Niña de 12 años, sana, que consulta por disfagia aguda, dolor retroesternal y febrícula. No refiere alergias ni síntomas de reflujo. La exploración y la analítica al ingreso fueron normales. La esofagogastroscopia mostró exudados blanquecinos en la mucosa esofágica (fig. 1), por lo que se inició empíricamente fluconazol sin mejoría. En el cultivo de virus de la muestra se aisló virus herpes simple tipo 1, confirmándose esta etiología en el estudio histopatológico (figuras 2 y 3), en el que no se identificaron estructuras fúngicas ni aumento de eosinófilos. La paciente recibió aciclovir evolucionando hacia la curación.
Las esofagitis infecciosas están ligadas a defectos inmunitarios, si bien los inmunocompetentes no están exentos de padecerlas. Su aspecto endoscópico nos acerca al diagnóstico etiológico, aunque en ocasiones la imagen puede ser confusa. La más frecuente es la esofagitis por Candida1. Los hallazgos endoscópicos se diferencian en 4 grados, desde pequeñas placas blanquecinas hasta pseudomembranas confluentes que ocluyen la luz esofágica. Le sigue en frecuencia la esofagitis herpética. En este caso las vesículas son las lesiones más precoces, aunque es característico encontrar pequeñas úlceras confluentes2. Cuando están cubiertas por fibrina, pueden confundirse con los exudados de la candidiasis y con los focos de infiltración de eosinófilos presentes en el 25% de las esofagitis eosinofílicas3. Las úlceras también son propias de la infección por citomegalovirus, pero suelen ser de mayor tamaño.
En conclusión, las esofagitis pueden ser macroscópicamente inespecíficas, siendo necesario correlacionar la clínica y el estudio microbiológico e histopatológico para establecer el diagnóstico4.