La microlitiasis testicular (MT) es una entidad patológica infrecuente en niños que suele ser asintomática y bilateral1,2. En la mayoría de los casos se trata de un hallazgo incidental que tiene lugar al realizar la ecografía escrotal1,3. Se estima que su prevalencia en la población general oscila entre el 0,5 y el 9%, y es del 2% en la edad pediátrica3. Se caracteriza por la presencia de múltiples focos ecogénicos sin sombra acústica posterior de 1 a 3mm en el parénquima testicular, en su mayoría atribuibles a calcificaciones en los túbulos seminíferos. La MT se ha asociado a diversas condiciones, incluyendo la criptorquidia, la torsión testicular, el varicocele, la disgenesia gonadal o trastornos cromosómicos tales como el síndrome de Klinefelter y el síndrome de Down2,3. Se desconoce la historia natural de la MT asintomática y su valor pronóstico es objeto de debate. Varios estudios han mostrado una asociación entre la MT, la infertilidad y la presencia de tumores testiculares en hasta un 40% de los casos1-3. Un varón de 9 años con antecedentes de retraso general en su desarrollo se presentó con dolores en el escroto derecho, sin que se pudiera determinar la etiología de sus síntomas. La ecografía del escroto reveló múltiples focos ecogénicos en el parénquima de ambos testículos (fig. 1 a-c), sin alteraciones morfológicas o de volumen aparentes. Se hizo un diagnóstico presuntivo de MT. El seguimiento a los 2 años no reveló cambios en la clínica o la ecografía.
La importancia clínica de la MT radica en su posible asociación con el cáncer testicular y la infertilidad. Aunque la MT se considera una entidad benigna, se recomienda un seguimiento periódico clínico y ecográfico, ya que puede ser una manifestación temprana de tumor testicular susceptible de tratarse si se realizan un diagnóstico y manejo precoces1-3.