Sr. Editor:
El himen imperforado es una malformación congénita rara, aunque la más frecuente, del tracto genital femenino y por lo general no da síntomas hasta la pubertad. Sólo raramente, el himen imperforado se manifiesta como una masa detectable en el período neonatal que puede conllevar la presencia de una ureterohidronefrosis bilateral1 o incluso insuficiencia renal aguda de etiología posrenal2.
Describimos el caso de un hidromucocolpos diagnosticado en ecografía prenatal y confirmado por resonancia magnética (RM) prenatal como una masa retrovesical que secundariamente producía una ureterohidronefrosis bilateral que se resolvió con el tratamiento inmediato después del nacimiento.
Se trata de un recién nacido hembra de 39 semanas de gestación, de parto eutócico, cuyo peso al nacer es de 3.475g con test de Apgar al minuto de 9 y a los 5min de 10, con diagnóstico ecográfico prenatal de tumoración retrovesical de aproximadamente unos 45mm con ureterohidronefrosis bilateral. La RM fetal mostraba la presencia de probable hidromucocolpos por imperforación del himen con presencia de ureterohidronefrosis bilateral (fig. 1). La ecografía a las 12h de vida mostró la presencia de tumoración pélvica que corresponde a cavidad vaginal llena de líquido espeso, así como ureterohidronefrosis bilateral (fig. 2). A las 24h de vida se realiza himentomía, que da salida a abundante líquido lechoso y espeso. La analítica efectuada a las 48h de vida mostró unas cifras de urea, (15mg/dl) y creatinina (0,5mg/dl) dentro de límites normales. La exploración física, así como el resto de las exploraciones complementarias realizadas descartaron la presencia de otras anomalías anogenitales o urológicas.
Los controles ecográficos posteriores han mostrado una progresiva mejoría con normalidad ecográfica a los 3 meses de vida (fig. 3).
El himen imperforado tiene una incidencia estimada del 0,1-0,014%. La etiología podría ser debida a una estimulación excesiva de las glándulas mucosas cervicales del feto por los estrógenos maternos en presencia de un himen intacto y puede conllevar un cúmulo excesivo de secreciones en la vagina y el útero. La obstrucción al flujo urinario ocurre cuando la acumulación de fluido en la vagina y el útero tiene un efecto mecánico sobre la vejiga y los uréteres produciendo secundariamente una obstrucción. Generalmente, las niñas con himen imperforado se diagnostican en la adolescencia3. La manifestación como una masa en el período neonatal es rara y puede cursar como ureterohidronefrosis o también como causa de insuficiencia renal posrenal. En nuestra paciente, la función renal a las 48h de vida determinada como cifras de urea y creatinina y fue normal.
El himen imperforado se puede diagnosticar con una exploración neonatal detallada en presencia de una niña recién nacida con diagnóstico prenatal de masa pélvica pudiéndose, de esta manera, evitar exploraciones complementarias a veces caras y/o molestas.
El himen imperforado puede estar asociado a varios síndromes como McKusick-Kaufman o Bardet-Biedl4. Nuestra paciente no tenía ningún estigma que pudiera sugerir la presencia de estos síndromes ni tampoco ninguna anomalía cloacal5.
Los casos neonatales de himen imperforado son muy raros en la literatura médica y debe considerarse esta causa en presencia de una ureterohidronefrosis bilateral y de una masa pélvica en un recién nacido de sexo femenino, debiéndose incluir un hidrometrocolpos secundario a imperforación del himen en el diagnóstico diferencial de una insuficiencia renal posrenal durante el período neonatal.