Mujer de 13 años remitida desde otro centro por presentar disnea cervical, estridor y tos seca con el ejercicio desde los 11 años. Realizaba gimnasia rítmica, refiriendo síntomas con esfuerzos cada vez menores y sin mejoría con salbutamol.
En la espirometría basal: FEV1 105%, FEV1/FVC 81%, PBD y FeNO normales. IgE total 680kU/L, sensibilización a pólenes, alternaria y perro.
Aunque el estridor y la disnea cervical no lo apoyaban, se diagnosticó de asma tras prueba de provocación bronquial con ejercicio positiva (caída FEV1: 39%). Recibió fluticasona, budesonida-formoterol, montelukast e ipratropio, sin mejoría. Por ello, a los 12 años se inició omalizumab, pero la ausencia de respuesta obligó a pensar en diagnósticos alternativos o en comorbilidades1,2. La TCAR y la fibrobroncoscopia fueron normales.
El estridor y la disnea cervical apuntaban a una obstrucción laríngea inducible por ejercicio (OLIE). Para apoyar el diagnóstico se realizó laringoscopia continua durante el ejercicio3, durante el que se reprodujeron los síntomas y se objetivaron cierre glótico y aducción paradójica inspiratoria de las cuerdas vocales, confirmándose la OLIE (video/imagen 1). La espirometría postejercicio evidenció el aplanamiento del asa inspiratoria.
Se indicaron técnicas de relajación y fisioterapia, con mejoría de los síntomas. En revisiones posteriores refería tos y sibilancias en primavera que mejoraban con salbutamol, diagnosticándose además de asma episódica leve, aunque predominaban los síntomas atribuibles a la OLIE.
Concluimos que, como en el asma, el diagnóstico de OLIE es fundamentalmente clínico, no estando indicadas pruebas como la TCAR ni la broncoscopia flexible. Este caso es un ejemplo de que asma y OLIE pueden coexistir.