Niña de 32 meses de edad que acude al servicio de urgencias por tos seca y afonía de 15 días de evolución, que no había mejorado con corticoides orales. En los últimos 3 días refieren deglución dolorosa, rechazo progresivo del alimento y exceso de salivación. Los padres negaron fiebre, dificultad respiratoria y vómitos. Sin antecedentes de interés.
A la exploración se observa decaimiento, tos intermitente y disfonía. La auscultación cardiopulmonar fue normal salvo por ruidos transmitidos de vías altas. Se objetivó una asimetría marcada de la lengua, con engrosamiento de la hemilengua izquierda (fig. 1). El resto del examen físico fue normal.
El hemograma, perfil básico y nivel de proteína C-reactiva fueron normales, así como las radiografías lateral de cuello y de tórax. La RM craneal mostró un tumor sólido (fig. 2), con extensión intra- y extracraneal. La biopsia con aguja fina guiada por TC mostró células redondas azules de pequeño tamaño. El estudio inmunohistoquímico fue positivo para CD99, y negativo para CD45, MyoD1 y antígeno de membrana epitelial, indicando sarcoma de Ewing. A las 48h del ingreso, la paciente mostró un deterioro neurológico progresivo con depresión respiratoria. La TC mostró edema cerebral difuso e hidrocefalia supratentorial, sin poderse descartar hemorragia intratumoral. Se colocó una válvula de derivación de LCR, pero la paciente permaneció con una puntuación de 3 en la escala de coma de Glasgow, confirmándose la muerte encefálica. Los padres declinaron la autopsia.
Este caso enfatiza la importancia del examen físico en pediatría. Aunque los tumores pediátricos son infrecuentes, han de incluirse en el diagnóstico diferencial de síntomas persistentes de etiología desconocida, tales como la tos y la ronquera de nuestra paciente.