Los karts son vehículos terrestres motorizados, monoplaza, de 4 ruedas no alineadas, sin suspensiones, con o sin carrocería y con una potencia variable, utilizados como entretenimiento o bien en competiciones deportivas, tal y como recoge el reglamento técnico de la Real Federación Española de Automovilismo1.
El empleo de los karts está restringido a circuitos cerrados adaptados a estos vehículos y, en general, los pilotos deben llevar casco y otros dispositivos de seguridad. La base ancha y el bajo centro de gravedad de estos vehículos parecen conferirles bastante estabilidad, pero poseen gran tendencia al derrape y carecen de barras u otros sistemas antivuelco, por lo que su seguridad real es limitada2.
Desarrollados hace más de 30 años, los karts, o go-karts, han sufrido un auge reciente debido a la gran popularidad que han adquirido los deportes de motor en nuestro país. Esto ha hecho que muchos niños se inicien en estas actividades, en ocasiones animados e impulsados por adultos, que no siempre sopesan adecuadamente la relación entre riesgo y beneficio del manejo de vehículos motorizados. En este sentido, la Academia Americana de Pediatría ha señalado que, del mismo modo que no está justificado limitar de forma innecesaria la participación de los niños en actividades deportivas, tampoco es aceptable que se promocionen prácticas de alto riesgo3,4.
Hasta el momento, han sido muy escasas las publicaciones acerca de las lesiones provocadas por los karts2,5–9, lo que podría explicarse por su baja incidencia, pero también porque no se comunican todas las que se producen en realidad. Por ese motivo presentamos los casos de 2 pacientes que ingresaron en nuestra UCI pediátrica tras haber sufrido un accidente mientras conducían un kart de forma lúdica en un circuito de acceso público. Las características clínicas y los datos esenciales de los accidentes se presentan en la tabla 1.
Datos clínicos de los pacientes y características de los accidentes
Caso 1 | Caso 2 | |
Sexo | Mujer | Varón |
Edad | 16 años | 11 años |
Antecedentes | Asma leve intermitente | Epilepsia parcial benigna de la infancia |
Rasgos de TDAH, no tratado | ||
Circunstancias del accidente | Circuito de karting | Circuito de karting |
Mecanismo de lesión | Traumatismo abdominal contra el volante | TCE |
Protecciones | Casco | Casco (tamaño inadecuado) |
Lesiones |
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Tiempo en cuidados intensivos | 3 días | 8 días |
Tratamientos |
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Evolución | Favorable | Favorable |
Tiempo de hospitalización | 16 días | 24 días |
Complicaciones/secuelas |
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TCE: traumatismo craneoencefálico; TDAH: trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Las lesiones más frecuentemente descritas como consecuencia de accidentes con karts son las derivadas de la contusión (torácica, abdominal o pélvica) a alta velocidad contra el volante del vehículo, tal como ocurrió en nuestra primera paciente. Teniendo esto presente, llama la atención que la utilización de cinturón de seguridad no sea un requisito para la conducción de estos vehículos1. Por otro lado, sí es obligatorio en la mayoría de los circuitos de entretenimiento portar una indumentaria adecuada (que incluye casco, guantes, mono y botas). El casco, si bien es obligatorio, pierde su función protectora si no se adapta a cada niño, tal como ocurrió en el segundo de nuestros pacientes, que sufrió un traumatismo craneoencefálico grave a pesar de llevarlo. De igual manera, el casco tiene una eficacia limitada si la energía del impacto supera su resistencia.
Los karts son vehículos muy potentes (entre 10-13,5 cv) capaces de alcanzar velocidades elevadas, en torno a los 80km/h (en los circuitos no existe límite de velocidad), por lo que los impactos pueden ser de alta energía, con consecuencias poco predecibles sobre diversas áreas corporales. Por esto, además de las medidas pasivas de seguridad y dado que los menores de edad (sin licencia de conducción) pueden ser usuarios de los circuitos, sería aconsejable que recibieran previamente sesiones teóricas y prácticas de aprendizaje, en las que además se señalaran sus riesgos y las medidas para minimizarlos. Al mismo tiempo, los adultos responsables de los menores deberían recibir alguna información escrita en la que se señalasen las condiciones de utilización del kart y su potencial peligrosidad.
Consideramos, por tanto, que la conducción de karts por parte de menores de edad, aun si cumplen las normas de seguridad vigentes, constituye una práctica de riesgo, por lo que sería adecuado que tanto los niños como sus padres tuvieran un conocimiento previo de estos riesgos.