LDL (C-LDL) con cloruro magnésico fosfotúngstico. El C-LDL se calculó mediante la fórmula de Friedewald [C-LDL = CT (C-HDL + TG/5)]. Las apo-A1 y apo-B100 se determinaron mediante nefelometría cinética utilizando anticuerpos específicos en un kit Array (Beckman Instruments Inc). El índice aterogénico (IA) se calculó mediante la fórmula siguiente 10:
IA = (CT C-HDL) x apo-B/C-HDL x apo-A
En el estudio de seguimiento a los 11 años de edad se incluyeron 281 sujetos: 149 niños (53,02 %) y 132 niñas (46,98 %), todos ellos prepúberes. Para el análisis estadístico se utilizó el programa comercial SPSS (SPSS Chicago III 9.0). Se usó la t de Student para la comparación de los valores obtenidos cuando estos se ajustaban a una distribución normal y el test de Wilcoxon para los datos no paramétricos. Se analizaron los coeficientes de correlación de Pearson entre los valores iniciales y finales del perfil lipídico, así como el riesgo relativo que tenían los niños que se encontraban en el estudio inicial en el cuartil superior de los parámetros del perfil lipídico de encontrarse en el mismo cuartil a los 11 años. Asimismo se estudiaron los índices de tracking de Kappa Cohen 11 y Nishio 12 entre los mismos.
Resultados
Los valores de los parámetros estudiados del perfil lipídico a los 6 y 11 años se recogen en la tabla 1, globalmente y según sexo. Globalmente se encontraron diferencias significativas para todos ellos excepto para el CT y la apo-A. Los valores de TG y C-HDL se incrementaron respecto a los iniciales y los de C-LDL, apo-B, C-LDL/C-HDL, apo-B/apo-A, CT/C-HDL disminuyeron.
Según el sexo, en los niños se encontraron los mismos cambios excepto en que las apo-B y el cociente apo-B/apo-A no presentaron significación estadística. Las niñas presentaron además una disminución significativa de los valores de apo-A.
Los coeficientes de correlación entre los valores iniciales y finales (tabla 2) presentaron una elevada significación estadística (p < 0,0001), que para los TG en los niños fue de p = 0,028. Los mayores coeficientes de correlación se encontraron en las niñas (C-LDL, apo-B/apo-A, CT, apo-B e IA) (tabla 2).
Todos los índices Kappa de tracking presentaron significación estadística. Los mayores valores para los índices de tracking Kappa y Nishio se encontraron en los índices IA, apo-B/apo-A, C-LDL/C-HDL, apo-B y CT/C-HDL (tabla 3).
El riesgo relativo que tenían los niños estudiados que se encontraban en el cuartil superior a los 6 años de estar situados en el mismo a los 11 años se recoge en la tabla 4, siendo los mayores valores para el IA y CT/C-HDL.
Discusión
Desde hace tiempo se están realizando estudios para comprobar la capacidad de las alteraciones del perfil lipídico en la infancia para predecir las de la edad adulta. Estos estudios todavía no ofrecen datos concluyentes en parte por las dificultades inherentes a los trabajos que realizan un seguimiento a largo plazo (pérdidas de individuos, etc.) y también porque durante la adolescencia se producen cambios importantes del perfil lipídico y también en la dieta, los hábitos y el estilo de vida 13.
En nuestro estudio se ha realizado un seguimiento de 5 años (desde los 6 a los 11 años) observándose que el CT ha tenido poca variación en este período, con una buena correlación entre los valores iniciales y finales, más elevada en niñas. Las concentraciones medias de CT encontradas a los 11 años estaban dentro de lo que se considera óptimo en los niños y de bajo riesgo en las niñas 13. No obstante, los valores de C-LDL, C-HDL, apo-B y los índices IA, apo-B/apo-A, CT/C-HDL y C-LDL/C-HDL habían mejorado respecto a los valores iniciales, lo que obliga a considerar con prudencia los valores de CT a la hora de definir el riesgo cardiovascular en los niños, como ya han señalado otros autores 14,15.
Los niños presentaron un perfil lipídico mejor que las niñas a los 6 y 11 años, lo que contrasta con el mayor riesgo cardiovascular a la edad adulta, y ya había sido reseñado 9 y debe ser considerado en la valoración de la hipercolesterolemia en estas edades, pues es bien conocida la modificación del colesterol con la pubertad, especialmente en las niñas. No obstante, otros estudios han obtenido resultados similares en cuanto a un peor perfil lipídico de las mujeres en estudios transversales (entre 7 y 18 años) que sugieren el mantenimiento de esta situación a lo largo de los años 16,17.
Existen algunos autores que han evaluado el tracking del perfil lipídico de los niños con la edad adulta 18. En nuestro caso, existe una buena correlación e índices de tracking entre las edades consideradas, siendo los mejores resultados los obtenidos en el IA, C-LDL y CT en el conjunto de los estudiados, siendo en las niñas mejor la correlación para la apo-B y el cociente apo-B/apo-A. Otros autores han reseñado una buena correlación para el CT y el C-LDL así como para las apoproteínas B y A 19-23, lo que no se ha comprobado en nuestro caso respecto a la apo-A.
Nuestro estudio incorpora los índices Kappa y Nishio para el tracking, que se han encontrado con valores aceptables y significativos de tracking, mostrando al IA como el que presenta una mejor valoración en todos ellos, lo que es importante ya que se trata de un índice de riesgo global que incorpora los principales parámetros del perfil lipídico. Por otro lado, también hemos encontrado un elevado tracking para índices de uso más habitual (CT/C-HDL, C-LDL/C-HDL, apo-B/apo-A), que han sido ligeramente menores que los que se encontraron a los 2 años de seguimiento 9.
Algunos autores han señalado que el índice apo-B/ apo-A sería el mejor predictor del riesgo cardiovascular 24,25 que en nuestro caso también ha presentado un elevado tracking.
La principal limitación de nuestro estudio estriba en el hecho de que se trata de sujetos prepúberes y cabe esperar que con la adolescencia se produzcan cambios en el perfil lipídico que podrían limitar el tracking encontrado. No obstante, se trata de un estudio de seguimiento que está previsto se continúe hasta la edad adulta, para obviar estos problemas.
Trabajo realizado con una ayuda del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid.