Leemos con interés el reciente editorial de Renter y Oulego1, y el artículo de González et al.2, publicados sobre ecografía a pie de cama en las unidades de cuidados intensivos pediátricos. Estos escritos vienen en sintonía con las recientes publicaciones en la literatura en general3, y en Anales de Pediatría en particular, donde se exponen las posibilidades que ofrece para los pediatras el uso de la ecografía. González et al., presentan la disponibilidad de equipos y uso real a día de hoy en las unidades de cuidados intensivos pediátricos en España2.

La ecografía a pie de cama (también denominada ecografía clínica), es una realidad en nuestra especialidad, tanto en urgencias, plantas de hospitalización o en algunas subespecialidades pediátricas.

Revisadas las 23 subespecialidades pediátricas que se encuentran dentro de la Asociación Española de Pediatría (AEP), únicamente 4 de ellas poseen grupos de trabajo de ecografía (tabla 1). La AEP no posee ningún grupo de trabajo. Sin embargo, dentro de los cursos que ofrece la AEP, son frecuentes tanto los cursos de ecografía dirigidos a pediatras, como en los últimos congresos nacionales, la existencia de talleres o cursos centrados en este ámbito.

En otros países de nuestro entorno, la ecografía se encuentra dentro del plan formativo de la residencia de pediatría, exigiendo por tanto su conocimiento. Sin embargo, en España, no se hace mención expresa a la formación en ecografía.

Especialidades médicas como la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Medicina Generales y de Familia (SEMG), La Sociedad Española de Cuidados Intensivos (SEMICYUC) o la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), entre otras, presentan grupos de trabajo sobre ecografía. Algunas ofrecen procesos de formación específicos y acreditaciones de diferentes niveles para el uso de ecografía. Especialmente, la SEMI ha avanzado mucho con protocolos y temarios para sus asociados.

Los pacientes durante la edad pediátrica muestran una ventaja para el uso de la ecografía, pues tiene una ventana acústica mejor que la del paciente adulto, por lo que la utilidad y seguridad de la ecografía es mayor. Los pediatras pueden responder a preguntas clínicas concretas, ofreciendo inmediatez en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Tanto desde la consulta de primaria, desde urgencias, desde las unidades de críticos neonatales o pediátricos o en las diferentes subespecialidades4. Como destacan Renter y Oulego en su editorial, el uso exige también una responsabilidad y formación reglada1.

Por ello, consideramos que debemos avanzar en la obtención de unos criterios en la formación en ecografía para los pediatras. Igual que algunas sociedades de subespecialidad lo han hecho, desde la AEP se debería fomentar un grupo de trabajo, para una evaluación de los conocimientos, así como acreditar y formalizar a aquellos profesionales que emplean el uso de la ecografía. Un objetivo, más ambicioso, debe ser incluir la formación en ecografía en los planes formativos de la especialidad, adecuándonos no solo a países de nuestro entorno, sino a los pediatras del siglo xxi4.