En el pasado número de enero de 2013 de la Revista Anales de Pediatría, Enes et al1. publicaron un amplio trabajo sobre la relación entre diversos grupos étnicos y el riesgo de sufrir síndrome metabólico. Actualmente todavía existen diversas opiniones sobre la mejor forma de definir el concepto de síndrome metabólico en la población pediátrica2,3, aunque bien es cierto que muchos autores aceptan usar los criterios de Cook4,5, tal y como recogen los propios autores del citado artículo de Anales de Pediatría.
Del estudio de Enes et al.1 destaca su extensión, con más de 600 casos incluidos y la dificultad añadida, debido a su diseño, de poder recoger en un estudio retrospectivo de más de 10 años el consentimiento de todos ellos para llevar a cabo el trabajo. Este tamaño muestral reafirma la potencia del estudio en sus posibles conclusiones. Sin embargo, dista de ser el primero de este tipo en nuestro país en el planteamiento de sus objetivos, aunque tal vez sí sea uno de los mayores en tamaño muestral estudiado. La estrategia NAOS del Ministerio6 llama la atención sobre el riesgo de determinados colectivos de sufrir con mayor prevalencia obesidad infantil. Este documento apunta la cada vez mayor prevalencia del problema del exceso de peso en la población infantil española, con cifras que se aproximan hasta el 30% en el caso de diversas poblaciones infantiles estudiadas, con un 21,7% que sufre sobrepeso y un 8,3% obesidad6. Este hecho, junto con una creciente tasa de población infantil inmigrante7, con tasas de población infantil de origen extranacional que según regiones oscilan desde el 8 al 21% y un mayor empobrecimiento de estos subgrupos poblacionales7, les convierte en uno de los colectivos de mayor riesgo para sufrir esta enfermedad en la edad pediátrica en nuestro país. La malnutrición en forma de obesidad puede ser una expresión de las carencias sociales, económicas y culturales en esta población7. Este supuesto mayor riesgo potencial para sufrir en estas poblaciones un exceso de peso fue ya manifestada por nuestro grupo de investigación8 en la población de Álava en el año 2008. En nuestro estudio, y sobre una población analizada de 121 niños, se demostró que la población inmigrante presentaba una prevalencia de sobrepeso 4,86 veces más que la esperada (IC 95%: 3,25-5,24) y que en el momento del inicio del estudio los niños de origen no español presentaron una mayor tasa de aparición de factores asociados al diagnóstico de síndrome metabólico (10%; p=0,002), con una tasa de riesgo frente a los niños españoles de 6,5 (IC 95%: 5,2-7,8). Este hecho fue más significativo entre el colectivo de niños latinoamericanos que respecto a otros subgrupos poblacionales.
En el año 2009 el grupo de González et al.9 parece corroborar los mismos hechos en la región de Aragón. En su estudio9 ponen de manifiesto que el sexo y la propia etnicidad son factores que influyen en la dieta de los niños en edad escolar, y deberían considerarse como factores de riesgo de malnutrición.
A partir de este momento son varias las referencias que aparecen en diversos artículos, comunicaciones recogidas en congresos de sociedades científicas (SEEP, AEP) o incluso como tema principal de diversas tesis doctorales, tales como la de Pesquera, titulada Prevalencia de obesidad infantil en Cantabria, de la Universidad de Cantabria, del año 2010.
Con todo ello se puede resumir que aunque el trabajo referenciado no es el primero publicado en este sentido1, sí puede considerarse uno de los más extensos en tamaño muestral. La posibilidad de que la población infantil inmigrante sea una de las más vulnerables ante esta enfermedad hace necesario, por tanto, la puesta en marcha desde las autoridades sanitarias de estrategias específicas (educativas, de diagnóstico y terapéuticas) destinadas a este grupo, con el objetivo de reducir las probables repercusiones metabólicas que esta población puede llegar a sufrir en una mayor proporción en la edad adulta8.