La carta publicada por González Gómez et al. en Anales de Pediatría1 refleja por una parte el interés de los estudiantes de medicina en participar en actividades de voluntariado y cooperación y, por otra, la escasa participación en las mismas. Este hecho puede tener diversas razones, ya que no es lo mismo responder a una encuesta que comprometerse a dedicar el tiempo a una tarea, pero fundamentalmente refleja una falta de información y organización del voluntariado en muchas de las universidades españolas, y sobre todo una falta de integración de las actividades de voluntariado y cooperación dentro del currículum del grado de medicina que permita, no solo que realizar voluntariado no altere los estudios, sino que el voluntariado sea considerado y valorado como parte de las actividades académicas.
Aunque teóricamente los estudiantes de medicina tendrían muchas posibilidades de realizar voluntariado en cooperación internacional relacionado con sus estudios, en la práctica es complicado. Las grandes ONG sanitarias están profesionalizadas y no incluyen la participación de los estudiantes de medicina en sus proyectos, y solo algunas ONG pequeñas o intermedias lo permiten, aunque la mayoría no tiene un plan específico de actividades para estudiantes de medicina. Por otra parte, muchos profesionales sanitarios y profesores de las facultades de medicina participan en proyectos de cooperación internacional, y algunos de ellos ofrecen la participación de los estudiantes de medicina en sus proyectos, pero en general no existe un buen canal de información que facilite la participación de los estudiantes en estas actividades.
Nosotros en la Unidad de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid realizamos desde el año 2016 unas jornadas de información sobre voluntariado y cooperación en medicina en la que diversas ONG exponen a los estudiantes las posibilidades de realizar voluntariado internacional, y alumnos que han participado los años anteriores exponen su experiencia. Estas jornadas permiten facilitar el contacto directo entre las ONG y los estudiantes, aumentando su participación, y ha llevado a que varios grupos de estudiantes de medicina aprovecharan su periodo de voluntariado para realizar su trabajo fin de grado sobre las actividades sanitarias asistenciales y docentes2. En una encuesta realizada tras su participación en el voluntariado los estudiantes consideraron que fue muy útil tanto para su formación personal como profesional, que estimula la capacidad de actuación en situaciones con recursos limitados, y a concienciarse de la necesidad de un buen aprovechamiento de los medios materiales, proporciona una visión de la medicina más humanitaria y estimula la empatía con los pacientes que son aspectos fundamentales en las competencias de un buen médico2.
Por otra parte, y ese es en nuestra opinión el camino a seguir, algunas universidades han establecido convenios específicos con otras instituciones para que los estudiantes desarrollen oficialmente sus actividades de voluntariado. Concluimos que cada universidad debería incluir las actividades de voluntariado dentro del currículum del grado de medicina, estableciendo acuerdos con ONG y otras instituciones que faciliten la realización del voluntariado, y valorando las actividades de voluntariado con créditos específicos para los alumnos.