El síndrome de abstinencia neonatal es un problema común en la práctica clínica1, los cuadros más frecuentes han sido descritos en neonatos con exposición intrauterina a fármacos o drogas de abuso, especialmente opioides2, aunque en los últimos años estamos asistiendo a importantes modificaciones en los hábitos de consumo3. Son pocos los síndromes de abstinencia descritos en relación con la ingesta materna excesiva de cafeína y otras metilxantinas presentes en bebidas y alimentos de consumo cotidiano (tabla 1)4–7. El diagnóstico de este cuadro precisa un alto índice de sospecha y requiere la determinación de concentraciones elevadas de cafeína o sus metabolitos en muestras biológicas maternas y fetales.
Presentamos el caso de un recién nacido a término con peso elevado al nacimiento (4.310g) que ingresa desde la maternidad a las 34h de vida por febrícula, irritabilidad, llanto inconsolable, tremulación y polipnea. Parto eutócico con puntuación del test de Apgar de 7/10 y pH umbilical de 7,3. Gestación controlada, sin factores de riesgo infeccioso, las ecografías prenatales fueron normales.
A su ingreso se objetiva buen estado general, con adecuada perfusión periférica, sin aspecto séptico; llama la atención la presencia de febrícula (37,4°C), tremulaciones frecuentes, polipnea (99 respiraciones/min), llanto inconsolable e hipertonía generalizada. Se realiza hemograma, perfil bioquímico fundamental (con determinación de glucemia, calcio, iones y perfil hepatorrenal), gasometría venosa y ecografía craneal con resultados normales. En la radiografía de tórax se objetivó un pequeño neumomediastino que se resolvió espontáneamente a los 2 días de vida.
Ante el cuadro clínico, a pesar de no haber antecedente de consumo materno de tóxicos se realizó cribado en orina de benzodiacepinas, barbitúricos, cocaína, opiáceos y anfetaminas, con resultado negativo. Reinterrogada, la madre refiere un consumo importante de bebidas con cafeína (2l/día de bebidas de cola y 3-4 tazas/día de café o té) y aproximadamente una tableta diaria de chocolate. Ante la normalidad del resto de las pruebas y los antecedentes descritos, se decide ampliar el estudio toxicológico en la orina del recién nacido, con resultado positivo (determinación cualitativa) para teobromina, base xántica, que aparece tras el metabolismo de la cafeína.
Permanece ingresado durante 10 días con descenso progresivo en la puntuación de Finnegan para el síndrome de abstinencia (inicialmente valores de 14-15; al alta, 1-3); se realiza únicamente tratamiento sintomático, con medidas de confort y sin retirada de la lactancia materna y se observa una menor irritabilidad que coincide con las tomas. Se aconsejó a la madre reducir la ingesta de cafeína de manera progresiva durante la lactancia.
Cuando se consume durante el embarazo, la cafeína cruza la placenta y se distribuye a los tejidos fetales. Es metabolizada parcialmente por el hígado y de nuevo eliminada por la orina, de forma libre o mediante sus metabolitos, luego aparece en el líquido amniótico y nuevamente es deglutida por el feto. Por lo tanto, se puede realizar su determinación en diferentes muestras biológicas, como líquido cefalorraquídeo, orina y meconio4. Se estima que la vida media de la cafeína se triplica durante la gestación, fundamentalmente en los últimos 2 trimestres debido a cambios en las concentraciones plasmáticas de progesterona y estrógenos, lo que puede llevar a una exposición más prolongada en esas etapas del embarazo, tanto en la madre como en el feto8–10.
Se han publicado cuadros de irritabilidad, nerviosismo, bradicardia, taquipnea vómitos y pausas de apnea en hijos de madres consumidoras de 450–1.800mg/día de cafeína durante el embarazo1,5–7. En nuestro caso, se estimó una ingesta materna de aproximadamente 700–800mg/día, diversos trabajos indican que la ingesta debería ser menor de 150mg al día4. Hasta un 70–95% de las mujeres gestantes consumen cafeína en una media de 99 a 185mg/día, y entre un 6 y un 29% son grandes consumidoras (más de 300mg/día)8,10.
Por lo tanto, es fundamental realizar una correcta anamnesis que incluya el consumo de fármacos o dieta durante la gestación, hábitos sociales familiares y si la madre ha iniciado o no la lactancia materna1,2. Con respecto al tratamiento, no se ha descrito la necesidad de utilizar farmacoterapia específica, debe ser sintomático4. La utilización de fármacos para controlar los síntomas puede prolongar la estancia hospitalaria y exponer al neonato a fármacos cuando éstos no están indicados1. La resolución del cuadro suele ser espontánea, tras un periodo variable que se estima de 7–10 días. Es probable que mantener la lactancia materna y que la madre reduzca progresivamente la ingesta de cafeína ayuden a la deshabituación paulatina del recién nacido y al control de su sintomatología por abstinencia.