Durante el último año se evaluaron en nuestro servicio tres pacientes con verrugas en pene. Las figuras 1 y 2 corresponden a pacientes derivados por lesión exofítica en glande, de escasos milímetros, halladas incidentalmente al retirar el prepucio durante evaluación pediátrica de rutina. La figura 3 pertenece a un niño de tres años con lesión verrucosa de 1 cm en el meato uretral, detectada por la madre mientras lo higienizaba.
En todos los casos, se realizó exéresis quirúrgica de la lesión, con diagnóstico anatomopatológico de verruga por papilomavirus humano (VPH), genotipo 11. En los seis meses de seguimiento, solo presentó recidiva el último paciente, en quien apareció lesión de 2 mm, al mes postoperatorio. Se realizó marcación para proteína Ki67, siendo (+). Fue tratado con imiquimod 5% tópico (tres veces/semana, durante dos meses) con respuesta completa y sin recidiva posterior.
La presencia de VPH en menores de edad hace imprescindible detectar abuso sexual e identificar el foco de contagio; verdaderos desafíos para el equipo de salud ante la vulnerabilidad del niño y familiares, asociado con los escasos conocimientos epidemiológicos en la infancia. El virus puede permanecer latente por meses o años y las vías de transmisión descritas son la vertical (embarazo y parto), horizontal (autoinoculación o heteroinoculación) o a través de fómites1,2. En los pacientes presentados no pudo demostrarse abuso sexual ni determinar el foco de contagio.
La inmunización anti-VPH con vacunas tetravalente o nanovalente es la única disponible que previene los genotipos 6 y 11, principales causantes de verrugas genitales3.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.