La esofagitis eosinofílica (EE) es una enfermedad de reciente difusión. Muchos pacientes con EE, por su similitud clínica, han estado diagnosticados de enfermedad por reflujo gastro-esofágico (ERGE), aún no habiendo respondido a los tratamientos habituales1. En niños se ha visto un ascenso de la prevalencia, con una incidencia mantenida de aproximadamente 1:10.000 niños al año2. La sintomatología del niño es distinta a la del adulto y muy variable en función de la edad. A continuación se presenta un caso de episodios repetidos de impactación alimentaria en un escolar.
Varón de 12 años con antecedentes personales de dermatitis atópica y episodios previos de impactación alimentaria resueltos de forma espontánea. La consulta se debió a la aparición brusca de afagia y dolor torácico mientras comía. En la exploración física destacó la existencia de sialorrea. Se realizó una radiografía de tórax y cervical que no presentó hallazgos significativos. Ante la sospecha de una impactación esofágica, se realizó una endoscopia digestiva alta con sedación profunda, en la que se encontró un bolo de carne impactado en el tercio distal del esófago; finalmente se extrajo con una pinza de cuerpo extraño (pinza de tres patas). En la endoscopia destacó un esófago de calibre disminuido a este nivel, con estriaciones transversales en toda su longitud; el hallazgo macroscópico fue compatible con una EE (fig. 1). Se tomaron biopsias a nivel del esófago proximal y distal. Al encontrarse 20 eosinófilos por campo, el diagnóstico anatomopatológico resultó compatible con EE. Se realizó un tratamiento con omeprazol por vía oral y fluticasona tópica durante 2 meses. Seis meses después de finalizar el tratamiento no se presentaron otros episodios.
La EE es un trastorno clinicopatológico primario del esófago, que afecta a los niños y a los adultos. Las manifestaciones clínicas son muy variables en los niños3. Así, en lactantes, puede haber intolerancia alimentaria, vómitos, regurgitaciones, rechazo del alimento y retraso del crecimiento. Sin embargo, en niños en edad escolar y adolescentes, lo más habitual es que refieran síntomas similares a los de una ERGE4 (pirosis, regurgitación), vómitos, dolor epigástrico, dolor torácico, así como disfagia e impactación alimentaria; estas dos últimas son las manifestaciones clínicas más frecuentes en los adultos. Se debe sospechar esta patología en aquellos casos con síntomas de ERGE que no responden a las dosis elevadas de inhibidores de la bomba de protones y presentan pH-metría normal.
En la endoscopia se han detectado anomalías macroscópicas, como la formación de surcos longitudinales, anillos circulares, exudados blanquecinos, desgarros longitudinales/«mucosa en papel crepé» con el paso del endoscopio, y estenosis esofágica. No obstante, también se ha descrito EE en mucosas esofágicas de aspecto normal; por esto, conviene realizar biopsias en todos los casos en que se sospeche EE, independientemente del aspecto macroscópico de la mucosa. Histológicamente, se ha considerado que un recuento máximo de 15 o más eosinófilos intraepiteliares por campo constituye una cifra absoluta para realizar el diagnóstico5. Asimismo, hay otras características no patognomónicas que pueden apoyar este diagnóstico, como la existencia de microabscesos eosinofílicos, la distribución superficial de los esosinófilos, la hiperplasia de la capa basal, la prolongación papilar o la fibrosis de la lámina propia, entre otros.
En el tratamiento, los corticoides, habitualmente tópicos, resultan eficaces en la remisión de la EE y únicamente se recurre a la vía sistémica en los casos de urgencia6. Por otra parte, se ha demostrado, sobre todo en niños, la utilidad de una dieta exenta de antígenos alimenticios, bien mediante pruebas alergológicas y antecedentes clínicos o bien mediante la restricción empírica de aquellos alimentos más alergénicos. El empleo de una leche maternizada de aminoácidos también resulta útil para la remisión de la EE7.
La EE tiende a ser una enfermedad crónica, con síntomas persistentes o recidivantes; por este motivo no están establecidos los criterios de mantenimiento del tratamiento. Las estenosis esofágicas y la reducción del calibre esofágico, que suelen ocasionar la impactación de los alimentos, son las principales complicaciones que se han descrito. Ante estos hallazgos debe sospecharse firmemente una EE y conviene realizar biopsias.