Sr. Editor:
Existen múltiples dispositivos para medir glucemias capilares de manera cómoda y rápida pensados inicialmente para el control de pacientes diabéticos. Estos dispositivos se han adaptado para su uso en unidades de neonatología, ya que los resultados son inmediatos y la cantidad de sangre requerida es menor que la necesaria para una determinación con el método estándar de laboratorio (glucosa-oxidasa). Se comprobó que este método podía ver falseados sus resultados en situaciones de poliglobulia, por lo que actualmente la mayoría de estos dispositivos dan glucemias corregidas según el valor del hematocrito. En otras situaciones, no es posible "corregir" el resultado obtenido y las cifras pueden ser erróneas (hiperbilirrubinemia, hipertrigliceridemia, hiperuricemia, concentraciones elevadas de maltosa, galactosemia). A la vista de estos datos, se debe tener siempre en mente que existen situaciones especiales en las que, si no se comprueban los resultados, pueden conducir a un grave error.
En nuestra unidad neonatal ingresó un paciente varón, nacido a las 35 semanas de gestación de un primer embarazo controlado sin incidencias ni antecedentes maternos ni obstétricos de interés. Los primeros minutos de vida inició un cuadro de dificultad respiratoria cuya orientación diagnóstica fue la de pulmón húmedo que se resolvió en menos de 24 h sin complicaciones. Durante el segundo día de ingreso, el paciente inició alimentación con lactancia materna y se empezaron a detectar, en las glucemias capilares rutinarias (método glucosa-deshidrogenasa)1, hiperglucemias francas. Sin embargo, llamaba la atención que en la orina no se detectaba glucosuria ni cetonuria. Dada esta discordancia se realizó una comprobación de estas cifras de glucosa con análisis de laboratorio hallando glucemias dentro de los límites normales. Se iniciaron controles horarios de estos parámetros y en todas las determinaciones se encontraba la misma disparidad sin aparecer cambios en las características de la orina. Curiosamente, las cifras obtenidas por la prueba rápida iban en aumento mientras que las de laboratorio convencional se mantenían. Teniendo en cuenta que se trata de un recién nacido al que no se había administrado más que sacarosa (para prevenir el dolor en las manipulaciones) y lactancia materna, se sospechó que lo que estaba midiendo el test rápido no sólo era glucosa sino también alguno de los azúcares que había ingerido el paciente (lactosa, galactosa o fructosa). Entonces se realizó una prueba de detección de cuerpos reductores en orina que fue claramente positiva. Para saber de manera rápida cuál de los azúcares era el problema, se introdujo una tira reactiva en una solución con 100 mg/dl de lactosa, fructosa y lactosa por separado. En los dos primeros, la determinación del test rápido fue de 0 mg/dl, mientras que, con la solución de galactosa, el test rápido marcaba una cifra de 37 mg/dl. Ello sugiere claramente que las cifras dispares de nuestro paciente se debieron a que no sólo se estaba midiendo la glucemia, sino también la concentración de galactosa en sangre, por lo que se orientó el diagnóstico como galactosemia. Al retirar empíricamente la galactosa de la dieta, las cifras detectadas por la prueba rápida se fueron igualando de manera progresiva con las del laboratorio. Posteriormente se corroboró el diagnóstico al medir la actividad de la enzima galactosa-1P-uridiltransferasa (GALT < 2 %). Se recogieron muestras del paciente y de sus padres para realizar la detección de la mutación concreta2.
Con este caso clínico queremos alertar sobre estos métodos de control capilar de glucemias. Aunque tienen sus ventajas, es importante conocer sus inconvenientes. Al leer los prospectos de dichos dispositivos se observa que, cuando el método de detección empleado es el de la glucosa-deshidrogenasa, niveles altos de galactosa pueden dar lugar a aumentos ficticios de la glucemia. Se ha sugerido que el problema está causado porque ambos azúcares son equimolares y esto daría lugar a un valor sobrestimado de glucosa en la galactosemia3. El hecho de que la fructosa, a pesar de ser una hexosa, no reaccione en estos dispositivos puede explicarse porque los otros dos azúcares son aldehídos, mientras que la fructosa es una cetona1 (que, aunque similar, es menos reactiva). Si bien la galactosemia es una patología relativamente poco frecuente (1/65.000 neonatos vivos) es importante detectar los casos precozmente dada la gravedad clínica que presenta en su evolución. La vertiente positiva de esta mala discriminación de la prueba rápida sería la posibilidad de diagnosticar precozmente una galactosemia cuando haya discordancia entre glucemias elevadas en este dispositivo y normales (o bajas) en el laboratorio, teniendo siempre en cuenta que las cifras anormalmente elevadas de glucemia mediante una prueba rápida deben ser comprobadas en el laboratorio para evitar actuaciones terapéuticas que pongan en peligro la vida del paciente (p. ej., administración de insulina).