La afectación biliar en pacientes sanos con infección intestinal por cryptosporidium es extremadamente infrecuente. Existen pocos casos en la literatura que documenten hydrops biliar en este contexto1.
Presentamos el caso de un varón de 21meses, sin antecedentes de interés, que comienza con vómitos y deposiciones acuosas sin productos patológicos. Tras 4días de evolución, acude a nuestro centro por empeoramiento del estado general y aumento del número de vómitos y deposiciones.
A su llegada presentaba regular estado general, decaído y con mucosas pastosas. En la exploración por aparatos y sistemas no se encontraron alteraciones. Ante la mala tolerancia oral ingresa para sueroterapia intravenosa; realizándose hemograma, bioquímica y gasometría hallándose solamente una acidosis metabólica leve. A las 48horas del ingreso presenta dolor abdominal agudo con afectación del estado general por lo que se realiza ecografía abdominal hallándose una dilatación de la vesícula biliar de 6cm acompañado de dilatación fusiforme del hepatocolédoco de 8mm sin dilatación de vías biliares intrahepáticas. Por lo que se sospecha hydrops biliar con quiste de colédoco tipo I de Todani (fig. 1). Coprocultivo, antígeno de rotavirus y adenovirus en heces negativos. Debido a la escasa mejoría de los síntomas, se amplía el estudio: hemograma y coagulación, con valores normales, bioquímica sanguínea con hipoproteinemia. Bioquímica en orina, incluyendo iones, sin alteraciones. Test del sudor, marcadores serológicos de celiaquía y test de hidrógeno espirado con lactosa negativos. A los 10días del inicio del cuadro recibimos aislamiento de Cryptosporidium spp. en varias muestras, por lo que inicia tratamiento con paramomicina oral. En las 48horas siguientes se aprecia mejoría de la situación global y tolerancia digestiva, por lo que es dado de alta con paramomicina.
En revisiones posteriores, persistían deposiciones pastosas (3-4/día) hasta 6semanas después del inicio y con parásitos en heces negativos. Se completa estudio inmunológico encontrándose recuento de leucocitos y subpoblaciones linfocitarias normales, proteinograma con aumento de alfa-1 y alfa-2 globulinas y escasa disminución de gammaglobulinas. Cuantificación de inmunoglobulinas normales. Complementemia con aumento de C5. Los controles ecográficos posteriores revelan la normalización del tamaño de la vesícula biliar pero persistencia de la dilatación del hepatocolédoco, siendo derivado a cirugía.
Cryptosporidium es una importante causa de diarrea, especialmente en inmunodeprimidos y países en vías de desarrollo. Su incidencia en Europa se estima en torno a 1,9 casos por 100.000habitantes/año2.
La gravedad de la enfermedad varía de formas asintomáticas (hasta el 30%) a severas en función de la localización y el estado nutricional e inmunológico del huésped. En pacientes inmunocompetentes la clínica habitual es una diarrea secretora y suele asociar náuseas, vómitos y dolor abdominal. La resolución del cuadro oscila entre 10-14días, sin precisar en la mayoría de los casos ningún tratamiento. En pacientes inmunocomprometidos la enfermedad es más grave y prolongada, pudiendo provocar alteraciones nutricionales y del crecimiento3,4. Además se ha descrito de manera frecuente manifestaciones extraintestinales: colecistitis, colangitis, hepatitis, pancreatitis, infecciones respiratorias…5
No existe un tratamiento específico claramente efectivo para la criptosporidiosis. En pacientes inmunocomprometidos o con evolución prolongada, se recomienda iniciar tratamiento con nitazoxanide. En nuestro país, este fármaco solo puede usarse como medicación extranjera, por lo que rutinariamente se emplea paramomicina6,7.
La afectación biliar, como el hydrops, en pacientes sanos con infección por cryptosporidium es muy infrecuente. El término hydrops se refiere a una dilatación de la vesícula biliar que puede ocurrir en la fase aguda de diferentes enfermedades8,9. Las pruebas de imagen muestran aumento del tamaño de la vesícula con paredes normales con/sin dilatación de conductos biliares. La mayoría de los casos de hydrops se resuelven espontáneamente o con tratamiento de la causa desencadenante, aunque también pueden requerir tratamiento endoscópico o quirúrgico.
Respecto a los quistes de colédoco, éstos son dilataciones de la vía biliar de etiología desconocida, ya sean congénitos o adquiridos. La clasificación de los mismos propuesta por Todani se basa en la posición anatómica y su morfología. En nuestro paciente, asumimos el descubrimiento del quiste como un hallazgo incidental; aunque no podemos descartar que haya servido de factor predisponente en la aparición del hydrops secundario al cryptosporidium10, puesto que no hemos encontrado bibliografía que relacione ambos hechos.
La presencia de un hydrops biliar en esta infección es relativamente frecuente en inmunodeprimidos, pero muy rara en pacientes sanos. Ante un paciente con cuadro intestinal por cryptosporidium, la aparición de manifestaciones extraintestinales, la clínica más severa, o la prolongación del cuadro, debe hacernos sospechar la presencia de alguna inmunodeficiencia. En nuestro caso, tras el estudio inmunológico del paciente, ésta fue descartada.