Tras leer con interés el artículo «Epidemiología, manejo y riesgo de transmisión de SARS-CoV-2 en una cohorte de hijos de madres afectas de COVID-19» publicado en ANALES DE PEDIATRÍA por Solís-García et al.1, nos gustaría hacer una reflexión de los retos que la actual pandemia impone para conciliar la calidad y la seguridad con la humanización en las unidades neonatales. El cumplimiento de las recomendaciones actuales (política de puertas abiertas y cuidados centrados en el neurodesarrollo del neonato y su familia)2,3 ha quedado relegado ante la reorganización de la actividad hospitalaria, con restricciones en el acceso de los padres a las unidades neonatales, prolongándose durante varios meses en el caso de los recién nacidos prematuros.
Nuestra unidad neonatal (nivel de atención 3A) atendió a un prematuro (EG 30+2s) cursando ambos padres infección activa por COVID-19 oligosintomática. Ante la previsión del ingreso prolongado, junto con el Servicio de Preventiva, coordinamos un circuito seguro permitiendo la agrupación familiar, el canguraje y la lactancia materna. El ingreso en aislamiento duró 31días por madre PCR persistente.
Con la intención de conocer el manejo de esta situación en las unidades neonatales de nuestro entorno, elaboramos una encuesta con 7preguntas. Fue distribuida a 29 hospitales-maternidades de la comunidad autónoma de Madrid, obteniendo respuesta de 21 (72%). De ellos, el 42,8% (9) presentaban acreditación IHAN4 en alguna fase.
Ante el nacimiento de un hijo de madre con infección COVID-19 activa, que no precisó ingreso en la unidad neonatal, todos los encuestados permitieron contacto precoz en paritorio, el 95,2% (20) lactancia al pecho, el 90,5% (19) cohabitación en maternidad y el 76,2% (16) pinzamiento tardío del cordón.
Sin embargo, los datos empeoraron cuando el recién nacido precisó ingreso en la unidad neonatal. Solo 6 hospitales (28,5%) permitieron visitas de alguno de los padres durante la infección (fig. 1). Los métodos más utilizados para favorecer el vínculo se exponen en la figura 2.
Podemos concluir que, tras un año de pandemia, las medidas restrictivas en las unidades neonatales siguen vigentes. Muchas unidades han comenzado a utilizar recursos que mejoran la comunicación con las familias y en la mayoría han supuesto la única vía de contacto con los padres hasta finalizar la infección.