El monóxido de carbono es un gas inodoro, incoloro, insípido, no irritante, inflamable y altamente tóxico que puede causar la muerte si se respira en niveles elevados. Es un producto de la combustión incompleta de hidrocarburos: combustibles crudos (gasolina, madera, carbón, keroseno) y combustibles «limpios» (metano, propano, butano). Las fuentes de intoxicación más frecuentes1,2 proceden de calentadores o calderas de gas, estufas, chimeneas, calentadores de carbón, madera, keroseno, fuegos y explosiones, humo procedente de coches estacionados en garajes mal ventilados y disolventes de pinturas. La toxicidad del CO se debe a tres mecanismos. En primer lugar, el CO se une a la hemoglobina y desplaza al O2. Segundo, modifica la capacidad de la hemoglobina para liberar el oxígeno a los tejidos y, tercero, se une a la citocromo oxidasa en los tejidos impidiendo la utilización del oxígeno. El resultado final es la hipoxia de los tejidos.
La incidencia en niños según la mayor parte de los autores está subestimada. En nuestro país supone el 5,2% de todas las intoxicaciones infantiles según el Registro Nacional de Intoxicaciones Pediátricas3.
Presentamos el caso de un niño de 5 años de edad que acude a urgencias de un hospital comarcal en época primaveral por cefalea, vómitos e irritabilidad de comienzo brusco tras descanso nocturno, sin asociar fiebre ni otra sintomatología y estando previamente asintomático. La exploración física a su llegada a urgencias es normal y sus constantes en son: temperatura 36,7°C, frecuencia cardiaca 108 lpm, frecuencia respiratoria 25rpm, saturación de hemoglobina 98% con aire medida por pulsioximetría sin oxigenoterapia. Otras 5 personas y un perro que habían pasado la noche en la misma casa en la sierra presentaban síntomas similares. Con la sospecha diagnóstica de intoxicación por monóxido de carbono, por la existencia de un refrigerador de gas butano cuya combustión no era adecuada, se extraen niveles de carboxihemoglobina (COHb) que resultan tóxicos (7,4% de COHb, valores de referencia de normalidad 0,5-2,5% en nuestro laboratorio). Asimismo, se realizan hemograma, bioquímica, gasometría y electrocardiograma, con valores dentro de la normalidad. Se ingresa y se inicia tratamiento con oxígeno al 100% en mascarilla con reservorio a flujos altos, realizándose un control gasométrico con cooximetría a las 3 h, encontrándose valores normales de COHb (0,9%). En todo momento la saturación de O2 con aire se mantuvo por encima del 98%.
La intoxicación por monóxido de carbono es una enfermedad infradiagnosticada en los servicios de urgencias de muchos hospitales4, bien porque los síntomas iniciales son inespecíficos, porque el CO inodoro pasa inadvertido, o por la no existencia de cooxímetro en muchos hospitales. El diagnóstico se basa en identificar historia previa de exposición, a través de claves como: afectación simultánea de varios convivientes con una sintomatología similar (muchas veces inespecífica por sí sola y que puede simular cuadros gastrointestinales o neurológicos de otra etiología) y el empleo en el hogar de aparatos de gas o fuel-oil. En todas las intoxicaciones concurren un material defectuoso, mala ventilación y deficiente evacuación de los gases de combustión. El diagnóstico de confirmación se establece mediante la determinación de niveles de COHb en sangre venosa o arterial mayores del 2-5%5,6. Es importante conocer que la pulsioximetría es un método que no sirve para valorar la oxigenación real en los casos de intoxicación por CO y que la realización de gasometría con cooximetría permite el diagnóstico. Los estudios complementarios se realizarán de forma individualizada y en función de la gravedad del cuadro.
El tratamiento debe incluir la retirada del paciente de la fuente de exposición tratamiento de soporte (si precisa) y administración de oxígeno (en mascarilla o hiperbárico) para disociar el CO de la hemoglobina. Lo más habitual es la utilización de oxígeno al 100% a través de mascarillas selladas con reservorio a 10 l/min hasta la normalización de los niveles de COHb7.
Para prevenir este tipo de intoxicaciones es importante la revisión periódica de los sistemas de combustión del domicilio y su limpieza anual, mantenimiento de una apropiada ventilación en los lugares donde exista combustión de materia orgánica y empleo de detectores de CO8,9.Nuestro caso subraya la importancia de tener en cuenta otras fuentes de intoxicación por monóxido de carbono, como los refrigeradores de gas butano, habituales en zonas remotas o aisladas como campings, zonas de sierra donde es necesario utilizar estos aparatos que no dependen de la luz eléctrica para la producción de frío, sobre todo en épocas de calor como la referida. En la literatura sólo encontramos un caso referido a intoxicación por monóxido de carbono en la que la fuente tóxica procede de un refrigerador10.