A pesar de que la enfermedad cerebrovascular (ECV) es una entidad poco frecuente en pediatría, presenta una importancia creciente dada su dificultad diagnóstica, y la necesidad de una detección y tratamiento precoces que permitan asegurar un mejor pronóstico. Por este motivo destacamos el interesante manuscrito de Hernández Chávez et al.1 recientemente publicado en Anales de Pediatría.
En este trabajo se exponen los posibles factores de riesgo de las ECV isquémicas según la edad, punto analizado también en nuestro artículo publicado en la revista de Neurología en mayo de 20142. En comparación con la bibliografía, encontramos diferencias fundamentalmente en 2 puntos: la mediana de edad de presentación y la frecuencia de los principales factores de riesgo. En la relación a la edad, su estudio describe una mediana menor (2,5 años [rango intercuartil: 0,44-8,8 años]) que la descrita en la literatura, que es de aproximadamente 4 años2. Respecto a los factores de riesgo, en su estudio solo un 7,9% de los pacientes carecían de un factor de riesgo identificable y un 67% presentaba más de uno, lo que contrasta con nuestro trabajo en el que destaca un alto porcentaje (65,3%) de pacientes previamente sanos. Además, identifican la enfermedad sistémica aguda y las cardiopatías como 2 de los principales factores de riesgo para ECV isquémica (56,1 y 35,1%, respectivamente), lo que difiere de los resultados descritos en varios trabajos revisados, que muestran la arteriopatía esteno-oclusiva como principal factor de riesgo y como el más asociado a recurrencias2,3. Esto podría explicarse por diferencias geográficas, sanitarias y económicas de las poblaciones de las que se extraen las muestras de los distintos trabajos publicados en la literatura. En el estudio de Hernández Chávez et al.1, se hace referencia a un posible infradiagnóstico de las arteriopatías como causa de las ECV en niños en distintos países de Sudamérica, dado que no se realiza estudio de vasos intracraneales ni cervicales de forma sistemática a todos los pacientes pediátricos con ECV. En cambio, la enfermedad sistémica aguda, englobando entidades que condicionan hipoperfusión del sistema nervioso central (sepsis, shock, hipoxia-anoxia, deshidratación), aparece como principal factor de riesgo en su muestra, probablemente por la mayor prevalencia y gravedad de estas enfermedades en su población4.
Queremos desctacar la importancia de la sospecha diagnóstica de esta entidad, dado que presenta una clínica heterogénea y poco específica. Del mismo modo que los autores, consideramos que el conocimiento de los principales factores de riesgo, así como de las formas de manifestación más comunes de esta entidad en la edad pediátrica, son herramientas clave que podrían ayudarnos a su prevención y detección precoz.