El anquilobléfaron filiforme congénito (AFC) es una anomalía congénita infrecuente descrita por primera vez en 1881 por Von Hasner, cuya prevalencia actual es de 4/100.000 recién nacidos1. La fusión de los párpados es un hecho que está presente hasta el quinto mes de edad gestacional y su separación suele completarse hacia el séptimo mes2. En el anquilobléfaron, existe al nacimiento una fusión completa o parcial de los párpados, pero en general no se afecta el globo ocular. El AFC congénito es una variante en las que los párpados están conectados por proyecciones cutáneas fijas que limitan su movimiento3. Estas bridas se sitúan por detrás de la línea de las pestañas y en frente de la salida de los conductos de las glándulas de Meibomio4. Esta anomalía puede tratarse de un hecho aislado o asociarse a otras alteraciones y puede presentarse incluso como parte de un síndrome bien definido1.
A continuación, describimos el caso de un neonato que nace tras un embarazo normal y un parto eutócico de vértice, sin incidencias. Durante el embarazo, no refieren exposición a radiaciones ni consumo de tóxicos. La madre recibió alprazolam, ácido fólico, yodo y hierro durante la gestación. Las serologías fueron negativas y las ecografías antenatales no revelaron anomalías. No existe consanguinidad entre los padres. El peso al nacimiento fue de 3,610kg y el Apgar de 9-10-10. En la exploración neonatal, se observa una fina adherencia filamentosa, de aproximadamente 2mm de diámetro y 5mm de longitud, que impide la separación completa de los párpados del ojo derecho (fig. 1). Se visualizan parcialmente la córnea y la cámara anterior, que no muestran alteraciones. El resto de la exploración física no mostró ninguna otra malformación congénita. Tras realizar el diagnóstico de AFC, se procede a realizar una incisión de la adherencia con una hemosteta, sin sangrado ni otras complicaciones. Actualmente, el paciente tiene 3 meses de edad y acude a controles clínicos periódicos en los que de momento no se han detectado anomalías.
El AFC es una malformación congénita infrecuente que puede aparecer de forma aislada o asociada a otras malformaciones. En 1980 Rosenman et al5 propone dividir el AFC en 4 grupos atendiendo a las malformaciones asociadas; en 1985, Clark et al6 sugiere la inclusión de un grupo 5 y en 2007 Williams et al7 añaden un nuevo grupo (tabla 1). En el grupo 1, los pacientes con ACF presentan esta anomalía de forma aislada y no existen otros familiares afectos, como ocurre en nuestro caso. El grupo 2 lo componen los pacientes que presentan además malformaciones cardíacas (defectos en la pared ventricular, ductus arterioso persistente) y/o del sistema nervioso central (hidrocefalia, meningocele). En el grupo 3, el AFC aparece asociado a una displasia ectodérmica, la más frecuente es el síndrome de Hay-Wells, que consiste en la presencia de AFC, displasia ectodérmica, paladar hendido y/o labio leporino. El grupo 4 son los pacientes que además de AFC presentan únicamente paladar hendido y/o labio leporino5. El grupo 5 se caracteriza por los casos que asocian AFC y cromosomopatías; la entidad principal de este grupo es el síndrome de Edwards6. Finalmente, el grupo 6 lo componen los pacientes en los que existen casos familiares de AFC sin otras malformaciones7. También se describe en la literatura la asociación del AFC a glaucoma infantil e iridogoniodisgenesia1. Por tanto, queremos destacar que la presencia de un AFC debe alertar de la posibilidad de otras malformaciones asociadas y obliga a una exploración física minuciosa.
Aunque existen casos descritos de resolución espontánea a los 4 meses de edad8, es sencillo realizar el tratamiento del AFC mediante una incisión de la brida. No se describen en la literatura complicaciones derivadas de esta técnica. Además, la posibilidad de aparición de ambliopía2,4,6-8 cuando se resuelve tardíamente justifica realizar el tratamiento en el período neonatal.