En primer lugar, agradecer el interés en informarnos respecto a esta reciente enfermedad1. Como se describe en el manuscrito al que hace referencia el título, así como series publicadas desde enero de 2020, la mayoría de los niños infectados por SARS-CoV-2 presentan clínica respiratoria leve2,3. Sin embargo, la sintomatología gastrointestinal está presente de forma relevante, según un metaanálisis, con una incidencia acumulada del 17,6% y en el subgrupo de población pediátrica del 24,8%4.
Se ha propuesto como posibilidad la elevada expresión del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 en las células intestinales, el cual modula la inflamación gastrointestinal y se ha descrito como puerta de entrada del virus a la célula3,4.
Las últimas recomendaciones realizadas por la Asociación Española de Pediatría contemplan escenarios de distinta gravedad de cuadros clínicos respiratorios para establecer una línea terapéutica5. Sin embargo, no valoran la afectación gastrointestinal exclusiva. Es por ello que presentamos un caso con afectación gastrointestinal aislada por SARS-CoV-2.
Niño de 11 años, sin antecedentes de interés, con dolor abdominal en fosa ilíaca izquierda, fiebre, vómitos y diarrea de 5 días de evolución, sin otra sintomatología y sin ambiente epidémico familiar. Exploración física: regular estado general, sin aspecto séptico, normotenso, sin signos de distrés, auscultación cardiopulmonar normal, abdomen distendido, blando, depresible con dolor a la palpación en hemiabdomen izquierdo y defensa abdominal. Exploraciones complementarias: hemograma con linfopenia (590/mcl). Bioquímica normal excepto ferritina 463ng/ml e IL-6 65,9pg/ml. Coagulación: AP 61%, dímero D 1.062μg/l, fibrinógeno >500s. Proteína C reactiva (PCR) 416,4mg/l y procalcitonina (PCT) 1,34ng/ml; hemocultivos, coprocultivo y toxina de Clostridium difficile negativos; test de detección de anticuerpos para SARS-CoV-2 y PCR-SARS-CoV-2 nasofaríngea positivos. Radiografía de tórax normal y ecografía abdominal con engrosamiento parietal difuso de colon descendente e hiperecogenicidad de la grasa adyacente, como cambios inflamatorios (fig. 1).
Con diagnóstico de infección por SARS-CoV-2 con afectación gastrointestinal se inicia tratamiento con hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir y metilprednisolona intravenosa. Ante la sospecha de sobreinfección bacteriana abdominal, por elevación significativa de PCR y PCT, se asocia amoxicilina-clavulánico intravenoso.
Tras 24 h, mejoría clínica y descenso de los marcadores inflamatorios hasta su normalización al alta, completando 7 días de tratamiento, momento en el que se repite PCR-SARS-CoV-2 nasofaríngea siendo negativa.
Aún no disponemos de suficiente información de la clínica gastrointestinal exclusiva por SARS-CoV-2, y los protocolos actuales están dirigidos al manejo de las manifestaciones respiratorias quedando muchas incógnitas sobre otras manifestaciones.
Además, es bien conocida la transmisión del virus por secreciones respiratorias. Sin embargo, se ha descrito la posibilidad de su transmisión por la excreción fecal2,3, por la detección del ARN viral en las heces de pacientes infectados, incluso varias semanas tras su negativización en muestras respiratorias. Debemos avanzar en esta línea, poniendo especial interés en los niños de cara a la reapertura de escuelas o guarderías y buscar medidas para prevenir los contagios en estos lugares, así como valorar en sucesivos protocolos la detección de carga viral en heces como medida epidemiológica para mejorar el control de esta pandemia.
Title: ̈Coronavirus infection (COVID-19) in Anales de Pediatría”. Response by the authors regarding “Exclusive gastrointestinal manifestation as a form of presentation of coronavirus infection (COVID-19)”.