Maqueda et al.1 presentan un caso de sofocación grave con resultado de muerte en una lactante de un mes por el uso incorrecto del «pañuelo portabebés». Sin embargo, entendemos que el caso descrito merece alguna consideración adicional.
Establecer el diagnóstico en este tipo de muertes requiere un abordaje interdisciplinar. La autopsia judicial del caso se realizó en el Centro de Patología Forense de Collserola del Instituto de Medicina Legal de Catalunya (IMLC), siguiendo el protocolo de Bajanowsky2. Dicha investigación medicolegal respondió a la obligatoriedad legal de la autopsia en muertes violentas (o su sospecha), cuyos objetivos eran, en el presente caso, conocer con precisión las causas de una muerte súbita infantil inesperada (MSII), siguiendo las recomendaciones internacionales3,4 y nacionales5, y analizar el papel de los diferentes factores que, junto con la sofocación por el uso inadecuado del pañuelo portabebés, podrían explicar el fallecimiento.
La autopsia demostró signos generales inespecíficos de asfixia, corroborando el diagnóstico clínico-radiológico de una severa encefalopatía isquémica y signos inflamatorios inespecíficos a nivel de las vías respiratorias altas. Los estudios radiológicos, toxicológicos y genéticos para factores de riesgo cardiovascular de muerte súbita fueron negativos. Tras la exclusión de otras causas, la muerte se relacionó con la lesión hipóxico-isquémica, sugiriéndose como principal factor de riesgo el uso del sistema de portabebés, respaldando el diagnóstico clínico inicial de una asfixia posicional o por sofocación. Los fallecimientos en estos casos se han relacionado con una flexión excesiva del cuello o la oclusión de los orificios respiratorios, como acertadamente indican los autores en sus indicaciones sobre el correcto uso de estos dispositivos1.
Ante la sospecha de un fallecimiento derivado del uso inadecuado de un pañuelo portabebés y la existencia de casos similares descritos en la literatura, la Sociedad Catalana de Pediatría informó del incidente a la Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT), elaborando una nota informativa conjunta (http://bit.ly/IHIuFz). En el marco de la colaboración habitual entre la ASPCAT y el IMLC, se puso en común la información disponible sobre la lactante fallecida y sobre los riesgos asociados al transporte en pañuelos portabebés, informándose del incidente a la Agència Catalana de Consum y a los responsables de 2 redes europeas relacionadas con la promoción de la seguridad y la prevención de lesiones infantiles (European Child Safety Alliance y European Association for the Co-ordination of Consumer Representation in Standardisation) para que los datos sean tenidos en cuenta en la evaluación de las características y las recomendaciones de seguridad de estos productos.
Así, el valioso trabajo de los clínicos detectando un riesgo puso en marcha una respuesta inmediata de otros profesionales, de la medicina forense, la salud pública y la seguridad en el consumo.
El presente caso podría representar un hecho aislado y excepcional, aunque se estima que la mortalidad es solamente el vértice de la pirámide que representan las lesiones. En España, por cada fallecimiento por lesiones no intencionadas se producen 64 ingresos hospitalarios y 3.500 episodios que requieren atención sanitaria o afectan al desarrollo de las actividades de la vida diaria. Las asfixias, sin embargo, parecen tener una contribución mucho más limitada en los ingresos hospitalarios que otras lesiones (caídas, colisiones), reflejando tal vez una elevada letalidad6. Así, los fallecimientos por asfixia por inmersión o sofocación fueron la principal causa en las muertes por lesiones no intencionadas en menores de un año en España durante el período 2002-20066 y también en EE. UU., donde su número se multiplicó por cuatro entre 1984-20047.
Somos partidarios de que la información médico-forense (IMF) obtenida de las autopsias medicolegales sea compartida con otras especialidades médicas y sanitarias. Más allá del auxilio a la Justicia, los Institutos de Medicina Legal pueden aportar una información indispensable para la prevención de muchas causas de muerte. Aunque poco frecuente en nuestro medio8, se ha propuesto la incorporación de la IMF para mejorar la validez de las estadísticas de mortalidad por causas externas9. En el ámbito de la Pediatría, esta colaboración interdisciplinar se refleja en el mejor conocimiento de la MSII3,5 y de la gravedad de ciertas conductas de riesgo10, y podría utilizarse para comparar los datos de fallecidos por determinadas lesiones (tráfico, intoxicaciones o sumersiones) con aquellos casos no mortales, en aras de extraer elementos protectores y preventivos.