La enfermedad de Lyme es una de las zoonosis transmitida por picadura de garrapata más prevalentes del hemisferio norte, con un pico de incidencia en la edad infantil1. Está causada por la espiroqueta Borrelia burgdorferi sl. y se transmite a través de la picadura de la garrapata dura Ixodes ricinus en Europa1,2.
Sus principales manifestaciones se localizan a nivel neurológico, dermatológico, reumatológico y cardíaco, y siguen una evolución temporal en fases. La fase i (localizada precoz) incluye eritema migrans, la fase ii (diseminada precoz) meningitis, radiculitis, mononeuritis, parálisis de nervios craneales, carditis, arritmias, y artritis aguda; la fase iii (diseminada tardía) acrodermatitis crónica atrófica, artritis crónica recidivante y neuroborreliosis tardía2. Excepto en el caso de presentar eritema migrans, que es la lesión cutánea patognomónica, el diagnóstico de la enfermedad requiere de confirmación serológica mediante enzimoinmunoanálisis (ELISA) y/o Western Blot y clínica compatible1. Con un tratamiento antibiótico adecuado, el pronóstico suele ser excelente1,2.
Nos planteamos un estudio descriptivo, observacional y retrospectivo (enero del 2006-diciembre del 2013) con el objetivo de determinar la incidencia y profundizar en el conocimiento de las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Lyme en la población infantil de nuestra área sanitaria. Con la autorización del Comité ético, se revisaron las historias clínicas de las personas menores de 15 años diagnosticadas como caso confirmado de enfermedad de Lyme en el área de influencia del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo, que da cobertura asistencial a 22.570 personas en edad pediátrica. Los casos incluidos en el estudio cumplían los criterios diagnósticos de vigilancia epidemiológica de los Centers for Disease Control and Prevention3, al tener clínica compatible y confirmación serológica por Elisa (VIDAS bioMerieux, St. Louis, Mo, EE. UU.) y Western Blot (EUROLINE-WB, Euroimmun AG, Lubeck, Alemania), excepto en aquellos con eritema migrans. Se recogieron datos como la edad de los pacientes, el sexo, la historia de picadura de garrapata, el mes y el año del diagnóstico, las manifestaciones clínicas, los datos de laboratorio y el tratamiento administrado (tabla 1).
Características epidemiológicas, clínicas, de laboratorio y tratamiento de los 10 casos de enfermedad de Lyme identificados durante el período de estudio
N.° | Edad (años) | Sexo | RPG | Mes | Año | Clínica | LCR/LA | Tratamiento (días/vía administración) |
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1 | 10 | V | No | Ago | 2013 | EM (cuello) | Doxiciclina (21/vo) | |
2 | 7 | V | No | Jun | 2012 | EM (hombro) | Amoxicilina (21/vo) | |
3 | 11 | V | Sí | Jun | 2010 | EM (rodilla) | Amoxicilina-clavulánico (10/vo) | |
4 | 9 | V | No | Jun | 2012 | EM (costado) | Doxiciclina (21/vo) | |
5 | 12 | M | No | Ago | 2006 | Meningitis | LCR: Prot: 102mg/dl Leuc:1500 (99% Li) | Ceftriaxona (21/iv) |
6 | 4 | V | Sí | Sep | 2008 | Meningitis Parálisis facial | LCR: Prot: 100mg/dl Leuc: 465 (90% Li) | Ceftriaxona (16/iv+5/im) |
7 | 1 | V | Sí | Ago | 2013 | Meningitis Parálisis facial | LCR: Prot: 36mg/dl Leuc: 60(95% Li) | Ceftriaxona (14/iv+7/im) |
8 | 6 | V | No | Ago | 2013 | EM (costado) Meningitis | LCR: Prot: 53mg/dl Leuc: 400(98%Li) | Ceftriaxona (14/iv+7/im) |
9 | 7 | M | Sí | Jul | 2007 | EM (axila) Meningitis Radiculitis | LCR: Prot: 77mg/dl Leuc: 976 (85%Li) | Ceftriaxona (14/iv+7/im) |
10 | 4 | M | Sí | Mar | 2012 | Artritis | LA: Leuc: 19.627 (88%PMN) | Amoxicilina (28/vo) Ceftriaxona (15/iv) Metotrexato (sc) Corticoide intraarticular |
IM: vía intramuscular; iv: vía intravenosa; LA: líquido articular; LCR: líquido cefalorraquídeo; Leuc: leucocitos; M: mujer; Prot: proteínas; RPG: recuerda picadura de garrapata; SC: vía subcutánea; V: varón; VO: vía oral.
Se identificó a 10 pacientes a lo largo del estudio, lo que supone una tasa de incidencia media de 5.5 casos/100.000/hab./año, superior a la descrita en la población general en otras zonas de España4. Este dato podría explicarse por la pluviosidad, abundancia de bosque bajo y de hospedadores del área de estudio que favorecen la abundancia del vector2. La mayoría de los enfermos eran varones y se diagnosticaron en agosto, mes estival en el que se realizan mayor número de actividades al aire libre y, por tanto, es más fácil el contacto con las garrapatas; cuya picadura es indolora, de ahí que solo fuese recordada por la mitad de los pacientes. La clínica predominante fue la dermatológica (40%), seguida de la neurológica (30%) y la articular (10%); además, el 20% de los enfermos presentaron manifestaciones dermatológicas y neurológicas. La manifestación cutánea más frecuente fue el eritema migrans de localización en la mitad superior del cuerpo, en contraste con la localización en extremidades inferiores, más frecuente en edad adulta1. La meningitis con predominio de mononucleares y proteínas elevadas en el LCR constituye una de las principales manifestaciones neurológicas de esta entidad en edad pediátrica junto con la parálisis facial periférica1. La radiculitis muy frecuente en adultos2 es más rara en la infancia como se observa en nuestro estudio. Todos los pacientes evolucionaron favorablemente tras el tratamiento antibiótico, salvo el que presentó clínica articular, que evolucionó hacia una artritis crónica recurrente como puede suceder en el 10% de los casos5. En el líquido articular de este paciente se identificó por PCR B. garinii, una de las genoespecies más frecuentes en España2. En los datos de laboratorio no se detectó leucocitosis significativa ni elevación de los reactantes de fase aguda y el 80% de los pacientes no presentaron fiebre, dato característico de otras enfermedades transmitidas por picadura de garrapata como la fiebre recurrente. El tratamiento antibiótico profiláctico tras picadura del vector no está indicado de forma sistemática, quedando limitado a situaciones concretas, en cuyo caso se utilizaría una dosis única de doxicilina por vía oral6.
Concluimos que la enfermedad de Lyme es una zoonosis presente en nuestra área sanitaria con una incidencia superior a la comunicada en otras zonas de España, aunque tanto las manifestaciones clínicas como la respuesta al tratamiento no difieren de lo observado en otros estudios. El mejor conocimiento de esta entidad entre los profesionales sanitarios ayudará a optimizar el índice de sospecha diagnóstica, a instaurar un tratamiento precoz e incluso a favorecer la divulgación de medidas preventivas para evitar la picadura de garrapata sobre todo en zonas de riesgo.