Varón de un mes de vida, que acude derivado para cauterización de un granuloma umbilical. A la exploración se visualiza una tumoración roja, polipoidea y friable. Los padres refieren que siempre ha sido un «ombligo húmedo», pero no segrega líquido de ningún tipo. La visualización de un mínimo orificio central y las características de la lesión (fig. 1) hacen plantearse el diagnóstico diferencial entre uraco o conducto onfalomesentérico persistente. Se solicita una ecografía abdominal y una fistulografía (fig. 2) que diagnostican de persistencia del conducto onfalomesentérico. Se procede a la intervención quirúrgica para la exéresis de la lesión (fig. 3). El paciente fue dado de alta al cuarto día del postoperatorio.
Alrededor de la sexta semana de vida intrauterina, el conducto onfalomesentérico que une el saco vitelino con el intestino medio se oblitera. Cuando esta regresión no se produce parcialmente se forma el divertículo de Meckel, lesión descrita en el 2% de la población1. La permeabilidad completa (conducto onfalomesentérico) es excepcional.
Ante un granuloma llamativamente grande, de evolución tórpida tras la aplicación de nitrato de plata o que presente un orificio en su parte central, hay que plantearse la existencia de restos embriológicos. Típicamente esta lesión presenta secreción intestinal a través del ombligo2, en este paciente, no se producía por que la propia piel umbilical provocaba un mecanismo valvular que impedía la salida del material.
El tratamiento de esta lesión es quirúrgico, debido a las complicaciones que puede presentar tales como sangrado, oclusión intestinal y malignización3.