Niño de 3 años que acude a urgencias por vómitos de características retentivas de 12h de evolución. Antecedentes personales: 3 ingresos por vómitos y deshidratación, comunicación interventricular perimembranosa y dermatitis atópica. A su llegada la exploración física y el estado nutricional son normales. Pruebas complementarias: la radiografía de abdomen muestra «signo de la doble burbuja» con dilatación de cámara gástrica y duodeno proximal (fig. 1). La ecografía abdominal y el tránsito gastrointestinal revelan dilatación de primera, segunda y tercera porción duodenal, con transición brusca en la zona correspondiente a la pinza aortomesentérica (fig. 2). La angio-TAC descarta dicha afección. La gastroscopia evidencia restos alimentarios retenidos en tercera porción duodenal y una membrana delgada con perforación excéntrica de 3mm, que genera una imagen de fondo de saco ciego, compatible con membrana duodenal congénita (fig. 3).
La obstrucción duodenal congénita es poco frecuente1. En un 60% de casos se asocia a prematuridad y en un 30% a síndrome de Down. Puede relacionarse con otras malformaciones digestivas (atresia esofágica, páncreas anular) y extradigestivas (cardiacas, renales). El origen es intrínseco (atresia, estenosis, membrana) o extrínseco.
La atresia intestinal de primer grado, constituida por una membrana o diafragma intraluminal2, puede causar obstrucción parcial del duodeno. Los vómitos son el síntoma guía y suelen ser intermitentes, relacionados con ingestas abundantes y en ocasiones sin repercusión nutricional. Es preciso un alto índice de sospecha. El diagnóstico es clínico y radiológico, y la confirmación endoscópica. El tratamiento es quirúrgico3, como en el caso de nuestro paciente, adquiriendo cada vez mayor importancia el abordaje endoscópico.