Una niña de cinco años previamente sana acudió al servicio de Urgencias por dolor en el ojo izquierdo de 48 horas de evolución. Su madre había notado, además, una protrusión mucosa en el párpado desde la semana anterior. La visión no estaba afectada y la niña no presentaba ningún otro síntoma.
La exploración física evidenció la presencia de hiperemia conjuntival y de un bulto plano de tejido mucoso de 0,5cm de longitud con la abducción del ojo (video). Tras consultar con el oftalmólogo de guardia, se pautó gentamicina y dexametasona tópica para su aplicación cada ocho horas. La paciente fue evaluada de nuevo a los cuatro días, observándose una reducción significativa en el tamaño de la lesión, que desapareció por completo tras una semana de tratamiento.
El granuloma piogénico es una lesión vascular de crecimiento rápido localizada en la piel o mucosas, que se desarrolla con mayor frecuencia en la segunda o tercera década de vida1. Aunque son benignas, estas lesiones pueden causar molestias o sangrar fácilmente2. No suelen ocasionar dolor, no obstante, a los niños les puede resultar complicado reportar sus síntomas. El diagnóstico es clínico, si bien, en algunos casos, el examen histopatológico puede ser útil para confirmarlo. La mayoría de los granulomas piógenos se resuelven espontáneamente3, aunque lesiones particularmente molestas o persistentes pueden requerir corticoterapia tópica o resección quirúrgica1.
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