Las lesiones por cuerpos extraños son frecuentes en pediatría. Excepcionalmente, un cabello puede ser encontrado bajo la piel, lo cual se conoce como pili migrans cutáneo (PMC)1.
Una niña de 3 años fue derivada por sospecha de larva cutánea migrans. Referían molestias plantares de una semana de evolución, y en la planta del pie derecho una estructura negra y lineal que parecía movilizarse. Presentaba una lesión subcutánea filiforme y de color negro (3,5cm longitud) en el borde medial de la planta (figs. 1 y 2). Tras la exploración se estableció el diagnóstico de PMC. Los padres optaron por seguimiento evolutivo.
Desde su descripción en 1957, se han reportado menos de 15 casos de PMC en niños1–3. Aunque su etiología es incierta, se piensa que el cabello irrumpe en la piel por una solución de continuidad epidérmica o por fricción durante la deambulación en niños que caminan descalzos, como en nuestro caso. Esta hipótesis explica por qué las plantas son las más involucradas y justifica la migración del cabello. Usualmente no hay síntomas, a diferencia de la larva cutánea migrans, que asocia prurito intenso y presenta un trayecto serpiginoso y tortuoso (fig. 3), que es lineal en el PMC2,3.