Estudiar la relación entre el peso de recién nacido (PRN) y el perfil lipídico y la presión arterial en adolescentes de 18 años.
Pacientes y métodosSe trata de un estudio descriptivo transversal. Se estudiaron 740 adolescentes de 18 años de edad, pertenecientes a cuatro centros educativos situados en el Área II de Atención Primaria de Salud de Madrid. El peso de recién nacido se obtuvo de los informes del nacimiento. A todos los participantes se les practicó una exploración física que incluía toma de la presión arterial y una extracción analítica para determinar el perfil lipídico, según métodos estandarizados.
ResultadosLas concentraciones de colesterol total (CT) y de colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (c-LDL) de los niños y niñas de PRN inferior a 3.000 g fueron estadísticamente superiores a las de los pacientes con PRN de más de 3.800g. En los varones hubo, asimismo, diferencia en las concentraciones de la apolipoproteína B (apo-B). Con respecto a la presión arterial, sólo encontramos una diferencia estadísticamente significativa en los valores de presión arterial diastólica (PAD) de los varones con PRN de quintiles extremos.
ConclusionesExiste una relación inversa entre el PRN y el colesterol total y el c-LDL en niños y niñas. Dicha relación se aprecia también en las cifras de apo-B en los varones. Sólo encontramos influencia del PRN en la PAD de los varones.
The aim of this study is to assess the relationship between birth weight and the lipid profile and blood pressure in adolescents.
Patients and methodsCross sectional study. We studied seven hundred and forty adolescents aged 18 who attended four different schools located in Madrid. Birth weight (BW) data were obtained from delivery records. All subjects underwent a physical examination, including measurement of blood pressure. Plasma lipids were determined using standardized methods after ten hour fasting.
ResultsTotal cholesterol and cholesterol-LDL in males and females with BW < 3.000 grams were statistically greater than those from subjects with BW > 3,800 grams. Male adolescents also showed a difference in the apolipoprotein B (ApoB) levels. We only found a statistically significant difference in the diastolic blood pressure of male adolescents belonging to the extreme birth weight quintiles.
ConclusionsWe found an inverse relationship between birth weight and total cholesterol and cholesterol LDL levels in males and females. This association was also noted in Apo B concentrations in male adolescents. The only influence birth weight had on blood pressure was on the diastolic blood pressure of males.
El escaso tamaño al nacer está relacionado con el aumento de la mortalidad en la edad adulta, tanto por enfermedades cardiovasculares1–4, como por todas las causas5,6 o la muerte prematura5.
En numerosos estudios se ha examinado la relación entre el escaso crecimiento fetal y el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular en edades posteriores de la vida.
Con respecto al perfil lipídico, la revisión realizada por Owen en 20037 concluyó que existía una débil relación inversa entre el peso de recién nacido y la concentración de colesterol total en todas las edades; sin embargo, algunos estudios posteriores, llevados a cabo en niños y adolescentes, no han confirmado estos resultados8,9. También se ha señalado que esta relación entre el peso de recién nacido y el colesterol total presenta distintas características en función del sexo10.
En cuanto a los datos referentes al resto de parámetros del perfil lipídico, los trabajos publicados no han mostrado resultados concordantes8,9,11.
En lo concerniente a la presión arterial, los estudios muestran una relación inversa entre el bajo peso de recién nacido y la presión arterial sistólica posterior12,13, aunque la asociación no es muy potente14. Al igual que sucede con el colesterol total, para algunos autores13,15 la relación puede variar en función de la edad de los sujetos estudiados y su sexo, y sin embargo, para otros16 no existen diferencias en función del género.
Se ha señalado la conveniencia de realizar más estudios para poder dilucidar esta cuestión10.
El objetivo de este trabajo es analizar la relación existente entre el peso de recién nacido y el perfil lipídico y la presión arterial en varones y mujeres de 18 años de Madrid.
MATERIAL Y MéTODOSSe incluyeron en el estudio 740 adolescentes sanos (325 varones y 415 mujeres), de 18 años de edad, seleccionados, de forma aleatoria, entre los pertenecientes a cuatro centros educativos de educación secundaria obligatoria y bachillerato situados en el Área II de Atención Primaria de Salud de Madrid. Se solicitó consentimiento informado a todos los participantes.
Atendiendo al peso de recién nacido (PRN) registrado en sus informes de nacimiento, se les clasificó en cinco grupos: primer quintil, los de menos de 3.000g; segundo quintil, los de 3.000–3.320g; tercer quintil, los de 3.321–3.600g; cuarto quintil, los de 3.601–3.800g, y quinto quintil, los de peso mayor de 3.800g.
A todos ellos se les realizó una exploración física que incluía peso, talla, medida del pliegue tricipital y toma de tensión arterial y una extracción de sangre venosa tras al menos 10h de ayuno.
La toma de la presión arterial se realizó por el procedimiento auscultatorio, en condiciones normales: tras 5min de reposo con el paciente sentado y el brazo a la altura del corazón. Se utilizó un esfigmomanómetro de mercurio con manguito que cubría al menos los dos tercios de la longitud del brazo. Consideramos presión sistólica la cifra correspondiente al primer ruido de Korotkow y presión diastólica la del quinto ruido.
Procedimientos de laboratorioSe determinó el colesterol total (CT), colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (c-HDL), colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (c-LDL), apolipoproteína A (apo-A), apolipoproteína B (apo-B) y triglicéridos. El CT y los triglicéridos fueron medidos mediante un método enzimático con un kit comercial (Boehringer Mannheim)16. El c-HDL se determinó en el sobrenadante obtenido tras la precipitación del colesterol de las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y del c-LDL con ácido fosfotúngstico y cloruro de magnesio17. El c-LDL se calculó mediante la fórmula de Friedewald18,19. La determinación de las apolipoproteínas se llevó a cabo por nefelometría cinética con los correspondientes anticuerpos (Array Protein System Becjam Instrument Inc.).
Análisis estadísticoLos datos fueron analizados en un PC compatible mediante el programa comercial SPSS versión 9.0. Se compararon las medias mediante la t de Student, tras comprobar que tenían una distribución normal mediante es test de Kolmogorov-Smirnov, salvo los cocientes en que se aplicó el test de Mann–Whitney.
RESULTADOSLa distribución de los adolescentes según el género y los quintiles de PRN mostró los siguientes resultados: 68 varones y 78 mujeres pertenecían al primer quintil (PRN < 3.000g). Al segundo quintil (PRN: 3.000-3.320g), 60 varones y 75 mujeres. Al tercero (PRN: 3.321-3.600g), 64 chicos y 85 chicas. Al cuarto (PRN: 3.601-3.800g), 62 varones y 82 mujeres. Y, por último, al quinto (PRN > 3.800g), 71 chicos y 95 chicas. Un total de 27 (15 mujeres y 12 hombres) habían tenido un PRN inferior a 2.500g.
No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre las medidas antropométricas actuales (peso, talla y pliegue tricipital) de los adolescentes pertenecientes a los quintiles extremos de PRN, por lo que consideramos esta muestra homogénea a este respecto.
La talla media de los varones del primer quintil era de 172,7cm (desviación estándar [DE]: 7), y la de los del quinto quintil 173,6cm (DE: 7). En las mujeres estos valores fueron de 163,3cm (DE: 8) y 164,9cm (DE: 7), respectivamente.
El peso medio de los varones fue de 67,1kg (DE: 14) en el primer quintil y de 70,2kg (DE: 9) en el quinto. En las mujeres fue de 54,7kg (DE: 6) en el primero y de 58,7kg (DE: 11) en el quinto.
El pliegue tricipital medio de los varones del primer quintil fue de 11,5mm (DE: 4) y de los del quinto de 11,2mm (DE: 5). En las mujeres, el pliegue medio en el primer quintil fue de 18,5mm (DE: 4) y en el quinto de 17,9mm (DE: 7).
Los datos correspondientes al perfil lipídico de las mujeres según los quintiles de PRN se exponen en la tabla 1. Solamente encontramos diferencias estadísticamente significativas entre el primer y quinto quintil en el CT (167,05mg/dl en el primer quintil y 160,5mg/dl en el quinto, p < 0,00001) y en el c-LDL (93,1mg/dl en el primer quintil y 88,2mg/dl en el quinto, p = 0,03).
Perfil lipídico de las mujeres de los quintiles primero a quinto peso de recién nacido
1.er quintil< 3.000g | 2.o quintil3.000–3.320g | 3.er quintil3.321–3.600g | 4.o quintil3.601–3.800g | 5.o quintil> 3.800g | Significación* | ||||||
Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | ||
Colesterol total (mg/dl) | 167,05 | 11 | 163,1 | 13 | 163,8 | 12 | 161,7 | 11 | 160,5 | 9 | p < 0,00001 |
Triglicéridos (mg/dl) | 55,57 | 22 | 55,62 | 18 | 54,37 | 21 | 53,21 | 22 | 52,36 | 13 | NS |
c-LDL (mg/dl) | 93,10 | 16 | 91,6 | 15 | 91,2 | 17 | 90,1 | 16 | 88,20 | 15 | p = 0,03 |
c-HDL (mg/dl) | 61,10 | 16 | 60,7 | 15 | 61,1 | 19 | 60,3 | 19 | 60 | 11 | NS |
apo-A (mg/dl) | 123,2 | 17 | 123,1 | 18 | 121,8 | 20 | 120,9 | 17 | 120,3 | 13 | NS |
apo-B (mg/dl) | 69,60 | 19 | 68,9 | 17 | 67,6 | 18 | 65,4 | 15 | 63,11 | 13 | NS |
CT/c-HDL | 2,73 | 0,8 | 2,72 | 0,9 | 2,73 | 0,8 | 2,75 | 0,8 | 2,78 | 0,8 | NS |
c-LDL/c-HDL | 1,52 | 0,6 | 1,50 | 0,6 | 1,49 | 0,6 | 1,49 | 0,6 | 1,47 | 0,5 | NS |
apo-B/apo-A | 0,56 | 0,2 | 0,55 | 0,2 | 0,55 | 0,1 | 0,54 | 0,2 | 0,55 | 0,1 | NS |
apo-A: apolipoproteína A; apo-B: apolipoproteína B; c-HDL: colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; c-LDL: colesterol de las lipoproteínas de baja densidad; CT: colesterol total; DE: desviación estándar; NS: no significativo.
Los varones también mostraron una relación inversa entre el PRN y los valores de colesterol total (168,2mg/dl en el primer quintil, el de menor PRN, y 155,7mg/dl en el quinto, el de PRN > 3.800g; p < 0,00001) y de c-LDL (99,2mg/dl en el primer quintil y 90,2mg/dl en el quinto, p = 0,0005) y presentaron, además, diferencias estadísticamente significativas en las cifras de apolipoproteína B (76,3mg/dl en el primer quintil y 64,5mg/dl en el quinto, p < 0,00001) y en los cocientes CT/HDL y LDL/HDL (tabla 2).
Perfil lipídico de los varones de los quintiles primero a quinto de peso de recién nacido
1.er quintil< 3.000g | 2.o quintil3.000–3.320g | 3.er quintil3.321–3.600g | 4.o quintil3.601–3.800g | 5.o quintil> 3.800g | Significación* | ||||||
Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | ||
Colesterol total (mg/dl) | 168,20 | 13 | 167,1 | 13 | 162,6 | 12 | 160,1 | 18 | 155,7 | 25 | p < 0,00001 |
Triglicéridos (mg/dl) | 60,80 | 20 | 59,7 | 21 | 59,8 | 22 | 58,6 | 20 | 58,18 | 20 | NS |
c-LDL (mg/dl) | 99,20 | 12 | 98,7 | 14 | 97,6 | 15 | 93,4 | 16 | 90,20 | 17 | p = 0,0005 |
c-HDL (mg/dl) | 54,10 | 9 | 54,6 | 11 | 55,2 | 13 | 55,9 | 15 | 56 | 11 | NS |
apo-A (mg/dl) | 120,4 | 14 | 120,5 | 18 | 121,1 | 14 | 121,5 | 16 | 121,4 | 12 | NS |
apo-B (mg/dl) | 76,3 | 7 | 75,6 | 12 | 73,4 | 15 | 68,2 | 14 | 64,50 | 13 | p < 0,00001 |
CT/c-HDL | 3,11 | 0,8 | 3,06 | 0,7 | 2,94 | 0,8 | 2,86 | 0,8 | 2,78 | 0,9 | p = 0,02 |
c-LDL/c-HDL | 1,83 | 0,5 | 1,8 | 0,6 | 1,76 | 0,6 | 1,67 | 0,7 | 1,61 | 0,5 | p = 0,01 |
apo-B/apo-A | 0,63 | 0,2 | 0,62 | 0,2 | 0,60 | 0,2 | 0,56 | 0,2 | 0,53 | 0,1 | NS |
apo-A: apolipoproteína A; apo-B: apolipoproteína B; c-HDL: colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; c-LDL: colesterol de las lipoproteínas de baja densidad; CT: colesterol total; DE: desviación estándar; NS: no significativo.
En lo que respecta a la presión arterial, solamente hallamos relación con el PRN en el caso de la presión arterial diastólica de los varones entre los quintiles extremos, que fue significativamente mayor en los de peso inferior a 3.000g (tabla 3).
Presiones arteriales sistólica y diastólica en los pacientes de los quintiles primero a quinto de peso de recién nacido
1.er quintil< 3.000g | 2.o quintil3.000–3.320g | 3.er quintil3.321–3.600g | 4.o quintil3.601–3.800g | 5.o quintil> 3.800g | Significación* | ||||||
Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | Media | DE | ||
PAS (mmHg) | |||||||||||
Hombres | 126,09 | 11 | 126,4 | 11 | 125,8 | 12 | 125,2 | 13 | 125 | 9 | NS |
Mujeres | 117,05 | 14 | 117,1 | 12 | 116 | 10 | 115,8 | 10 | 116,1 | 9 | NS |
PAD (mmHg) | |||||||||||
Hombres | 70,8 | 7 | 70,2 | 8 | 68,6 | 9 | 65,4 | 10 | 63,9 | 8 | p < 0,00001 |
Mujeres | 69,3 | 7 | 69,4 | 8 | 68,9 | 9 | 69,1 | 8 | 69 | 5 | NS |
PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica; DE: desviación estándar; NS: no significativo.
En la tabla 4 se muestran los coeficientes de correlación lineal encontrados. Aplicados los cálculos de regresión lineal, obtuvimos que por cada incremento de 1kg de PRN, la presión arterial diastólica (PAD) disminuía 3,310mmHg, el CT disminuía en 5,304mg/dl, el c-LDL disminuía en 4,782mg/dl, la apo-B descendía en 5,06mg/dl y el c-HDL se incrementaba en 3,72mg/dl.
Coeficientes de correlación entre el peso de recién nacido y las variables observadas en toda la población estudiada
Variables | r | p |
PAS | −0,070 | NS |
PAD | −0,113 | p < 0,05 |
CT | −0,218 | p < 0,01 |
c-HDL | 0,235 | p < 0,01 |
c-LDL | −0,316 | p < 0,001 |
apo-A | 0,078 | NS |
apo-B | −0,191 | p < 0,01 |
apo-A: apolipoproteína A; apo-B: apolipoproteína B; c-HDL: colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; c-LDL: colesterol de las lipoproteínas de baja densidad; CT: colesterol total; NS: no significativo; PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica.
La tabla 5 recoge los valores del perfil lipídico y de la tensión arterial de los que habían tenido un PRN inferior a 2.500g, separados por sexo. En ella se observa la misma tendencia que en análisis por quintiles, pero no se han realizado comparaciones estadísticas dado el reducido tamaño de la muestra.
Valores de perfil lipídico y de presión arterial en los que tuvieron un peso de recién nacido inferior a 2.500g según sexo
CT | TG | c-LDL | c-HDL | apo-A | apo-B | CT/c-HDL | c-LDL/c-HDL | Apo B/A | PAS | PAD | |
Hombres | |||||||||||
Media | 169,1 | 60,5 | 100,6 | 54 | 120,6 | 77,8 | 3,13 | 1,86 | 0,64 | 126,3 | 71,1 |
DE | 13 | 18 | 12 | 10 | 13 | 8 | 0,8 | 0,7 | 0,2 | 11 | 8 |
Mujeres | |||||||||||
Media | 168,1 | 56,3 | 94,2 | 60,9 | 122,6 | 70,1 | 2,76 | 1,54 | 0,57 | 118 | 70 |
DE | 12 | 18 | 16 | 12 | 15 | 15 | 0,9 | 0,6 | 0,2 | 12 | 8 |
apo-A: apolipoproteína A; apo-B: apolipoproteína B; c-HDL: colesterol de las lipoproteínas de alta densidad; c-LDL: colesterol de las lipoproteínas de baja densidad; CT: colesterol total; PAD: presión arterial diastólica; PAS: presión arterial sistólica; TG: triglicéridos.
Nuestros resultados muestran una relación inversa entre el PRN y los valores de CT, c-LDL y apo-B en varones de 18 años de edad. En las mujeres, la relación sólo fue estadísticamente significativa con respecto al CT y el c-LDL.
La relación entre el peso de recién nacido y el perfil lipídico ha sido muy analizada en la literatura científica. El metaanálisis realizado por Owen et al en 20037 concluyó que existe una débil asociación inversa entre el PRN y las cifras de colesterol total en todas las edades y en ambos sexos. Sin embargo, estas afirmaciones no han sido confirmadas completamente desde entonces.
Con respecto a la edad, aunque estudios posteriores a 2003, llevados a cabo en adultos, han encontrado igual relación20–22, algunos trabajos recientes en niños, como el de Daly et al8 en sujetos de 11a 13 años y el de Kaneshi et al9 en niños de 7 a 12 años, no la han constatado.
En lo que se refiere al género, Skidmore et al20 y Davies et al23 refieren diferencias en la relación del PRN y a concentraciones de colesterol total entre ambos sexos, resultados que concuerdan con los de un reciente metaanálisis10. Para Skidmore et al20 en los varones existe una constante relación inversa entre el peso de recién nacido y el colesterol total, mientras que en las mujeres esta relación sólo se hace evidente tras la menopausia. En el trabajo de Davies et al23 los varones vuelven a presentar esta relación, pero las mujeres no la presentan a ninguna edad. Este diferente comportamiento podría tener su explicación en el distinto patrón de crecimiento fetal que presentan varones y mujeres24,25. Los fetos masculinos presentan un crecimiento medio más rápido que los femeninos, y son, por ello, más vulnerables a cualquier alteración nutricional que pudiera producirse en el ambiente intrauterino. Asumiendo que este déficit nutricional sea la causa subya cente a las alteraciones del perfil lipídico en la vida posnatal, dichas alteraciones serán más frecuentes en los varones, que son los que se afectan antes.
La relación inversa entre el PRN y el resto de parámetros del perfil lipídico ha mostrado resultados no concluyentes en estudios previos. Con respecto a las concentraciones de apo-B, la relación que hallamos en nuestro estudio es similar a la comunicada previamente por otros autores11,26 pero discordante con otros trabajos9.
En las concentraciones de triglicéridos, nosotros no encontramos diferencias estadísticamente significativas entre los quintiles extremos de ningún sexo, lo que difiere de datos previamente publicados27,28 pero concuerda con otros26.
Con respecto al c-HDL, algunos investigadores no han encontrado ninguna asociación con el prn8,20,22,26. Sin embargo, para otros9,27 sí existe dicha relación, aunque sea una asociación débil, evidente sólo tras ajustar al índice de masa corporal9.
Al igual que Barker et al26, en nuestro estudio no encontramos relación entre el PRN y los valores de apo-A1. Sin embargo, otros autores11,29 han demostrado que se dan concentraciones inferiores de A1 cuanto menor es el PRN y Antal et al30 halla valores algo superiores de A1 en adolescentes que nacieron con bajo peso.
Por lo que se refiere a la relación entre el PRN y la presión arterial, sólo encontramos diferencias estadísticamente significativas entre los valores de PAD de los varones con PRN de quintiles extremos. Las cifras de presión arterial sistólica (PAS) fueron similares en todos los grupos, al igual que los valores de PAD de las niñas.
Estos datos sobre la presión arterial difieren de la literatura científica general. La mayoría de los trabajos publicados señalan una relación inversa entre el PRN y la PAS en todas las edades, aunque de intensidad leve durante la adolescencia12,31. No obstante, para otros autores se produce una “amplificación” de esta relación con el paso del tiempo32,33, que podría explicarse en función de que el PRN induce, además, a una mayor variabilidad de la presión arterial34. Asimismo, se ha indicado que un acelerado crecimiento posnatal también puede contribuir a que los niños con bajo PRN desarrollen mayores cifras de presión arterial posteriormente12,35,36.
La relación del PRN con la PAD es menos constante en los estudios publicados, algunos autores hallan una relación inversa clara33 y para otros es débil, no existe o depende de los grupos etarios o de género36–38.
En la revisión realizada en 2002 por Huxley et al14 sobre los trabajos publicados con respecto a la relación entre el PRN y la presión arterial, se sugiere que dicha relación podría no ser muy relevante, una vez se corrigen los factores de confusión.
La evidencia científica actual indica la existencia de una asociación entre el PRN y el desarrollo de factores de riesgo cardiovascular en edades posteriores de la vida no bien comprendida hasta el momento. Dicha relación parece tener menos fuerza que la de otros factores, como el índice de masa corporal8,39, la altura40, los patrones de crecimiento posnatal12,23,41,42 o la alimentación43,44.
Varias han sido las teorías que intentan explicar esta relación. Por un lado Barker et al26 proponen que la relación es el resultado de mecanismos adaptativos a un ambiente intrauterino desfavorable11,45,46. Otros han propuesto la influencia de mecanismos genéticos11,47. Incluso el desarrollo de cada factor de riesgo determinado podría responder a cada una de las dos posibilidades48.
Los fenómenos de malnutrición intrauterina podrían alterar el crecimiento hepático, lo que conduciría a una alteración del metabolismo de las LDL o de sus receptores26. En este contexto se ha propuesto26 que la circunferencia abdominal podría reflejar una asociación más fuerte. Sin embargo, se ha visto que el PRN se correlaciona bien con la circunferencia abdominal y no se ha demostrado que otros indicadores de crecimiento intrauterino como la talla de recién nacido o el índice ponderal al nacer, sean mejores que el peso de recién nacido7. Un ambiente intrauterino desfavorable explicaría además las diferencias sexuales encontradas en la relación con el colesterol total.
La asociación entre el PRN y la presión arterial también puede explicarse con un ambiente intrauterino desfavorable. La elevación de la presión arterial sería un mecanismo compensatorio para aumentar el riego placentario en situaciones de malnutrición45, o bien es secundaria a alteraciones del sistema circulatorio producidas por los factores intrauterinos nocivos49. Además, se ha relacionado la presión arterial en los adolescentes con el tipo de dieta materna durante el embarazo50. Se han comunicado algunos mecanismos patogénicos que pueden explicar a la relación: por ejemplo, han sido comunicadas alteraciones en la secreción del cortisol en los niños con bajo PRN51 y un incremento de su actividad selectiva en determinados tejidos52; se ha demostrado que los niños con menor PRN tienen menor tasa de excreción de sodio que los de mayor PRN53. Por último, se ha propuesto que, en los niños con bajo PRN, el número de nefronas presentes al nacer es menor de lo normal, lo que les produce glomeruloesclerosis. Este hecho, unido al déficit paulatino que se produce al envejecer, explicaría la elevación de la presión arterial54.
En conclusión, en nuestro estudio hemos encontrado una relación inversa a los 18 años, entre el PRN y las concentraciones de colesterol total y c-LDL en niños y niñas y entre el PRN y la apo-B en los varones. Sólo encontramos influencia del PRN en la PAD en varones. Consideramos necesarios estudios epidemiológicos más detallados para completar el estudio de estas relaciones.