La listeriosis perinatal es una infección infrecuente relacionada con la ingesta de alimentos contaminados que puede tener serias consecuencias para la madre y el recién nacido. En el Hospital Universitario Central de Asturias, hospital de tercer nivel, miembro del Grupo Castrillo, la incidencia anual ha pasado del 0,41 al 1,2/1.000 recién nacidos vivos en el último año.
Caso 1: recién nacido de 31 semanas de gestación con sospecha de corioamnionitis. Se pauta una dosis de amoxicilina-clavulánico intraparto. El neonato nace en apnea, por lo que precisa de reanimación con Apgar 2/4/8 en los minutos 1, 5 y 10. A pesar de la negatividad de los reactantes de fase aguda, se inicia antibioterapia empírica con ampicilina y gentamicina dado el riesgo de sepsis vertical. La antibioterapia se mantiene 4 días hasta obtenerse dos determinaciones de proteína C reactiva (PCR) negativas. El niño presenta una buena evolución; el hemocultivo y los cultivos periféricos son negativos. La madre, sin embargo, sufre sepsis grave por Listeria monocytogenes que precisa de ingreso en la unidad de cuidados intensivos. Refieren ingesta habitual de leche de vaca sin pasteurizar.
Caso 2: recién nacido procedente de parto prematuro espontáneo a la semana 30. Se objetiva fiebre intraparto, y se pauta ampicilina y gentamicina. El neonato nace bañado en meconio, por lo que necesita reanimación con mascarilla y presión positiva (Apgar 5/9). Al ingreso se observa elevación de la PCR, si bien el niño se mantiene asintomático. Ante sospecha de sepsis vertical se inicia antibioterapia con ampicilina y gentamicina, tras extracción de cultivos y realización de punción lumbar, con una duración de 15 días. Se aísla L. monocytogenes en el cultivo de placenta, en hemocultivo y en exudados periféricos del niño. El liquido cefalorraquídeo (LCR) es estéril. La madre permanece asintomática y el neonato presenta una evolución favorable. La madre, que sufrió cuadro seudogripal 2 días antes del parto, refiere ingesta frecuente de verduras de huerto familiar sin lavado previo.
Caso 3: parto prematuro espontáneo a las 28+4 semanas por corioamnionitis. Se pauta una dosis de amoxicilina-clavulánico intraparto. El neonato no tiene aspecto séptico y la analítica del ingreso es anodina, no obstante, se inicia antibioterapia con ampicilina y gentamicina por riesgo de sepsis vertical. Ante el crecimiento de L. monocytogenes en el hemocultivo del niño se realiza estudio de LCR en que se observa pleocitosis de polimorfonucleares. El cultivo es negativo, probablemente por el inicio precoz de antibioterapia empírica. Se mantiene tratamiento antibiótico 14 días. Tanto el niño como la madre tuvieron evolución satisfactoria. Se desconoce el origen de la infección.
Caso 4: neonato a término de 8h de vida con fiebre y letargia. No se pauta tratamiento antibiótico intraparto a pesar de que la madre presenta fiebre. En la analítica del niño se objetiva PCR elevada y la punción lumbar es negativa. Se inicia antibioterapia empírica con ampicilina y gentamicina con una rápida mejoría clínica. El tratamiento se mantiene 14 días. Se aísla en el hemocultivo L. monocytogenes. La madre, que se mantiene asintomática, no refiere ingesta de alimentos sospechosos.
L. monocytogenes es un bacilo grampositivo con una distribución ubicua en la naturaleza1–3. El paso al hombre se produce por ingesta de frutas y vegetales crudos contaminados o productos extraídos de animales afectados, como leche sin pasteurizar, quesos frescos y carne poco cocinada. En los últimos años la comida precocinada se ha colocado a la cabeza como fuente de contagio1,2. En muchas ocasiones no se identifica el alimento contaminado por el largo periodo de incubación y la gran variedad de alimentos implicados3. Las gestantes son muy susceptibles a la infección debido al descenso de la inmunidad celular propio de la segunda mitad del embarazo2,4. La manifestación clínica materna más frecuente es un cuadro seudogripal. La colonización placentaria causa corioamnionitis con adelantamiento del parto y/o aborto2. El contagio del recién nacido sucede por paso transplacentario de bacterias, por vía ascendente o por contacto en el parto1,2,5. Se describen dos cuadros: temprano y tardío. El primero se caracteriza por una sepsis vertical en neonato prematuro y el segundo, por meningitis en niño a término de más de 3 días de vida2,4,5. El tratamiento neonatal siempre debe incluir ampicilina intravenosa y se recomienda asociar gentamicina por tener efecto sinérgico2,5,6.
Concluimos que, al igual que se insiste a las gestantes en evitar alimentos susceptibles de infección por toxoplasma, se debe recomendar medidas establecidas por la Food and Drug Administration (FDA) para reducir el contagio de L. monocytogenes: evitar los alimentos descritos, contacto con ganado, ingerir los alimentos precocinados precozmente y limpiar la nevera y los útiles de cocina con frecuencia1,6.