Niña de 10 años 4 meses con hallazgo de masa hipofisaria (1,7×1,5×1,5cm) con impronta quiasmática en control de imagen de quiste aracnoideo (fig. 1). Hipocrecimiento en los últimos 2 años. Antecedentes de hipotiroidismo en rama paterna. Exploración física: talla 129,5cm (−1,87DS), IMC 19,28kg/m2 (+0,12DS). FC 58lpm. Tanner I. Resto normal. Analítica sanguínea normal, salvo triglicéridos 132mg/dl, colesterol total 228mg/dl (LDL 132, HDL 69). Osmolaridad urinaria y plasmática normales. Estudio hormonal: PRL basal 43,35ng/ml (0–18,5), IGF-1 48,56ng/mdl (76–499). Hormonas tiroideas: T3 total 0,63ng/ml (0,6–1,9), T3 libre 1,01pg/ml (2–4,25), T4 total 23,27ng/ml (45–110), T4 libre 1,21pg/ml (7–18), TSH 42,24μUI/ml (0,25–5), tiroglobulina 84,49ng/ml (0–75). Ac antitiroglobulina 17,56U/ml, Ac antiTPO 246,06 (0–130). LH, FSH, cortisol y ACTH normales. Edad ósea: 9 años (TWRUSII). Ecografía tiroidea: aumento de tamaño glandular con ecogenicidad alterada. Con el diagnóstico de tiroiditis de Hashimoto e hiperplasia hipofisaria secundaria, se inicia tratamiento con levotiroxina con normalización de TSH y hormonas tiroideas, IGF-1, PRL, y perfil lipídico, así como catch-up de talla. En resonancia magnética (RM) de control a los 5 meses se objetiva normalidad de región hipofisaria (fig. 2).
La evolución prolongada de un hipotiroidismo sin tratamiento puede originar una hiperplasia de células tirotropas, resultando indistinguible en ocasiones de un macroadenoma hipofisario en la RM. Puede existir hiperprolactinemia por exceso compensatorio de TRH y/o compresión de tallo. El diagnóstico diferencial es muy importante ya que permite evitar conductas terapéuticas agresivas.