Los cambios en el estilo de vida y la alimentación han conllevado un aumento progresivo de la prevalencia del sobrepeso-obesidad. Esta enfermedad puede conllevar importantes repercusiones físicas y psicosociales que deterioran la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS). La adolescencia es una etapa de gran vulnerabilidad por el entorno y muy determinante en el desarrollo de la personalidad del individuo. El objetivo fue evaluar la influencia del estado ponderal en la CVRS de los adolescentes.
Población y métodosEstudio transversal de adolescentes de 12 a 16 años. Evaluación de la CVRS mediante los cuestionarios CHIP-Adolescent Edition.
ResultadosOchenta y nueve adolescentes, 60,7%, eran normoponderales y el 39,3% tenía sobrepeso-obesidad. Los participantes normoponderales tenían una edad media superior a los participantes con sobrepeso-obesidad, 14,2 frente a 13,6 años, respectivamente. No había otras diferencias entre las características sociodemográficas de ambos grupos. Los adolescentes con sobrepeso-obesidad reflejaron peor CVRS, concretamente refirieron menor resistencia, menor capacidad de actividad física, menor participación familiar y mayor influencia de sus iguales. Asimismo, las chicas reflejaron menor autoestima, satisfacción, resistencia y capacidad de actividad física que los chicos. Por otro lado, a medida que aumentaba la edad de los participantes, referían menor salud y seguridad en el hogar, mayor riesgo individual y mayor influencia de sus iguales.
ConclusiónEl sobrepeso-obesidad repercute negativamente en la CVRS de los adolescentes. Consideramos importante evaluar los aspectos psicosociales desde la perspectiva del paciente para poder ofrecerle una atención personalizada y multidisciplinar.
Changes in lifestyle and diet have led to a progressive increase in the prevalence of overweight and obesity. This disorder can lead to significant physical and psychosocial effects that affect the health related quality of life (HRQOL). Adolescence is a time of great vulnerability and very decisive in personality development. The objective of this study was to assess the influence of weight status on HRQoL in adolescents.
Population and methodsA cross-sectional study conducted on adolescents of 12-16 years old and an assessment of HRQOL using the CHIP-Adolescents Edition questionnaires.
ResultsOut of a total of 89 adolescents included, 60.7% had a normal weight and 39.3% were overweight-obese. The normal weight participants had a higher mean age than overweight-obesity participants, 14.2 vs. 13.6 years old, respectively. There were no other differences in sociodemographic characteristics between groups. Overweight-obese adolescents had a worse HRQoL, specifically as regards less resilience, lower capacity for physical activity, less family involvement, and greater peer influence. Moreover, the girls showed a lower self-esteem, satisfaction, resilience and physical activity than boys. Furthermore, less home safety and health, higher individual risk and greater peer influence was reported with increasing age of participants.
ConclusionOverweight-obesity negatively affects the HRQoL of adolescents. It is important to evaluate the psychosocial aspects from the perspective of the adolescents, in order to offer them a complete, personalized and multidisciplinary care.
El sobrepeso-obesidad es una enfermedad endémica en los países desarrollados. Son las alteraciones metabólicas más frecuentes del mundo occidental. La Organización Mundial de la Salud considera que es un grave problema de salud pública y lo ha denominado la pandemia del siglo xxi1. Según el último sondeo realizado en España, la Encuesta Nacional de Salud de España 2011-2012, la prevalencia de sobrepeso en la población de 2 a 17 años es del 18,26% y la de obesidad del 9,56%. Las cifras concretas de la Comunidad Foral de Navarra en este mismo rango de edad reflejan una prevalencia del sobrepeso y la obesidad en el 15,79 y el 7,81%, respectivamente2.
La etiología de la obesidad ha originado innumerables proyectos de investigación. A día de hoy, es más correcto hablar de «obesidades» que de obesidad, ya que hay evidencia de que puede ser de causa endógena o exógena, originarse de manera primaria o ser secundaria a otra patología; asimismo puede deberse a una alteración monogénica o poligénica3. Se han descrito numerosas complicaciones clínicas y metabólicas asociadas al exceso de masa grasa, tanto a corto como a largo plazo: resistencia a la insulina, hipercolesterolemia, diabetes mellitus tipo 2, síndrome metabólico, síndrome de ovario poliquístico, enfermedad cardiovascular4,5. Además, asocian complicaciones conductuales y psicosociales: trastornos de la alimentación, ansiedad, depresión, dependencia, pasividad, disminución del rendimiento escolar, aislamiento social, discriminación real o imaginaria y baja autoestima6-8.
La salud es un concepto más amplio que la ausencia de enfermedad. Para niños y adolescentes, dicho concepto tiene particularidades, tal y como afirma Stardield: «La medición de la salud en los niños debe tener en cuenta la habilidad de participar plenamente en funciones y actividades físicas, sociales y psicosociales apropiadas para cada edad»9. El concepto de calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) se instaura en el ámbito sanitario en la década de 1970, con la convicción de que el bienestar de los pacientes y la experiencia que tienen de su enfermedad y de los cuidados médicos que reciben son factores importantes que se deben considerar en el tratamiento y durante el control evolutivo10,11. La adolescencia es una etapa muy importante en el desarrollo del carácter y de la personalidad del individuo, y es una época de gran vulnerabilidad en la cual el ser humano es especialmente sensible a los factores favorables y desfavorables del entorno. Tal y como se ha expuesto anteriormente, el sobrepeso y la obesidad tienen una importante repercusión en la CVRS en general y en la autoestima, el bienestar físico y el bienestar emocional en particular.
Hay estudios sobre la repercusión del sobrepeso-obesidad en la CVRS de los adolescentes, pero ninguno hasta el momento ha sido realizado en población española. Hipótesis: el sobrepeso y la obesidad pueden conllevar repercusiones físicas y psicosociales que deterioran la CVRS de los adolescentes. El objetivo de este estudio es analizar las puntuaciones otorgadas por los adolescentes de 12 a 16 años en los distintos aspectos de la CVRS y valorar si existen diferencias asociadas a las características sociodemográficas o al estado ponderal.
Pacientes y métodosDiseño del estudioEstudio descriptivo, observacional y transversal.
Aspectos éticosEl estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación de nuestro hospital en marzo del 2010.
Muestra de estudio y participantesSe incluyó a adolescentes de ambos sexos (45 chicos y 44 chicas), con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, que acudieron normoponderales o con sobrepeso-obesidad a la consulta de Pediatría general y por sobrepeso u obesidad a Endocrinología Pediátrica de nuestro centro hospitalario entre el 1 de abril del 2010 y el 15 de diciembre del 2011, y que aceptaron voluntariamente participar en el estudio.
La información sobre el estudio y la recogida del consentimiento informado de los padres de los participantes y del asentimiento escrito de los adolescentes, por considerarles menores capaces, se realizó en la consulta. Asimismo, se recogieron los datos médicos y antropométricos, y se entregaron los cuestionarios que evalúan la CVRS, Child Health and Illness Profile-Adolescent Edition (CHIP-AE).
Criterios de inclusión: edad de 12 a 16 años, aceptar voluntariamente participar en el estudio y otorgar el consentimiento informado por escrito por parte del tutor legal y el asentimiento escrito del participante.
Criterios de exclusión: presentar enfermedad aguda o crónica, a excepción de sobrepeso-obesidad, que afecte la CVRS del paciente y no otorgar el consentimiento informado o revocarlo en cualquier momento del estudio.
Criterios de eliminación: incapacidad para cumplimentar los cuestionarios adecuadamente o contestar un número insuficiente de preguntas.
La estimación del tamaño muestral se hizo en relación con los 32 pacientes de 12-16 años con sobrepeso-obesidad que estaban en seguimiento en la consulta de Endocrinología Pediátrica. Planteando posibles pérdidas y nuevos diagnósticos, el tamaño muestral mínimo estimado fue de 35 casos y, al menos, un control por cada caso.
Se ha acotado la edad de los participantes a 12-16 años con la intención de no mezclar preadolescentes con adolescentes. Se ha incluido un grupo de control con la intención de que los grupos a comparar proviniesen de un ámbito social similar.
Los participantes (n = 89) se clasificaron según el índice de masa corporal (IMC) cuantificado en la consulta; se tomaron como referencia los estándares de Ferrández-Longás et al. (1980-2002)12. Se utilizó el IMC por su buena correlación con la cantidad de masa grasa cuantificada por tomografía computarizada o resonancia magnética, métodos de referencia en la evaluación de la grasa corporal. Los participantes con IMC < 85 según su edad y sexo se clasificaron como normoponderales, aquellos con IMC ≥ 85 y < 95 como sobrepeso y aquellos con IMC ≥ 95 como obesidad13.
Cuantificación de la calidad de vida relacionada con la saludSe empleó la versión para adolescentes de los cuestionarios autocumplimentados CHIP, desarrollados en el Departamento de Salud Pública de la Johns Hopkins Bloomberg School14. Es el primer instrumento de cuantificación de salud autopercibida basado en un concepto multidimensional de la salud y dirigido a adolescentes publicado en la literatura médica15. Su versión en castellano ha demostrado fiabilidad y validez16. El CHIP-AE está dirigido a adolescentes de 12 a 16 años; la encuesta se agrupa en 5 dimensiones, cada una engloba la información indicada entre paréntesis: satisfacción (autoestima, autopercepción, satisfacción consigo mismo y con la salud), bienestar (bienestar físico, bienestar emocional y limitación de la actividad diaria), resistencia (participación familiar, capacidad de resolución de problemas propios de su edad, resistencia a actividad física y salud y seguridad en el hogar/entorno), riesgos (implicación en actividades de riesgo, actitudes que amenazan la consecución de logros e influencia de sus iguales) y funciones (rendimiento académico y ejecución de responsabilidades propias de cada edad). Además, genera 14 subdimensiones que permiten matizar la información que contiene cada dimensión (véase la tabla 1)17.
Puntúa en sentido positivo hacia la salud: una puntuación mayor indica más satisfacción, más bienestar, menos riesgos, etc. Es imprescindible contestar al menos el 70% de las preguntas que integran cada dimensión o subdimención18.
Recogida de variablesSe consideraron variables independientes: 1) el sexo; 2) la edad; 3) los datos antropométricos, medidos en consulta con el paciente en ropa interior; peso medido en kilogramos con sensibilidad de 0,05 kg mediante básculas TANITA®; talla medida en centímetros y con una sensibilidad de 0,1cm, empleando estadiómetro de Harpender; el paciente estaba de pie, descalzo, con talones, nalgas, escápulas y occipucio apoyados sobre el estadiómetro; IMC: se define como el peso en kilogramos dividido entre la talla en metros al cuadrado; 4) antecedentes personales (enfermedades, alergias, tratamientos, cirugías); 5) seguimiento de control específico de alimentación: se solicitó un recuento de alimentación de 7 días y se cotejó si correspondía con las recomendaciones entregadas en la consulta según fuesen normoponderales o con sobrepeso-obesidad; se consideró que no cumplían las pautas si las transgredían 2 o más veces al día y 3 o más días a la semana, y 6) nivel socioeconómico medido con la escala The Family Affluence Scale II, que interroga la presencia/frecuencia de: coche familiar, dormitorio propio, vacaciones y ordenadores en la familia del participante; la escala se considera apropiada para evaluar el grado de gasto y consumo familiar; la suma de los valores obtenidos en cada apartado discrimina entre nivel socioeconómico bajo (puntuación 0-3), medio (4-6) o alto (7 o más)19.
Las variables dependientes fueron las dimensiones y subdimensiones en las que se agrupa la información de las preguntas del cuestionario (véase la tabla 1).
Puntuación de las dimensiones y subdimensiones del cuestionario CHIP-AE en función del estado ponderal
Normopeson=54 | Sobrepeso-Obesidadn=35 | Análisis no ajustado | Análisis ajustado** | ||
---|---|---|---|---|---|
Valor p* | Valor p | Modelo signifi-cativo para | |||
SATISFACCIÓN | 57,41(51,39 a 60,2) | 55,5(51,1 a 60,5) | 0,537 | 0,263 | Sexo (mujer)# |
Satisfacción con la salud | 54,55(7,62) | 54,01(7) | 0,738 | 0,257 | |
Autoestima | 58,02(52,81 a 59,76) | 56,28(49,34 a 59,76) | 0,503 | 0,42 | Sexo (mujer) |
BIENESTAR | 57,69(52,45 a 61,91) | 59,9(57,41 a 63,54) | 0,134 | 0,251 | |
Bienestar físico | 57,55(51,83 a 61,47) | 59,41(55,58 a 62,67) | 0,151 | 0,145 | |
Bienestar emocional | 57,9(50,87 a 63,76) | 57,9(55,56 a 64,35) | 0,306 | 0,51 | |
Limitación de la actividad | 54,71(51,24 a 58,17) | 58,17(54,71 a 58,17) | 0,386 | 0,357 | |
RESISTENCIA | 59,82(55,56 a 63,09) | 54,75(53,57 a 61,41) | 0,022 | 0,003 | Sexo (mujer) |
Participación familiar | 57,25(53,77 a 62,48) | 55,11(49,42 a 58,99) | 0,092 | 0,017 | |
Resolución de problemas | 52,11(47,19 a 54,56) | 49,65(44,74 a 57,02) | 0,591 | 0,607 | |
Actividad física | 53,53(8,54) | 50,73(8,58) | 0,135 | 0,04 | Sexo (mujer) |
Salud y seguridad en el hogar | 58,52(5,33) | 58,13(5,17) | 0,75 | 0,329 | Edad (mayor) |
RIESGOS | 61,11(56,62 a 64,07) | 61,92(59,28 a 64,86) | 0,467 | 0,704 | Edad (mayor) |
Riesgo individual | 61,48(57,54 a 63,3) | 62,09(58,75 a 63,45) | 0,384 | 0,774 | Edad (mayor) |
Amenaza de logros | 55,6(51,02 a 60,18) | 57,89(55,03 a 61,33) | 0,047 | 0,229 | |
Influencia de pares | 62,63(56,69 a 65,59) | 59,66(56,69 a 65,59) | 0,479 | 0,024 | Edad (mayor) |
FUNCIONES | 10,53(5,9 a 16,72) | 8,98(2,02 a 12,08) | 0,179 | 0,417 | |
Rendimiento académico | 61,48(10,51) | 58,48(11,25) | 0,204 | 0,106 | |
Rendimiento laboral | -16,0(-16,0 a -16,0) | -16,0(-16,0 a -16,0) | 0,529 | 0,923 |
Los cuestionarios se codificaron numéricamente de forma consecutiva, garantizando la confidencialidad de la información y el anonimato.
Se realizó un análisis descriptivo de las características sociodemográficas de los grupos a comparar, normopeso y sobrepeso-obesidad. Las variables categóricas se han comparado mediante la chi al cuadrado de Pearson. Las variables cuantitativas continuas de distribución normal se han comparado mediante la t de Student y las variables continuas de distribución no normal, mediante la significación asintótica de la U de Mann-Whitney.
Se realizó un análisis multivariante mediante regresión lineal múltiple de las puntuaciones de las dimensiones y subdimensiones en función del estado ponderal y ajustado por sexo, edad y nivel socioeconómico.
La representación gráfica se realizó con barras de error para las variables cuantitativas de distribución normal y diagramas de cajas para las variables cuantitativas de distribución no normal.
Se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS Statistic v20.0 (Chicago) para Windows.
ResultadosDe los 99 adolescentes invitados a participar en el estudio, 7 no aceptaron. De los 92 adolescentes que aceptaron participar, se eliminaron 3 por no contestar el número mínimo de preguntas exigido. La muestra final se compone de 89 adolescentes de 12 a 16 años, de ambos sexos. Se clasificaron como normopeso 54 participantes y 35 como sobrepeso-obesidad. Las características sociodemográficas de los participantes se muestran en la tabla 2.
Características socio-demográficas de la muestra
Normopeson = 54 (60,7%) | Sobrepeso-Obesidadn = 35 (39,3%) | Valor de p* | |
---|---|---|---|
Sexo | |||
Mujeres | 30(55,6%) | 14(40%) | 0,152 |
Varones | 24(44,4%) | 21(60%) | |
Edad | 14,2(1,32) | 13,6(1,18) | 0,022 |
Nivel socioeconómico | |||
Bajo- Medio | 35(64,8%) | 19(54,3%) | 0,321 |
Alto | 19(35,2%) | 16(45,7%) | |
SDS de IMC** | -0,36(-0,78 a 0,33) | 2,07(1,78 a 3,25) | < 0,001 |
Valor p de significación estadística del test Chi-cuadrado para las variables categóricas (indicadas con número y porcentaje), del test T de Student para las variables continuas de distribución normal (indicadas con media y desviación estándar) y de la significación asintótica de la U de Mann-Withney para las variables continuas de distribución no normal (indicadas con mediana y amplitud intercuartil).
Respecto al seguimiento de las pautas de alimentación, sí existían diferencias significativas entre los grupos. El 45,7% de los afectados de sobrepeso-obesidad las cumplían, mientras que solo el 1,9% de los normoponderales lo hacían (p < 0,001).
El análisis multivariable de las puntuaciones de las dimensiones y subdimensiones en función del estado ponderal, ajustado por sexo, edad y nivel socioeconómico, reveló que los adolescentes con sobrepeso-obesidad tenían menor resistencia (p = 0,003), menor participación familiar (p = 0,017), menor capacidad de actividad física (p=0,04) y mayor influencia de pares (p = 0,024) (fig. 1).
Asimismo, en el análisis multivariable las chicas obtuvieron una puntuación significativamente inferior a los chicos en la dimensión satisfacción (p = 0,001) y resistencia (p = 0,001) y en las subdimensiones autoestima (p < 0,001) y actividad física (p < 0,001) (fig. 2).
Además, la regresión lineal múltiple mostró que, según aumentaba la edad de los participantes, otorgaban menor puntuación en la dimensión riesgos (p < 0,001) y en las subdimensiones salud y seguridad en el hogar (p = 0,037), riesgo individual (p = 0,001) e influencia de pares (p < 0,001) (fig. 3).
DiscusiónVarios autores han evaluado las repercusiones psicosociales del sobrepeso y la obesidad en los adolescentes, pero son escasos los estudios sobre el impacto del exceso de peso en su CVRS. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los aspectos psicosociales forman parte, de hecho, de la CVRS.
Los trabajos de Mirza et al. y de Sjoberg et al. afirman que el exceso de peso en la adolescencia conlleva insatisfacción corporal, disminución de la autoestima y mayor incidencia de depresión, siendo más acusado en el sexo femenino20,21. Tanto el estudio de Al-Akour et al. realizado en Jordania, como el de de Beer et al. llevado a cabo en Holanda, muestran asociación entre presentar sobrepeso-obesidad y obtener una peor puntuación en todos los aspectos de la CVRS22,23. Keating et al. evaluaron específicamente la repercusión del exceso de peso en los aspectos físicos, observando que los pacientes con sobrepeso-obesidad obtenían una puntuación significativamente inferior a los normoponderales24. Según la revisión publicada por Griffiths et al., el aumento del IMC asocia una disminución de la autoestima y de la CVRS25,26. Los resultados que presentamos con consistentes con las afirmaciones citadas.
Sin embargo, el estado ponderal no es lo único que determina la CVRS. La diferencia de percepción en función del sexo tiene una gran implicación en la repercusión de la CVRS. Varios trabajos destacan que la influencia de la imagen corporal, la aceptación social y el deterioro anímico es mayor en el sexo femenino que en el masculino, hecho que les hace más vulnerables a presentar trastornos psicosociales20,24,27,28. En nuestro trabajo, también se observaron estas diferencias; las chicas refirieron menor satisfacción, menor autoestima, menor resistencia y menos capacidad física que los chicos.
El exceso de peso con frecuencia provoca burlas por parte de los compañeros. La mayor influencia del entorno, unida a la percepción de deshonras o ironías, aumenta la inseguridad personal, deteriora la autoestima y el bienestar emocional, y dificulta aún más las relaciones interpersonales29,30. Según se crece, se es más consciente del entorno, se perciben más las diferencias interpersonales y se realizan comparaciones, aumenta la autocrítica y surgen la autopercepción negativa y/o la insatisfacción personal, hechos que deterioran la CVRS. La disminución de la autoestima determina una mayor influencia por parte de sus iguales y una percepción de menor aceptación social. Dichos aspectos pueden conducir a un carácter más introvertido que, tal y como muestran nuestros resultados, puede disminuir la participación familiar. Esta menor interacción con la familia puede retrasar la detección de la ayuda que necesita el adolescente29,31,32.
Hasta la fecha actual, no hay publicados estudios similares realizados en población adolescentes española. Un estudio multicéntrico europeo sobre el impacto del sobrepeso en la CVRS de participantes de 8 a 18 años, cuenta con una muestra representativa de 714 españoles; dicho trabajo concluye que el sobrepeso y la obesidad deterioran la CVRS, especialmente el bienestar físico y la autopercepción33.
Las mediciones antropométricas se cuantificaron en la consulta por personal instruido, no autorreferidos. Los participantes no obtuvieron valores fronterizos de IMC entre normopeso y sobrepeso-obesidad, lo que garantiza que los grupos estaban correctamente diferenciados.
La principal limitación de este estudio es que, al tener un carácter transversal, solamente se puede establecer asociación, no causalidad. Asimismo, se empleó una muestra de conveniencia, porque eran los sujetos sobre los que posteriormente se podía plantear una intervención de mejora, pero es posible que la muestra no sea representativa de la población adolescente Navarra. Además, no se descarta la existencia de sesgo de selección, ya que es posible que los adolescentes con sobrepeso-obesidad que consultan en Endocrinología estén más sensibilizados con las repercusiones de su enfermedad. Uno de los principales sesgos que se deben tener en cuenta es el del observador: como los participantes saben que están siendo interrogados, responden de manera más favorable respecto a su estado de salud. Sin embargo, este posible factor de confusión no invalidaría los resultados del estudio, ya que, en caso de no existir este sesgo, las diferencias encontradas serían mayores.
ConclusiónEl sobrepeso-obesidad deteriora la CVRS de los adolescentes, pero se debe tener en cuenta que el sexo y la edad tienen un impacto importante en la disminución de la CVRS.
La mayor influencia de la imagen corporal y de la aceptación social de las mujeres les hace más vulnerables a presentar trastornos psicosociales. Estas percepciones negativas ya están presentes en la adolescencia, condicionando el desarrollo de su personalidad y su conducta.
Para poder ofrecer una atención personalizada y multidisciplinar, consideramos fundamental conocer la percepción y la repercusión subjetiva del estado de salud y evaluar los aspectos emocionales y psicosociales desde la perspectiva del paciente pediátrico.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Presentación previa a reuniones: parte de los resultados de este trabajo fueron presentados como comunicación oral en el 61.° Congreso de la Asociación Española de Pediatría (Granada, 31 de mayo-2 de junio del 2012), con el título «Repercusión del sobrepeso y la obesidad en la calidad de vida relacionada con la salud de los adolescentes».