Varón de 10 años que consulta por tumefacción maxilar izquierda, presentando asimetría facial, maloclusión dental y exoftalmos izquierdo.
En la tomografía computarizada (fig. 1) se objetiva insuflación ósea, trabéculas con aspecto de vidrio esmerilado afectando esfenoides, clivus, temporal, malar y rama mandibular izquierda, provocando estenosis del agujero óptico y de la hendidura esfenoidal homolateral. Los hallazgos fueron compatibles con displasia fibrosa ósea (DFO), confirmándose el diagnóstico por biopsia incisional, donde se observa proliferación de trabéculas óseas sin ribete osteoblástico periférico inmersas en un estroma fibroso.
TC de macizo facial sin contraste yodado. Se observa insuflación ósea con alteración de la trabécula y aspecto de vidrio esmerilado, que afecta a alas mayor y menor del esfenoides, clivus, escama del temporal, maxilar superior y rama mandibular de hemicráneo izquierdo. Produce estenosis del agujero óptico y de la hendidura esfenoidal homolateral.
Se instaura tratamiento con bifosfonatos iv1, en tandas de 3 días de 60mg/día cada 6 semanas, suplementando con calcio y vitamina D1, y mantiene estabilización de la lesión y parámetros séricos de remodelación ósea.
El paciente acude a urgencias tras 6 ciclos de tratamiento, por gonalgia izquierda, objetivándose en la radiografía líneas densas metafisarias paralelas a los cartílagos de crecimiento (fig. 2).
La DFO es una lesión ósea benigna, de evolución lenta, que afecta frecuentemente a los maxilares. La transformación maligna es rara. Las imágenes osteocondensantes que aparecen en los huesos tubulares y pelvis de estos pacientes, a consecuencia del tratamiento con bifosfonatos2, son similares a las líneas de Harris observadas por diversas causas en el esqueleto inmaduro3,4.
Estas líneas paralelas a las fisis, denominadas «líneas cebra», son el resultado de una detención momentánea del crecimiento, reanudándose posteriormente con deposición de hueso nuevo calcificado. Dichas líneas, reflejarían un desequilibrio temporal del recambio óseo y explicarían su aparición con la administración de cada ciclo de pamidronato4 (Fig. 2).
Característicamente, estas líneas se alejan de la fisis con el crecimiento, por lo que es posible tener el registro permanente en el hueso del número de ciclos recibidos.