El síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) es una enfermedad que afecta hasta el 2-4% de la población pediátrica1,2. Consiste en el colapso recurrente de la vía aérea durante el sueño, con cese o disminución del flujo respiratorio, provocando ciclos de hipoxia y reoxigenación posterior, que a largo plazo pueden desencadenar una cascada inflamatoria con efectos sistémicos2,3.
Una de las diferencias entre el SAHS del niño y del adulto es el tipo de repercusiones, así, en la población infantil son más habituales el retraso ponderoestatural o complicaciones neurocognitivas, siendo menos frecuentes la somnolencia diurna o la morbilidad cardiovascular, más propias del adulto.
Entre los hallazgos hematológicos, ha sido descrito en adultos el aumento de hemoglobina4,5 llegando en ocasiones al rango de policitemia5, considerándose estas alteraciones secundarias al aumento de secreción de eritropoyetina por la hipoxia recurrente durante el sueño. Si bien últimamente se está analizando la influencia de otros factores5, dado que no todo paciente con SAHS grave desarrolla estos cambios.
Asimismo, el aumento del ancho de distribución eritrocitaria (RDW) se ha relacionado de forma directamente proporcional con la gravedad del SAHS3. El RDW está siendo estudiado como biomarcador proinflamatorio (no solamente en enfermedad cardiovascular), elevándose probablemente por estrés oxidativo e inflamación crónica, que causan la liberación de citoquinas que podrían actuar sobre la médula ósea y alterar la eritropoyesis3. También se cree que podrían influir estímulos neurohormonales3.
En la literatura pediátrica se ha estudiado la presencia de alteraciones metabólicas, como la elevación de la hemoglobina glucosilada en pacientes con SAHS, postulándose como marcador de gravedad (independiente de la edad y el peso)6; pero, los datos sobre la serie roja no están bien descritos. Por ello hemos realizado un estudio para evaluar si las alteraciones hematológicas propias del adulto con SAHS grave se reflejan en niños, para identificar nuevas herramientas de cribado y así priorizar la realización de estudios de sueño.
Éste estudio es retrospectivo, con revisión de historias clínicas y analíticas preoperatorias de pacientes intervenidos de SAHS grave entre los años 2012-2016 en nuestro centro, así como controles de niños, de similar edad, operados por otros motivos.
Se ha definido como SAHS grave la presencia de un índice de apneas/hipopneas (IAH)>10 en el estudio de sueño. Las variables analizadas han sido: edad, IAH o IAH obstructivas, índice de desaturaciones (IDO), nadir, tiempo de saturación de oxígeno menor al 90% (T90), arousals, tiempo total de sueño, eficiencia de sueño, porcentaje de sueño profundo y fase de sueño rápido (REM) y datos de la serie roja (hemoglobina, hematocrito, HCM, VCM y RDW).
Se obtuvo una muestra de 87 niños con SAHS grave (edad media: 4,30±2,27), 78 diagnosticados con polisomnografía y 9 con poligrafía y 88 controles (edad media: 6,01±3,68). El IAH medio del grupo de SAHS era de 21,34±12,80 apneas/h. El resto de valores poligráficos/polisomnográficos quedan reflejados en la tabla 1.
Análisis descriptivo del grupo de pacientes con SAHS grave, con medidas de tendencia central y de dispersión
N.° | Media | DT | Mediana | P25 | P75 | |
---|---|---|---|---|---|---|
IAH | 87 | 21,34 | 12,80 | 17,70 | 12,90 | 23,90 |
Nadir | 85 | 79,08 | 10,64 | 83,00 | 74,00 | 87,00 |
IDO | 87 | 25,45 | 16,09 | 21,70 | 14,65 | 30,75 |
T90 | 87 | 4,09 | 7,46 | 0,90 | 0,10 | 4,60 |
Arousals/h | 73 | 13,72 | 9,10 | 11,00 | 7,45 | 18,90 |
TST, % | 77 | 7,42 | 2,67 | 7,27 | 6,79 | 7,68 |
N3, % | 70 | 34,81 | 8,59 | 35,10 | 29,30 | 40,62 |
REM, % | 70 | 14,27 | 5,19 | 14,75 | 11,00 | 17,85 |
Eficiencia, % | 74 | 86,93 | 7,90 | 88,70 | 83,65 | 92,05 |
DT: desviación típica; IAH: índice de apnea-hipopnea; IDO: índice de desaturaciones; N3: fase de sueño lento profundo; REM: fase de sueño rápido «rapid eye movement»; SAHS: síndrome de apnea-hipopnea del sueño; T90: tiempo de saturación de oxígeno <90%; TST: tiempo total de sueño.
Comparando la media de hemoglobina en el grupo de SAHS (12,92±0,92), no se han encontrado diferencias significativas con el grupo control (13,09±0,99), ni tampoco en el resto de valores hematológicos (tabla 2).
Estudio comparativo del grupo de pacientes con SAHS grave y los controles, tanto de forma global, como subestratificados por edades
Grupo | Variable | SAHS | No SAHS | Valor de p |
---|---|---|---|---|
Total (N=175) | Edad | 4,30±2,27 | 6,01±3,68 | <0,05 |
Eritrocitos | 4,82±0,35 | 4,80±0,41 | 0,62 | |
Hb | 12,92±0,914 | 13,09±0,99 | 0,24 | |
Hto | 38,46±2,60 | 39,24±3,09 | 0,08 | |
VCM | 79,40±6,83 | 81,52±5,10 | 0,02 | |
HCM | 26,87±1,59 | 27,32±2,10 | 0,11 | |
RDW | 13,69±1,14 | 13,75±2,44 | 0,83 | |
<6 años (N=117) | Eritrocitos | 4,85±0,37 | 4,67±4,38 | 0,02 |
Hb | 12,81±0,94 | 12,74±0,94 | 0,68 | |
Hto | 38,26±2,67 | 38,08±2,93 | 0,74 | |
VCM | 79,18±3,87 | 80,87±4,96 | 0,04 | |
HCM | 26,50±1,51 | 27,05±1,92 | 0,09 | |
RDW | 13,92±1,12 | 14,10±3,15 | 0,70 | |
≥6 años (N=58) | Eritrocitos | 4,74±0,27 | 4,94±0,31 | 0,02 |
Hb | 13,34±0,66 | 13,52±0,87 | 0,46 | |
Hto | 39,27±2,18 | 40,63±2,71 | 0,07 | |
VCM | 80,26±13,22 | 82,3±5,22 | 0,53 | |
HCM | 28,27±1,03 | 27,65±2,27 | 0,16 | |
RDW | 12,79±0,68 | 13,32±0,97 | 0,04 |
Número total de 175 pacientes: 87 con SAHS grave (69 menores de 6 años y los 18 restantes mayores) y 88 controles (48 por debajo de 6 años y 40 por encima).
Eritrocitos (×106/μl); Hb: hemoglobina (g/dl); HCM: hemoglobina corpuscular media (pg); Hto: hematocrito; RDW: ancho de distribución eritrocitaria; SAHS: síndrome de apnea-hipopnea del sueño; VCM: volumen corpuscular medio (fl).
Dada la diferencia significativa de edad entre ambos grupos, y por las diferencias en valores hematológicos en las distintas etapas de la infancia, se decidió reanalizar por subgrupos de edad (tabla 2), sin encontrarse diferencias significativas en valores de hemoglobina ni hematocrito. En nuestro estudio los menores de 6 años con SAHS presentan un mayor número de eritrocitos, pero paradójicamente, en mayores de 6 años esta tendencia no solo no se mantiene, sino que se observa que los del grupo control tienen mayor número de eritrocitos, por lo que no se pueden establecer conclusiones a este respecto. Por otra parte, en referencia al RDW, los mayores de 6 años sin SAHS parecen tenerlo ligeramente aumentado con respecto al grupo con SAHS.
Por tanto, a diferencia de la población adulta, no encontramos diferencias significativas entre los valores de la serie roja de niños operados por SAHS comparados con niños de edad similar intervenidos por otras causas.
Probablemente se deba a un menor grado de hipoxia (T90 en muchas ocasiones del 0% pese a SAHS significativo), así como a menos tiempo de evolución, así, considerando nuestro estudio, no supone una herramienta útil de cribado. No obstante, consideramos necesaria la realización de más estudios al respecto, aumentando el tamaño muestral, equiparando mejor las edades de ambos grupos y estudiando más comorbilidades y parámetros (no solo hematológicos, también antropométricos-metabólicos), que pudieran asimismo afectar a la serie roja.