Sr. Editor:
El reciente trabajo de Gartner et al1 publicado en la Revista que usted dirige sugiere que la eficacia del deflazacort en el tratamiento de la crisis asmática es similar a la de la prednisolona1. Debido a las limitaciones del estudio, este resultado debería ser confirmado por un ensayo clínico adecuadamente diseñado para reducir todos los sesgos posibles. En cualquier caso, lo que nos mueve a escribir esta carta es la insatisfacción que produce el comentario destilado en la frase final del artículo, que induce a elegir deflazacort dado su supuesto mejor perfil de efectos adversos. Esta afirmación puede llevar a encarecer la asistencia médica de un problema tan frecuente y reconocido por todos que no precisa citas bibliográficas para respaldarlo. Incluso si se demostrara la equivalente eficacia de ambos tratamientos, lo que no puede fundarse en este estudio preliminar, habría que demostrar también que el empleo intermitente de un tipo u otro de corticoide por vía sistémica es nocivo para la salud. Y esto es especialmente cuestionable porque, aunque apenas se ha estudiado, los pocos datos existentes parecen negarlo. Ducharme et al2 estudiaron a 48 niños (y 35 controles) con una mediana de edad de 6 años que habían recibido una mediana de 4 ciclos de prednisona oral para el tratamiento de su asma en los últimos 12 meses. En estos niños sólo se encontró un descenso transitorio de la osteocalcina sérica tras la última tanda, con rápida recuperación espontánea y ausencia de efectos en la densidad mineral ósea y en la función suprarrenal2. Recientemente Leonard et al3 no han encontrado carencias en el contenido mineral óseo en niños tratados con dosis elevadas intermitentes de prednisona y metilprednisolona por períodos prolongados para el síndrome nefrótico.
Desde nuestro punto de vista parece desacertado utilizar el deflazacort en vez de la prednisolona para la crisis de asma, dado que el estudio de Gartner et al1 no es suficiente para garantizar la equivalencia de ambos tratamientos, que no existen fundamentos para considerar que las tandas cortas de prednisolona por vía oral tengan efectos nocivos para la salud o peores que los del deflazacort, y que dicha sustitución supone incrementar el coste de cada crisis de asma que requiera corticoides orales de 2,68 a 20,62 1, dinero que indudablemente se detraerá de nuestros impuestos y de otras necesidades sanitarias, como personal o equipamiento, que tanto precisamos. No resulta nada extraño que no se hayan realizado estudios de comparación de estos medicamentos para la crisis de asma hasta la actualidad, salvo el estudio mexicano realizado en adultos mencionado por los autores, y no nos extrañará no encontrar más estudios similares en revistas con elevado factor de impacto, cuya mejora es perseguida por los editores de Anales de Pediatría4.