Presentamos un varón de 38semanas con un cordón umbilical quístico (fig. 1A). Tras la caída del cordón, a los 15 días de vida, se observó un granuloma umbilical con secreción cetrina que fue sometida a uroanálisis comprobando que se trataba de orina (fig. 1B); ante la sospecha de persistencia uracal, se solicitó ecografía abdominal, en la que no se identificaron alteraciones. Posteriormente se realizó fistulograma con cistouretrografía excretora, que confirmó una permeabilidad de uraco (fig. 1C). A los 23 días de vida, mediante abordaje infraumbilical se extirpó un tracto uracal de 1,5cm de longitud hasta la cúpula vesical, con posterior cistorrafia y umbilicoplastia (fig. 2). El análisis anatomopatológico informó epitelio transicional, tejido de granulación y músculo liso. El paciente evolucionó favorablemente y fue dado de alta al cuarto día postoperatorio.
Cordón umbilical con gran quiste de 7×4,5cm (A, punta de flecha) y granuloma umbilical con secreción cetrina tras la caída del cordón (B, flecha). El fistulograma confirmó un uraco permeable (C, flecha) sin alteraciones uretrales (C, punta de flecha). Nótese en la parte superior y lateral de esta última imagen una estructura tubular radiolúcida que corresponde a la jeringa de inyección con contraste.
Los casos de uraco permeable asociados a quistes del cordón umbilical son raros. La teoría del reflujo urinario a través del uraco con dilatación quística de la gelatina de Wharton se propuso hace más de 40años, y desde entonces se han descrito pocos casos1. En el diagnóstico diferencial del ombligo húmedo y los granulomas deben considerarse las anomalías del uraco, especialmente si existen manifestaciones precoces como el quiste del cordón2. Aunque se ha descrito la obliteración uracal espontánea en los primeros 6-12 meses de vida, en casos con grandes persistencias y antecedente de cordón umbilical quístico, lo cual sugiere un reflujo significativo de orina –como en este caso–, recomendamos una reparación quirúrgica preferente para disminuir el riesgo de infección, abdomen agudo y, aunque infrecuente, degeneración maligna a largo plazo3.
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