Estudiar los factores en la infancia que pueden favorecer la aparición de obesidad en el adolescente.
Material y métodosHemos analizado los datos de 387 adolescentes, que pertenecen a un grupo de estudio de 673 sujetos en los que se ha hecho un control a los 6, 8, 11 y 14 años. Se ha hecho un estudio comparativo a los 6 y 14 años de edad, se realizó estudio antropométrico (que incluyó peso, talla, IMC y pliegue tricipital) y se completó un cuestionario para la valoración de los hábitos de vida y encuesta dietética. Se calcularon los aportes calóricos y los porcentajes de principios inmediatos que integraban su dieta habitual. Además, a todos los niños se les midió la presión arterial y se realizó un lipidograma. Se definió la obesidad como un IMC mayor del P97 ajustado a la edad del niño.
El análisis estadístico de los datos se realizó con el programa informático SPSS. La variación de prevalencia de obesidad fue evaluada mediante la prueba de McNemar. Las diferencias entre en número de horas de televisión y deporte entre obesos y no obesos, así como las diferencias en el perfil lipídico y en la composición de la dieta se analizó mediante la U de Mann Whitney. Se calculó el coeficiente de correlación lineal entre el IMC a los 14 años y el resto de variables estudiadas. Se consideró estadísticamente significativa una p < 0,05.
ResultadosSe presentan los datos obtenidos en cuanto a hábitos de vida (horas de televisión y horas de deporte semanal) comparando entre obesos o no obesos a los 14 años, así como las diferencias en la alimentación (aporte calórico total diario y porcentajes de principios inmediatos), la presión arterial y el lipidograma.
La prevalencia de obesidad en esta población a los 14 años fue de 17 % en varones y 10,5 % en mujeres, datos superiores a los obtenidos a los 6 años (7,9 y 4,9%, respectivamente). A los 6 años no encontramos diferencias significativas entre obesos y no obesos en cuanto a los hábitos de vida ni de composición de la dieta. Sin embargo, a los 14 años existe una correlación positiva entre el IMC y el número de horas que veían la televisión, así como con los valores de presión arterial sistólica y diastólica. En cuanto a la dieta se observa en los obesos un mayor consumo porcentual, estadísticamente significativo, de grasas saturadas y menor de hidratos de carbono, aunque estas diferencias son de escasa magnitud.
En el lipidograma, los adolescentes obesos presentaron valores significativamente mayores de triglicéridos y de índice aterogénico, y menores de c-HDL y apoproteína A. No se encontraron diferencias en cuanto a los valores de colesterol total ni c-LDL.
ConclusionesSe observa un aumento considerable de la prevalencia de obesidad a los 14 años con respecto a los 6. Es necesario insistir en la prevención primaria habituando a los niños desde pequeños a una vida activa, con una alimentación saludable.