Recién nacido a término con rasgos dismórficos, ventriculomegalia bilateral y comunicación interventricular e interauricular que precisa ingreso por distrés respiratorio que requiere soporte respiratorio con ventilación mandatoria intermitente a 30rpm. Presenta episodios de tos y atragantamiento en todas las tomas. Ante la sospecha de fístula traqueoesofágica, se indica una exploración de la vía aérea mediante lente rígida de 3mm en respiración espontánea. Se observa hendidura laringotraqueoesofágica tipo III (figs. 1 y 2). Se realiza laringotraqueoplastia por abordaje abierto. En el control endoscópico a los 16 meses se observa una hendidura grado 1 que precisa de nueva cirugía. En el último control, no se observan hendiduras, con normoposición de epiglotis y aritenoides unidos por la comisura posterior (fig. 3).
La hendidura laringotraqueoesofágica se caracteriza por un defecto en la pared posterior de la laringe que puede extenderse hasta la tráquea1. Puede asociar alteraciones cardíacas, urogenitales y craneofaciales1–3. En función de su extensión, existen cuatro subtipos. Las hendiduras laringotraqueoesofágicas tipo I pueden ser manejadas de manera conservadora. Se ha descrito la corrección endoscópica del grado I y II3. Los grados III y IV precisan de cirugía abierta por la extensión del defecto1–3. El diagnóstico requiere una alta sospecha en un neonato con dificultad respiratoria, tos y atragantamiento durante las tomas. La exploración de la vía aérea permite un diagnóstico certero. Además, es útil en el seguimiento para demostrar otras alteraciones como la laringomalacia y la traqueomalacia, así como estenosis subglótica o fístulas traqueoesofágicas.