La efectividad de los tratamientos antirretrovíricos en la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es tan alta que ha animado a muchas mujeres infectadas por el virus a tener hijos. Incluso, algunas mujeres solicitan poder amamantar a sus hijos. Esta demanda nos ha motivado a revisar este tema.
La tasa de transmisión vertical (TV) del VIH ha mejorado sustancialmente, ha pasado de 15,5 en 1994 a 0,99% entre 2001 y 2003 en países industrializados gracias a las medidas preventivas recomendadas, como la profilaxis antirretrovírica durante el embarazo, en el parto y en el período neonatal, la cesárea electiva y la abstención de la lactancia materna (LM)1.
En referencia a este último punto, se sabe que la LM representa un riesgo añadido para la TV del VIH, que varía, según las publicaciones consultadas, entre un 9 y un 14%1,2. Este riesgo se mantiene durante todo el período de lactancia. Por este motivo, las guías del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA recomiendan que «cuando el uso de leche de fórmula es factible, accesible, asequible, sostenible y seguro, la abstención de la misma en las madres infectadas por el VIH es recomendable, de no poder ser así, se recomienda la LM exclusiva durante los primeros meses de vida»3. En este último caso, el tratamiento de la leche materna con calor, con la intención de inactivar el VIH es una posible alternativa en la que se está trabajando.
Primero, debemos considerar las observaciones realizadas por Chantry et al en 20004, en las que se compara la actividad intrínseca de los ácidos grasos de la leche frente al efecto del calor en cuanto a la inactivación del VIH. En este estudio se demostró que mediante lipólisis (mantener la leche a temperatura ambiente) durante 6h, se disminuyen los títulos de carga vírica (CV), pero no los de ácido desoxirribonucleico (ADN) provírico en las células de la leche puesto que, como documentaron por primera vez, para esto último se requiere ebullición.
A partir de estos datos, se han probado diferentes técnicas de inactivación del VIH de la leche por calor. La primera, llamada pasteurización pretoria (PP), descrita por Jeffery y Mercer en 20005, consiste en la transferencia pasiva de calor de 450ml de agua en un recipiente de aluminio de 1 l a otro de cristal introducido en su interior, el que puede contener entre 50 y 150ml de leche. La técnica consiste en llevar el agua a ebullición y retirarla inmediatamente del fuego. En ese momento, se debe colocar el recipiente con la leche dentro del agua hirviendo y dejarla allí durante 10 o 15min; así se obtenienen CV y virus asociado a células indetectables en todas las muestras pasteurizadas6.
Otro método, el flash-heat (FH), descrito por Israel-Ballard et al en 20058, consiste en la colocación de 50ml de leche en un recipiente de cristal en el interior de otro de aluminio con 450ml de agua, que se lleva a ebullición, momento en que se retira la leche. Al evaluar la efectividad de esta técnica, los autores proponen la determinación de la transcriptasa inversa que se sabe es necesaria para la infección celular y, además, se ha visto que se correlaciona con la cantidad de ácido ribonucleico (ARN) vírico. El motivo de la utilización de esta técnica es indicar la presencia de VIH viable (con capacidad infectiva), lo que no se puede demostrar con la utilización de la reacción en cadena dela polimerasa (PCR) debido a que sólo detecta ácido nucleico vírico sin distinguir si éste es viable o no. Además, con el cultivo celular del virus y su recuento (el patrón oro hasta el momento) resulta difícil demostrar su inactivación total debido a su baja sensibilidad inherente.
Por este motivo, el resultado de su estudio muestra una disminución de 3 logaritmos o más del VIH; también se ve que el FH resulta más eficaz en la inactivación de la transcriptasa inversa que la PP. Además, un estudio reciente muestra CV indetectable con esta técnica10.
El siguiente paso sería preguntarnos cuáles son los efectos de estas técnicas sobre los valores nutritivos e inmunológicos de la leche. Se ha visto que con ambas técnicas se retienen eficazmente las propiedades. Además, el FH sería superior en la preservación de las concentraciones totales de la inmunoglobulina A, así como de su actividad secretora8. Estas propiedades se mantendrían sin refrigeración durante 8h con el empleo del FH9 y durante 12h con la PP7.
Después de la revisión realizada y a pesar de la escasez de trabajos sobre el tema, concluimos que: a) con estas técnicas parece posible eliminar el virus de la leche y conservar sus propiedades nutritivas e inmunológicas, pero la lactancia materna directa seguiría sin poderse realizar; b) se requieren más estudios para poder determinar la efectividad de estas técnicas, y c) en los países industrializados, la leche de fórmula sigue siendo recomendable como alternativa a la LM hasta que se demuestre la total seguridad de los métodos utilizados que deberían realizarse en los bancos de pasteurización de leche materna.