Presentamos el caso de un paciente varón de 4 años de edad, que consulta a nuestro servicio de Urgencias por caída casual desde una escalera. Presenta dolor y deformidad dorsal en el antebrazo izquierdo. En la radiografía simple de antebrazo se visualiza una deformidad plástica dorsal y radial en el cúbito y el radio (fig. 1).
La deformidad plástica es una afección rara, que afecta principalmente a pacientes de edad pediátrica. La angulación sin fractura ósea es exclusiva de los niños, así como la fractura en tallo verde, la fractura fisaria y la fractura en rodete.
Las deformidades plásticas en antebrazo se suelen producir por caída con el brazo en hiperextensión, provocando dolor, deformidad y limitación a la pronosupinación1. Al no observarse discontinuidad en la cortical ósea, pueden pasar desapercibidas, sobre todo en angulaciones leves. Debe tenerse en cuenta que la no identificación de la lesión puede condicionar una limitación posterior a la pronosupinación2.
La reducción se realiza con tracción suave y contraria al mecanismo lesional, de forma sostenida, con el fin de evitar provocar una fractura diafisaria. En niños menores de 4 años, debido a su gran capacidad de remodelación, se indica reducción en deformidades superiores a los 20°. En mayores de 10 años, con menor capacidad de remodelación, se indican reducciones a partir de los 10°3.
En el caso que presentamos, la deformidad presentaba un ángulo de 34°; se realizó reducción cerrada bajo sedación con Kalinox®. El control radiológico (fig. 2) fue correcto, así como el control evolutivo a las 4 semanas.