Hemos leído con interés el artículo de Abril-Perez et al.1 que plantea la hipótesis de que los casos de perniosis que se han producido de forma epidémica en nuestro entorno son debidos al sedentarismo, la falta de prendas de abrigo y métodos de calefacción doméstica, que conllevarían una disminución del flujo sanguíneo acral, favoreciendo así la aparición de estas lesiones en algunos individuos. Los autores también concluyen que muchos de estos casos pueden ser positivos para COVID-19 de forma fortuita.
Consideramos que existen datos suficientes para poner en duda que este tipo de manifestaciones cutáneas se deba al sedentarismo de los niños y jóvenes, los cuales están confinados pero no inmovilizados, y que deberían tenerse en cuenta una serie de factores que podrían indicar que existe una relación entre la infección por SARS-CoV-2 y estas manifestaciones cutáneas:
- 1)
Existe una clara asociación epidemiológica con la pandemia de COVID-19 y son numerosos los casos descritos con confirmación de COVID-192.
- 2)
El número de casos observados durante esta pandemia es muy inusual, especialmente teniendo en cuenta que han aparecido en primavera3.
- 3)
La naturaleza aguda, sin historia previa2 y autocurativa de estas manifestaciones es diferente de la clínica habitual de la perniosis4.
- 4)
Se han notificado múltiples series de casos similares, en distintas áreas del mundo con muy distinto clima, afectadas también por la pandemia5.
- 5)
Se ha notificado la aparición de casos familiares, en ocasiones coincidentes con otras posibles manifestaciones cutáneas de COVID-19 en otros miembros de la familia, que sugieren una causa transmisible2.
- 6)
El hecho de que, en muchos casos, no en todos, no se haya obtenido una RT-PCR para SARS-CoV-2 positiva, no indica que no haya existido una infección, solamente que este tipo de lesiones representarían manifestaciones tardías de la infección por COVID-19 en sujetos jóvenes sanos4, pues la positividad para PCR tiene una duración limitada en el tiempo.
- 7)
Existen pocos casos publicados a los que se les realizó serologías, siendo negativas en algunos casos. Sin embargo, la baja sensibilidad de las pruebas rápidas de IgG/IgM o el momento en el que estos test se realizaron podrían explicar un resultado negativo4.
- 8)
Existen muchas otras situaciones conocidas de sedentarismo prolongado (ingresados, posfracturas, convalecencias en domicilio…) en las que no se han descrito estas manifestaciones.
Todos estos datos, como mínimo, deberían hacer plantearnos que estamos ante una posible manifestación tardía de la COVID-19 y no ante una mera coincidencia.