Valorar la percepción de salud en una población adolescente y joven, comprendidas entre 14 y 20 años, que acude al stand del Departamento de Salud en una Expo-Joven, y que participan, voluntariamente, en un taller sobre aspectos de salud.
Material y métodosSe utiliza una sencilla encuesta, traducida de un modelo que se utiliza en Suiza, de 35 preguntas agrupadas en 3 categorías: mi vida, mis hábitos, mi salud.
ResultadosDe un total de 204 encuestas, se rechazan 42 debido a mala cumplimentación. La proporción entre chicos y chicas es casi equivalente. La mayoría son alumnos de ESO y Bachillerato, con una escasa participación de los alumnos de ciclos de Formación Profesional. Alrededor de un 15 % no aceptan su peso o su talla, un 13 % se sienten tristes o deprimidos, y un 20 % se sienten cansados. Más de la mitad quisieran mejorar las relaciones con sus padres, y casi un 70 % reconoce la importancia de los valores espirituales. Un significativo 30 % plantea interrogantes sobre la sexualidad. Uno de cada cuatro reconoce que duerme pocashoras y un 16 % reconoce seguir algún tipo de régimen alimentario. Solamente un 23 % reconocen fumar, pero casi la mitad afirman que consumen alcohol. Por lo que se refiere a molestias físicas, predominan las dorsalgias (32,7 %), seguidas por la astenia (18,5 %), las cefaleas (16%), los mareos (12,3 %), las abdominalgias (8,6 %). Un 20 % de las chicas tienen problemas con la menstruación. Un 11 % de los encuestados reconocen deficiencias en el concepto de prevención de enfermedades y accidentes, aunque casi el 80 % afirman tener preocupación por su salud. Un significativo 13 % ignoran quién es su médico de cabecera.
ConclusionesA pesar de que la percepción generalizada es de que los adolescentes gozan de un buen estado de salud, los datos de esta encuesta nos indican que existen preocupaciones que, en la mayoría de las veces, no explicitan. Por lo tanto, hay que diseñar programas que se acerquen al adolescente en su propio medio, a fin de que puedan consultar aquello que les preocupa. Así mismo, se justifica plenamente la existencia de profesionales de la salud dedicados a la atención específica a los adolescentes.