Los niveles de vitamina D en neonatos dependerán de los maternos, dado que han sido las transmisoras de la misma durante la gestación, así como de la ingesta y producción propia tras el nacimiento. Aquellos casos en los que coexiste lactancia materna exclusiva con variables de riesgo (étnicas, exposición solar escasa…), podrían dar lugar a alteraciones inmunitarias o del metabolismo mineral, al provocar estas situaciones déficit de vitamina D con respecto al umbral deseado. Dicho motivo llevó a instaurar la recomendación desde 1997 de suplementar la alimentación del neonato y lactante. Actualmente, la Academia Americana de Pediatría recomienda que todos los niños desde que nacen, incluidos los adolescentes, reciban un mínimo de 400UI/día de vitamina D, aconsejado también por las asociaciones pediátricas españolas1. Dicha recomendación parece ser tema controvertido, planteándose incluso la necesidad de 1.600UI/día para aumentar la concentración de 25(OH)D hasta 75mmol/l, lo que puede asociarse a aparición de hipercalcemia2.
A raíz del interés resurgido sobre la vitamina D, presentamos un caso (que recordaba a casos previos) de un lactante de 21 días, sin incidencias desde el nacimiento y que consultó por presentar abdominalgia, llanto e irritabilidad muy marcada, que la madre relacionó con inicio de suplementación con vitamina D (6 gotas/día equivalentes a 400UI), comprobando que tras su retirada la irritabilidad desaparecía, así como reaparecía al reintroducirla. Exploración normal. Se decidió retirar la administración de vitamina D.
Tras revisar la ficha técnica del fármaco se encontraron posibles efectos adversos debidos a toxicidad por hipercalcemia: calcificación excesiva ósea o partes blandas (renal, pulmonar, timpánica, cardiaca o de vasos sanguíneos) y síntomas inespecíficos como prurito, anorexia, vómitos, diarrea, cefalea, debilidad o nerviosismo. En lactantes, además, pueden presentarse molestias gastrointestinales, fragilidad ósea o retrasos en el crecimiento.
Ampliando la búsqueda bibliográfica hallamos la aparición de hipercalcemia en casos de sobredosis3 hablándose de un umbral permitido de seguridad en los niveles plasmáticos de 25(OH)D de hasta 150ng/ml. En la Agencia Española del Medicamento no se constatan alertas sobre el colecalciferol, tampoco en la base de datos europea. Llama la atención en cuanto a la utilización de la vitamina D, la escasa adherencia al tratamiento que se encuentra únicamente en un 5-36%4.
La decisión de notificar este hallazgo persigue realizar una llamada de atención a cerca de los casos que podrían encontrarse diariamente en nuestros pacientes y que a veces pueden «hacer esbozar un rictus de incredulidad» cuando parece existir la posibilidad de que estemos ante efectos adversos de un fármaco, por muy seguro que parezca aun a dosis profilácticas o terapéuticas.
El motivo de consulta por irritabilidad en este grupo de edad a menudo genera grandes incógnitas, planteándonos muchas dudas sobre si el comportamiento es normal o patológico.
No se ha encontrado una posible causa de esta relación que puede cursar en el campo del metabolismo calcio/fosforo y su relación con la trasmisión neuromuscular.
El acúmulo de otros casos similares podría ayudar a que situaciones como la relatada tomaran cuerpo y se obtuvieran nuevas conclusiones.