Hemos leído el interesante artículo de Mellado Peña et al.1, como documento de consenso de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica y el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, sobre la vacunación en inmunodeprimidos, tema complejo, por las múltiples y variadas situaciones de inmunodepresión que pueden presentarse en estos pacientes, y también debatido, ya que en algunas ocasiones no hay un criterio unánime entre los profesionales. Por ello, queremos hacer algunos comentarios y aportaciones.
Respecto de la tabla 1, que muestra las recomendaciones para la inmunización de niños con trasplante de órganos sólidos (TOS), deseamos hacer dos puntualizaciones. La primera se refiere a lo que se señala en el séptimo subapartado de las recomendaciones del periodo pretrasplante, donde se indica «No vacunar al paciente (refiriéndose a la vacuna de la varicela), por ser una vacuna de virus vivos». Precisamente, la vacunación de un niño candidato a un TOS con vacunas de virus atenuados debe hacerse antes del trasplante, y siempre como mínimo un mes antes de este. En el caso de la varicela puede hacerse a partir de los 12 meses de edad, y en el de la triple vírica a partir de los 6 meses de edad, si se considera que el trasplante ha de realizarse antes de cumplir el año de edad. Si la vacunación con vacunas atenuadas no se hace en el pretrasplante será muy difícil, o incluso imposible, hacerla en el postrasplante, dada la situación permanente de inmunosupresión farmacológica de estos pacientes para evitar el rechazo del órgano trasplantado2–6. Además, en el periodo pretrasplante, el intervalo mínimo entre las 2 dosis de vacuna triple vírica es de 4 semanas y no de 6 semanas como proponen los autores en la tabla2–6. La segunda puntualización es sobre el tercer subapartado del periodo postrasplante, donde dice: «Se recomienda una dosis de refuerzo de VPI y de DTPa o dtpa (mejor denominarla dTpa) a partir de los 6 meses postrasplante, aunque estas vacunas estén al día». Creemos que si el paciente está bien vacunado, es decir, ha recibido 4 dosis de vacuna (o 3 si se vacunó a partir de los 7 años de edad), la única razón para administrar una dosis de recuerdo es si ha de viajar a un país endémico o con brotes de poliomielitis, o si se ha hecho una herida tetanígena y han transcurrido más de 5 años desde la última dosis.
En relación con la vacunación en los niños con trasplante de progenitores hematopoyéticos, se cita en la tabla 2 (supraíndice 2) que el intervalo entre las dosis de vacunas debe ser de al menos 2 meses. Esta recomendación puede ser aplicable a algunas vacunas y dosis, por ejemplo, entre la segunda y la tercera dosis de vacuna de la hepatitis B, pero para otras, como la DTPa/dTpa, la VPI, la de Haemophilus influenzae tipo b y la antineumocócica 13-valente, el intervalo mínimo es de un mes4.
En la tabla 5 se encuentran las recomendaciones generales de administración de vacunas en condiciones especiales. La vacuna antimeningocócica debe considerarse en los pacientes con asplenia funcional o anatómica y con deficiencias del complemento, independientemente de su edad (no en los mayores de 2 años como se señala a pie de tabla), ya que la vacuna indicada en estos casos en nuestro entorno, por la epidemiología de la enfermedad meningocócica, es la antimeningocócica C conjugada, que es inmunógena a partir de los 2 meses de edad2.
Por último, en la tabla 9, cuando se comenta la vacunación del paciente infectado por el VIH, se considera un valor de linfocitos CD4 > 200/μl o del 15% (pie de tabla) para la administración con seguridad de la vacuna triple vírica. Este valor > 200/μl es adecuado para niños a partir de los 6 años de edad, pero en los menores de esta edad los valores adecuados son los siguientes: > 750/μl en los menores de un año y > 500/μl en los de 1 a 5 años de edad7,8.