Sr. Editor:
Hemos leído con atención el artículo "Hepatomegalia y hemangiomas cutáneos" publicado en su Revista y creemos conveniente precisar algunos aspectos relativos al diagnóstico y tratamiento de los tumores vasculares hepáticos.
Uno de los objetivos fundamentales de la International Society for the Study of Vascular Anomalies (ISSVA)1 es simplificar y unificar la compleja nomenclatura que tradicionalmente se ha utilizado al referirse a las anomalías vasculares congénitas en cualquiera de sus localizaciones posibles.
En este sentido términos como angioma plano se han sustituido por el de malformación capilar; angioma cavernoso por el de malformación venosa o hemolinfangioma por malformación linfático-venosa con el fin único y exclusivo de no aplicar tratamientos inefectivos, caros y con efectos secundarios graves en pacientes en los que no están indicados.
Con respecto a los tumores vasculares hepáticos y con el uso ya indiscriminado de marcadores endoteliales como el Glut-1 se ha llegado al consenso durante el pasado año de que no hay diferencia alguna entre las características inmunohistoquímicas de los hemangiomas cutáneos y hepáticos, por lo que ambos deben denominarse de la misma manera2.
El término "hemangioendotelioma" (en vías de desaparición y sustitución por el de "angioma congénito hepático") se reserva para tumores vasculares hepáticos que a diferencia del hemangioma proliferativo son solitarios, nunca proliferan manteniendo siempre el mismo tamaño, presentan diferencias angiográficas muy significativas y no responden al tratamiento antiangiogénico, por lo que el tratamiento quirúrgico es el de elección y son sistemáticamente Glut-1 negativos3.
Hemos revisado nuestra experiencia de los últimos 11 pacientes y contrariamente a lo que podría esperarse, la mortalidad en los tumores vasculares hepáticos es mayor en el grupo de los hemangiomas debido a la frecuente imposibilidad de extirparlos quirúrgicamente cuando no hay respuesta al tratamiento farmacológico, por lo que la positividad para el marcador Glut-1 debe considerarse signo de mal pronóstico.
En definitiva creemos que el diagnóstico correcto del caso clínico presentado es el de hemangioma hepático, tumor claramente diferenciado en la actualidad del hemangioendotelioma o angioma congénito hepático.