Sr. Editor:
El huevo es la causa más frecuente de alergia alimentaria en niños en nuestro medio1. La forma clínica más habitual es la cutánea (urticaria, angioedema) y digestiva (vómitos, dolor abdominal, diarrea), siendo ocasionales los síntomas respiratorios y sistémicos (taquicardia, hipotensión, shock anafiláctico). Requiere sensibilización previa bien intraútero o a través de la lactancia materna por la exposición a pequeñas cantidades de antígeno2,3, necesitando cantidades más altas para producir la clínica alérgica. Por lo tanto es poco habitual que haya síntomas antes de la introducción del huevo y es más excepcional que la clínica se produzca por la exposición a uno de los componentes de este alimento.
Los alérgenos principales del huevo son ovoalbúmina, ovomucoide, ovotransferrina y lisozima2. La lisozima se usa como aditivo en numerosos alimentos y, debido a sus propiedades bactericidas, forma parte de varios fármacos utilizados en pediatría4.
Se presenta el caso clínico de una lactante cuyo primer síntoma de alergia alimentaria a huevo fue una reacción anafiláctica tras la administración de un medicamento que contenía lisozima, previo a la introducción del huevo en su alimentación.
Lactante de 9 meses que acude a la consulta de su pediatra de atención primaria por cuadro catarral afebril pautándose tratamiento con un descongestionante nasal que contiene neomicina, dexametasona, clorfenamina y lisozima. Inmediatamente después de la toma de la primera dosis, inicia episodio de reacción anafiláctica caracterizada por urticaria generalizada con angioedema y dificultad respiratoria progresiva que cede a los 15 min, tras la administración de metilprednisolona intramuscular y cetirizina oral.
Entre los antecedentes, es hija única, con embarazo controlado, parto con ventosa y en período neonatal es diagnosticada de sepsis clínica que requiere tratamiento antibiótico durante 10 días. Lactancia materna durante 5 meses, con introducción de alimentación complementaria sin incidencias, sin introducir huevo hasta entonces; no antecedentes de atopia. La madre y varios miembros en rama materna están diagnosticados de rinoconjuntivitis polínica.
Ante la clínica anterior, su pediatra se pone en contacto con nuestra unidad y dada la sospecha de sensibilización a huevo, se recomienda dieta exenta del mismo hasta ser vista en la consulta. A pesar de ello, a los 11 meses, la paciente presenta episodio de urticaria perilabial tras la toma de pequeña cantidad de merengue que le fue dado por su abuela. Este episodio cede espontáneamente, sin necesidad de administrar medicación.
Acude a nuestra consulta a la edad de 11 meses, donde se confirma la sospecha clínica de alergia al huevo tras la realización de pruebas cutáneas y analítica (tabla 1).
En la actualidad la paciente sigue con dieta exenta de huevo y no ha vuelto a presentar nuevos episodios de reacción alérgica. A los 15 meses de edad, se administra vacuna triple vírica en el hospital, según recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría y de la Sociedad Española de Inmunología y Alergia Pediátrica5, sin que hubiera incidencias.
La lisozima (Gal d4, 3,5 % proteínas de la clara) es una proteína de pequeño tamaño, de 14,3 kDa y 129 aminoácidos2. Se le considera uno de los alérgenos principales de la clara de huevo, aunque este papel ha sido ampliamente discutido en la literatura especializada.
Inicialmente se consideró a la lisozima como un contaminante de las principales proteínas del huevo. Posteriormente Holen et al6 demostraron que la lisozima era fuertemente reconocida por IgE tanto en alérgicos al huevo como en la población en general y consideraron que la lisozima era uno de los alérgenos mayores del huevo. Frémont et al5 observaron que la frecuencia de sensibilización a lisozima en alérgicos al huevo era del 32 % y que pequeñas cantidades de lisozima podían producir reacciones alérgicas. Estudios más recientes muestran que la lisozima puede ser un alérgeno menor y sugieren que la reactividad de la IgE sea debido a interacciones inespecíficas7. De todas formas consideramos que, aunque la lisozima sea un alérgeno menor, debe ser tenida en cuenta en aquellos pacientes alérgicos al huevo debido a su presencia en alimentos, cosméticos y fármacos (tabla 2), cuyo uso debe ser evitado en este grupo de personas.
De hecho, existen casos descritos sobre reacciones alérgicas a la lisozima que contiene algunos medicamentos. Pichler et al8 presentaron 7 casos de mujeres que, tras la aplicación de supositorios vaginales que contenían lisozima, desarrollaron reacciones inmediatas de urticaria local o generalizada. También se han descrito casos de sensibilización a lisozima por vía inhalatoria en trabajadores de la industria avícola, farmacéutica o pastelera9.
En resumen, con la presentación de este caso clínico queremos hacer una llamada de atención a la utilización de fármacos que contienen lisozima, no sólo en los alérgicos al huevo, sino también en aquellos lactantes en donde todavía no se ha comprobado la tolerancia al huevo. Creemos que dichos fármacos, aunque en ficha técnica se autorice su uso en lactantes, no deben ser utilizados en aquellos menores de un año que todavía no hayan introducido el huevo en su alimentación por la posibilidad de producir una reacción adversa en pacientes con sensibilización a huevo.
Correspondencia: Dr. S. Lapeña López de Armentia.
Servicio de Pediatría. Hospital de León.
Altos de Nava, s/n. 24071 León. España.
Correo electrónico: slapena@hleo.sacyl.es