Quisiéramos agradecer a los autores1 de la carta su interés y sus aportaciones a nuestro estudio, que contribuyen a reafirmar la importancia y la inquietud que suscita a los profesionales de la salud la exposición pasiva de los menores al humo ambiental del tabaco (HAT).
En el estudio realizado en la ciudad de Lleida, de los 1.600 vehículos observados había 134 conductores acompañados por un menor de 18 años (8,4%)2, de los cuales 8 fueron observados fumando (6%). En todos los casos, fueron varones que tenían más de 40 años, aunque para la variable edad no se observaron diferencias estadísticamente significativas3.
Este estudio tiene algunos aspectos metodológicos parecidos al realizado en la ciudad de Barcelona4, como la época del año en la que se hicieron las observaciones y el sistema de muestreo. Pero también contiene diferencias importantes, como observar únicamente vehículos privados, los días y el horario de la observación y la definición de la edad del menor expuesto. Estas diferencias metodológicas pueden explicar las diferentes prevalencias observadas de menores expuestos al HAT en los 2 estudios.
Una consideración adicional a tener en cuenta sería el tamaño de las 2 ciudades, que podría influir en diferentes comportamientos en cuanto a la movilidad y el transporte de los ciudadanos. En ciudades de tamaño medio como Lleida hay menos disponibilidad de transporte público, por lo que en los desplazamientos interurbanos se tiende a utilizar el vehiculo privado. Precisamente en los cruces interurbanos donde se realizó la observación no había otra posibilidad y fue en estos cruces donde se observaron los conductores que fumaban en presencia de un menor3.
Los autores de la carta puntualizan que en el estudio de Barcelona se observó una prevalecía del 2,2% de menores de 14 años expuestos al HAT, pero en los vehículos comerciales se incrementó hasta 8,3%4. En ciudades grandes como Barcelona, la disponibilidad y el uso del transporte comercial o taxis probablemente sean más habituales que en ciudades medianas como Lleida.
Otra consideración podría ser que en nuestro estudio las observaciones se realizaron durante 2 semanas (última de abril y primera de mayo) de lunes a domingo y en horario de mañana de 12 a 14h y de tarde 17 a 19h2. En el estudio de Barcelona las observaciones se realizaron durante una semana, de lunes a viernes y, por tanto, no incluyeron el fin de semana y en un rango horario ligeramente diferente (de 8 a 11h y de 17 a 19h). Se debe tener en cuenta que a partir de las 9h la mayoría de los menores están en el colegio. Así, en nuestro estudio, la exposición de menores al HAT se observó más en días laborables (10,5%) y en horario de tarde (6,4%)3.
Al establecer criterios para clasificar a los individuos respecto a una variable como la edad, pueden existir factores a favor y en contra del punto de corte. El decidir utilizar la edad legal para definir la variable «menor expuesto» presentó la ventaja de disponer de un amplio margen de años para detectar visualmente a todos los menores, lo que facilitó su correcta clasificación.
Por otro lado, los padres que transportan a jóvenes o adolescentes no son tan conscientes del riesgo a la exposición al HAT para la salud de sus hijos, al contrario de lo que ocurre cuando son más pequeños5. Ello probablemente comporta que fumen más en presencia de jóvenes y adolescentes que en presencia de menores de 14 años. Por lo tanto, incluir en las observaciones a los menores de 14 a 18 años puede comportar observar mayores prevalencias de exposición.
Compartimos con los autores de la carta que la exposición de los menores al HAT dentro de los vehículos, incluso con las ventanas abiertas, comporta exposiciones a contaminantes procedentes del tabaco muy elevadas y extremadamente peligrosas6–9. También coincidimos con la idea de que estas prevalencias observadas, aunque ligeramente diferentes, infraestiman en ambos casos la prevalencia real en la población dado que la ventana de observación es pequeña. Ello se ha puesto de manifiesto en otros estudios en los que mediante encuestas por entrevista detectan prevalencias de exposición más elevadas que las recogidas mediante la observación directa10.
Todos estos estudios ponen de manifiesto que los menores (de 14 o de 18 años) son un grupo vulnerable que continúa expuesto al HAT cuando viaja en vehículos privados en nuestro país. Por ello, ha llegado el momento de tomar medidas de salud pública para evitar estas exposiciones.