En diciembre del 2013 falleció en París la doctora Claudine Amiel-Tison, la gran dama de la neurología del desarrollo en Europa. La contribución de la Dra. Amiel-Tison al conocimiento de las capacidades neurológicas de los bebés ha sido excepcional. Prueba de ello son los libros escritos, los innumerables capítulos en obras de neonatología o neuropediatría y los más de 100 artículos con los que ha contribuido a nuestro conocimiento. Aunque impresionante, la fría enumeración de su contribución no refleja fielmente el profundo impacto que la Dra. Amiel-Tison ha producido desde finales de los años 70 como impulsora de la neurología del desarrollo.
La Dra. Amiel-Tison, después de completar su formación pediátrica inicial, realizó una estancia en la Columbia University (Nueva York), tras la que se incorporó a las maternidades Baudelocque y Port-Royal en París. Su interés científico se centró paulatinamente en el neurodesarrollo, incorporándose a la escuela neurológica francesa iniciada por André-Thomas y seguida por sus colaboradores Sant-Anne Dargassies y Ajuriaguerra.
En los años 50, el Dr. André-Thomas gestó la primera aproximación sistemática al examen neurológico del recién nacido, que fue ampliado y organizado de forma más precisa por su colaboradora Saint-Anne Dargassies. A esta escuela se une la Dra. Amiel-Tison, quien terminará de perfilar el método de valoración con descripciones más estandarizadas y cuantitativas, lo que desde un punto de vista práctico facilitó su aplicación. Además, su conocimiento de las etapas de la maduración neurológica del recién nacido prematuro la llevará a desarrollar una escala específica para estimar la madurez del neonato al nacimiento (edad gestacional) utilizando ítems neuromusculares. Contribución que fue rápidamente incorporada a las escalas combinadas como la de Dubowitz y la de Ballard (fig. 1).
La Dra. Amiel-Tison desarrolló un marco conceptual original, coherente y pleno de sentido evolutivo del desarrollo neurológico del recién nacido y del lactante. Este conocimiento de la capacidad funcional neurológica del lactante constituyó la base que le permitió diseñar los 3 instrumentos de evaluación que nos ha legado: la evaluación de la maduración en el prematuro, la evaluación neurológica del neonato a término y la del niño entre 0 y 6 años. Durante los últimos años, dirigió todo su esfuerzo a caracterizar las señales que permiten identificar a los neonatos con riesgo de tener secuelas neurológicas y a establecer el seguimiento de estos recién nacidos.
Sus libros, particularmente Neurological assessment during the first year of life (Oxford University Press, 1986) y Pathologie neurologique périnatale (Elsevier-Masson, 2011), el primero cofirmado con Albert Grenier y el segundo con Julie Gosselin, permanecerán en la memoria de pediatras, neonatólogos, neuropediatras y rehabilitadores, y forman parte de la historia de la Pediatría. La Dra. Claudine Amiel-Tison fue maestra y amiga de muchos, entre ellos de algunos neonatólogos catalanes que se formaron con ella en el Hospital Port Royal de París y que destacan su autenticidad, ejemplo de esfuerzo, determinación y generosidad. La Dra. Amiel-Tison tuvo una gran cultura y un espíritu viajero, además de ser una enamorada del arte románico catalán.
Más allá de su legado científico, la Dra. Amiel-Tison nos ofrece un ejemplo de inagotable inquietud por conocer las capacidades funcionales de los bebés y reconocer los signos que ayudan a identificar aquellos en riesgo de tener discapacidad. Más aún, su vida es un ejemplo de lucha por mejorar la salud, el desarrollo y la calidad de vida de los niños con riesgo neurológico. Hoy todos los pediatras estamos de luto por la pérdida de esta gran dama de la neurología del desarrollo. Con todo nuestro afecto y rendida admiración, descanse en paz la Dra. Claudine Amiel-Tison.